Uno de los valores que más consideramos las
personas, sobre todo los emprendedores, es la autonomía para actuar, la
sensación de libertad y de singularidad que cantaba Sinatra en su canción “My
way”.
De forma que cuando se nos viene una idea de
negocio a la cabeza quisiéramos ponerla en marcha lo más rápido posible sin
tener que hacer ningún análisis ni hacer ningún tipo de papeleo.
Está claro que esa inmediatez comentada no es
posible, aunque sí podemos conseguir una sensación de fluir conforme vamos
teniendo la experiencia en pasar de la idea a la acción.
Cuando vamos por la montaña agradecemos un
sendero fácil de seguir que nos deje ensimismarnos en el paisaje que vamos
contemplando sin tener que preocuparnos si vamos por la dirección adecuada.
Salvo, cuando estamos explorando una nueva
vía, y vamos con los planos y el GPS activos teniendo la satisfacción
exploratoria, preferimos caminar sin tener que consultar continuamente.
Con la experiencia como senderistas vamos
siguiendo de forma automatiza las señales indicadas y los indicios del trazo
cuando se pierde al pasar por una zona donde no queda claro.
Algo similar ocurre en los emprendedores. El
primer proyecto se hace muy farragoso entender la necesidad de tener que seguir
una metodología para pasar de la idea a un Plan de Negocio.
Pero, conforme se va teniendo experiencia
empresarial se va valorando la necesidad de tener este mapa de ruta necesario
para poder seguir exitosamente el camino que se quiere trazar.
En la actualidad existen nuevas metodologías
como el Lienzo de Modelo de Negocio y el Comienzo Ágil que hacen que se haga
más agradable la creación de un Plan de Negocio que nos sea útil.
Los planes de negocio tienen la finalidad de
describir un proyecto e informar sobre él y su forma de aplicación. Puede haber
diferencias en el índice que utilice cada institución, pero nos encontraremos
cuatro grandes bloques que podremos adaptar al índice.
Primeramente trataremos del equipo humano,
luego del funcionamiento del modelo de negocio, le seguirá el análisis
financiero y acabaremos con el análisis del entorno y el plan de acción.
En el bloque del Equipo distinguimos dos
secciones, la de los promotores del proyecto (historia, currículos, forma
jurídica y misión) y la del equipo
humano (estructura, funciones, incorporaciones, dirección y capacitación).
En el bloque del Modelo de Negocio
distinguimos cuatro secciones. Comenzamos por el lienzo del modelo de negocio
explicando cómo funciona y describiendo detalladamente el producto.
En el funcionamiento del modelo describiremos
los segmentos de clientes, la propuesta de valor, los canales, la relación con
clientes, la fuente de ingresos, los recursos, las actividades, los socios
claves y la estructura de costes.
Seguimos con tres secciones distintas
explicativas del mercado, el marketing y los recursos y procesos necesarios. En
esta última distinguimos la producción, el I+D y la administración.
El bloque del Análisis Financiero distingue
la descripción de los activos, el estudio de viabilidad (balance, cuenta de
resultado, ratios, análisis del punto de equilibrio y casos hipotéticos de
ventas y pronósticos) y la tesorería.
En el bloque del Análisis del Entorno podemos
separarlo en dos, análisis externo y análisis de riesgos. En el primero, se
tratan la macroeconomía, las tendencias, la situación del mercado, el análisis
de la competencia y nuestras ventajas competitivas.
En el análisis de riesgos se describe el DAFO
del proyecto atendiendo a los factores limitantes y obstáculos, los factores
clave de éxito y los riesgos específicos y contramedidas que tomaremos.
Finalizamos el Plan de Negocio con un bloque
dedicado al Plan de Acción en el que detallamos los proyectos más
significativos, con sus objetivos, cronograma y metodología de seguimiento.
Como ya hemos comentado, tampoco existen
modelos de Planes de Negocio fijos. Existen variaciones según el uso que se le
quiera dar y se van añadiendo nuevos apartados con nuevas metodologías de
trabajo.