miércoles, 25 de septiembre de 2013

Emprender para muchachos

Con motivo de la feria de FEMOGA de Sariñena, nos animaron a organizar un concurso Elevator Pitch en el que los participantes tienen que exponer su proyecto durante unos pocos minutos y defenderlo ante un presunto jurado de inversores.
Ya teníamos experiencia en el funcionamiento del formato con adultos, pero no con niños. El resultado ha sido un éxito gracias a la colaboración de los profesores y de los padres.
Hicimos un taller preparatorio para que se pusieran en el contexto de exponer el proyecto en público y contestar a las preguntas del jurado. Al principio, vinieron muy nerviosos, pero se fueron relajando poco a poco.
El día de la exposición ante el público y el jurado fue difícil para ellos, pero no distinto de cuando tienen que competir en deporte o hacer un examen. Todos lo hicieron muy bien. Los adultos queríamos arroparlos, pero confiábamos en sus capacidades.
Preparando las exposiciones con ellos, me acorde de la época de los Boys Scout en la que nos preparaban para poder desenvolvernos en el aire libre y desarrollar competencias para trabajar en grupo y acometer proyectos.
Su fundador, Badem Powell, escribió un libro en el año 1908 que tuvo mucho éxito porque animaba a la aventura, al aire libre y al juego. Su título es “Escultismo para muchachos”.
Con el paso de los años el escultismo ha ido perdiendo influencia debido a los cambios sociales y a los hábitos de tiempo libre de los niños y jóvenes, pero su metodología tiene todavía vigencia.
En el comienzo del siglo XX, la pedagogía del escultismo transformó durante casi todo el siglo las actividades del tiempo libre con niños y jóvenes con la generalización de sus juegos y formato de campamento.
En el comienzo del siglo XXI los niños y jóvenes se enfrentan con otros retos. La actividad en la naturaleza ya se ha convertido en algo cotidiano que se hace en el tiempo libre y vacaciones.
Tal vez, habría que escribir un manual titulado “Emprender para muchachos” que animara a los niños y jóvenes a desarrollar competencias emprendedoras que van a necesitar en su vida.
Creo que la más importante competencia es la de aprender a asumir riesgos. En el escultismo hay un sistema progresivo de adquisición de habilidades que te va empoderando para disfrutar de la vida en la naturaleza.
En el ámbito del emprendimiento, igualmente es necesario tener que aprender progresivamente habilidades para afrontar todo el proceso de asumir riesgos cuando se afronta un proyecto.
El saber asumir riesgos es inherente a emprender. Es necesario ir disponiendo de una caja de herramientas que nos permita disfrutar del proceso, al igual que hace el escultismo con la vida en la naturaleza.
El segundo grupo de competencias clave son las habilidades sociales para saber relacionarnos con otras personas tanto presencialmente como a través de las herramientas telemáticas.
Consideraríamos las técnicas para hacer reuniones, para negociar, para exponer, para resolver conflictos, entre otras. El objetivo es practicarlas y aprender de la experiencia progresivamente.
El tercer grupo de estas competencias emprendedoras es el adquirir una cultura empresarial. Al igual que en el escultismo se enseña a conocer cómo funciona la naturaleza, se trataría de conocer cómo funciona el mundo empresarial.
Empezando por tomar conciencia como clientes, siguiendo por ir reconociendo los modelos de negocio y acabando por saber la forma de establecer una empresa. En cada edad, se asumirían progresivamente estas competencias.
En la preparación de un concurso Elevator Pitch se trabajan muchas de estas competencias. Empezando por las más difícil, que es la de asumir el riesgo para presentarse en público.
En el taller preparatorio y en el trabajo en el colegio se aprenden habilidades sociales que les ayuda tanto a exponer como a defenderse de las preguntas que les hace un jurado externo.

Por último, en el desarrollo del concurso conocen otros proyectos de los participantes ampliando su conocimiento de los modelos de negocio y de las empresas que se exponen.

martes, 24 de septiembre de 2013

La tartana del abuelo

Barbastro es una ciudad con una gran tradición comercial, siendo el referente natural para las comarcas de la Ribagorza y el Sobrarbe. Basta pasear un sábado por la mañana por su Plaza del Mercado para darse cuenta de ello.
Además de encontrarnos muchos visitantes, veremos a muchas personas que bajan a comprar pasando casi toda la mañana en la ciudad. En este caso, Barbastro se ha convertido, también, en una ciudad turística.
Con la mejora de las comunicaciones esta influencia comercial de Barbastro se ha ido incrementando a lo largo del siglo XX, mientras ha ido disminuyendo la de otras poblaciones.
El caso más llamativo es el de Naval. Esta población ha tenido una gran importancia comercial a lo largo de la historia tanto por sus salinas, la cerámica, como por sus arrieros que se dedicaban al transporte de mercancías.
La mejora de las carreteras (no hemos de olvidar que esta palabra viene de carro) hizo que lo carros, primero, y los automóviles, después, sustituyeran a aquellas caravanas de burros acarreando mercancías.
Esta influencia comercial de Naval acabó aminorándose con la variante de Susía, que desviaba la carretera hacia Ainsa por el río Cinca en vez del paso por el tradicional Puerto del Pino.
Ainsa ha mantenido su influencia comercial en la comarca pero incrementada por su atractivo turístico. Donde hace unas décadas había tiendas de suministros, ahora nos encontramos establecimientos para turistas.
Tierrantona, la capital de La Fueva, era un centro de influencia comercial en su entorno, además de ciudad de paso en el trasiego entre la Ribagorza y el Sobrarbe. Con la despoblación y la mejora de las comunicaciones, este rol ha quedado muy disminuido.
Mi abuelo conocía muy bien aquellas primeras carreteras y caminos. Desde la década de los 20 se dedicaba a comerciar mercancías entre los pueblos de toda la comarca de Sobrarbe.
Entre los años 1931 y el comienzo de la guerra civil en 1936 suministraba alimentos al Sanatorio de Pineta. Su principal proveedor era Casa Cambra de Tierrantona, donde encontraba las cantidades que le pedían.
Casa Cambra era uno de los centros de compra y venta más importantes de La Fueva. Para llegar desde Labuerda cogía la tartana (el clásico carro con toldo que vemos en las películas de vaqueros) hasta el molino de Arro.
En aquellos años la carretera acababa en Arro. Para ir a Tierrantona y hacia la Ribagorza, únicamente había caminos. En el molino dejaba el carro y cogía el caballo para llegar a Casa Cambra. Este trayecto lo solía hacer en el mismo día.
Hasta el Sanatorio de Pineta ya había una carretera que habían construido las empresas hidroeléctricas. La noche la pasaba en Casa Agustín de Bielsa para regresar a Labuerda al día siguiente. Este viaje lo realizaba cada semana.
Paradójicamente para hacer este trayecto no le servía el Ford T (matrícula HU 164) que se había comprado en 1929. El camino de La Fueva únicamente se podía hacer con caballerías.
Tal vez por esta razón se vendió el Ford T y compró la tartana que se utilizaba para el correo a Bielsa, que sí se podía hace con automóvil por la carretera que había construido las empresas hidroeléctricas.
Esta tradición comercial la siguieron sus hijos mayores, tanto en Sobrarbe como en Ribagorza, pero ya con automóviles, aunque aprendieron de su padre ese trato sosegado del comercio con la tartana.
Una cultura del trato que unía humanamente a comprador y vendedor en una sinergia de mutua necesidad, creando fidelidades de por vida que, incluso, se traspasaba a la siguiente generación.
Los nietos de mi abuelo ya tienen que utilizar el comercio electrónico (Internet y Redes Sociales) como un canal cada vez más importante de relación con los clientes. Como ya hemos comentado, la economía de la montaña está dependiendo del turismo.
Y el turismo es uno de los servicios que más rápidamente se han adaptado al ecosistema del comercio electrónico. Este nuevo modelo de negocio tiene una doble cara. Puedes captar nuevos clientes y te pueden quitar clientes que ya tenías.

Para ello es necesario ir adaptando la propuesta de valor a los nuevos segmentos de clientes que van surgiendo, utilizando los canales convenientes y el tipo de relación adecuado.

martes, 10 de septiembre de 2013

Introvertido o Extrovertido

En el ámbito empresarial se suele decir que los recursos humanos son lo más importante pero, sin embargo, es lo más complicado de gestionar y desarrollar a pesar de los avances en las metodologías de gestión de empresas.
Sin entrar en profundidad, hemos de considerar que parte de esta dificultad radica en la propia comprensión que tenemos cada uno de nosotros mismos y en la gran flexibilidad del ser humano.
Respecto a la primera consideración, nuestra propia comprensión, debemos considerar que solemos ver la realidad según nuestro propio paradigma. Aquello de “dime de que presumes y te diré de que careces” es un indicador del grado de subjetividad.
Por esta razón es muy eficaz la labor de entrenamiento de las habilidades sociales con la supervisión de una persona externa que nos permita una valoración más objetiva del desempeño.
Respecto a la segunda, la gran flexibilidad que tenemos los seres humanos hace que podamos seguir relacionarnos socialmente a pesar de las ineficacias en la forma de hacerlo, aunque no nos libremos de las consecuencias.
Debido a esta realidad se han escrito miles de libros de auto ayuda personal y organizativa que intentan hacernos comprender y darnos recetas para poder resolver las problemáticas con que nos encontramos.
Muchos de estos libros no dejan de repetir conceptos que ya conocemos sin sernos de utilidad posteriormente porque no somos capaces de implementarlos con éxito en nuestra realidad.
El libro de Susan Cain, “El poder de los introvertidos en un mundo incapaz de callarse”, no tiene la pretensión de darnos recetas sino de hacernos reflexionar sobre la convivencia de personas con distintas personalidades.
Específicamente trata sobre el tema de la personalidad introvertida y extrovertida, considerando aspectos relativos a los prejuicios que tenemos, los fundamentos biológicos y las diferencias culturales.
La primera parte del libro la dedica a la mayor valoración que se ha dado tradicionalmente en el ámbito empresarial a la personalidad extrovertida respecto a la introvertida.
Se enfoca en los elementos culturales y en los paradigmas empresariales que ensalzan este tipo de personalidad, comentando algunos de los errores que conllevan estas creencias.
La segunda parte del libro la dedica a los elementos biológicos que influyen en cada tipo de personalidad. En distintos capítulos va describiendo ejemplos de personajes con personalidad introvertida que han desempeñado un relevante papel social.
Un capitulo está dedicado al aspecto biológico del proceso de la dopamina que ha podido influenciar en el desencadenante de la crisis financiera debido a su influencia en la toma de decisiones.
Esta negativa consecuencia del diseño de unos procesos de decisión basados en la personalidad extrovertida, está haciendo pensar en la necesidad de considerar otros paradigmas.
La tercera parte del libro la dedica a la diferenciación cultural en la valoración de la personalidad extrovertida e introvertida. Describe la distinta evaluación de las sociedades asiáticas y anglosajonas.
En la última parte del libro se describen distintas formas de facilitar la relación entre las personas introvertidas y extrovertidas tanto en el ámbito personal, organizacional como social.
Estos consejos están referidos principalmente para las personas con un rasgo introvertido, a quienes les cuesta más relacionarse en una cultural empresarial diseñada para extrovertidos.
Aunque en el libro se ejemplifiquen ejemplos que son propios de una cultura anglosajona, a veces difíciles de plasmar en nuestro entorno, es muy interesante el paradigma que la autora nos propone en el modo de relacionarse.
No es un libro para encontrar recetas de coaching, sino una lectura que nos puede dar pistas para comprender cómo están cambiando las formas de relacionarnos tanto en el ámbito privado como público.

La inquietante imagen del león reposado de la portada del libro es una metáfora de la dificultad que conlleva el relacionarnos eficazmente en un mundo cada vez más interconectado.