sábado, 29 de junio de 2013

A mi manera

Uno de los valores que más consideramos las personas, sobre todo los emprendedores, es la autonomía para actuar, la sensación de libertad y de singularidad que cantaba Sinatra en su canción “My way”.
De forma que cuando se nos viene una idea de negocio a la cabeza quisiéramos ponerla en marcha lo más rápido posible sin tener que hacer ningún análisis ni hacer ningún tipo de papeleo.
Está claro que esa inmediatez comentada no es posible, aunque sí podemos conseguir una sensación de fluir conforme vamos teniendo la experiencia en pasar de la idea a la acción.
Cuando vamos por la montaña agradecemos un sendero fácil de seguir que nos deje ensimismarnos en el paisaje que vamos contemplando sin tener que preocuparnos si vamos por la dirección adecuada.
Salvo, cuando estamos explorando una nueva vía, y vamos con los planos y el GPS activos teniendo la satisfacción exploratoria, preferimos caminar sin tener que consultar continuamente.
Con la experiencia como senderistas vamos siguiendo de forma automatiza las señales indicadas y los indicios del trazo cuando se pierde al pasar por una zona donde no queda claro.
Algo similar ocurre en los emprendedores. El primer proyecto se hace muy farragoso entender la necesidad de tener que seguir una metodología para pasar de la idea a un Plan de Negocio.
Pero, conforme se va teniendo experiencia empresarial se va valorando la necesidad de tener este mapa de ruta necesario para poder seguir exitosamente el camino que se quiere trazar.
En la actualidad existen nuevas metodologías como el Lienzo de Modelo de Negocio y el Comienzo Ágil que hacen que se haga más agradable la creación de un Plan de Negocio que nos sea útil.
Los planes de negocio tienen la finalidad de describir un proyecto e informar sobre él y su forma de aplicación. Puede haber diferencias en el índice que utilice cada institución, pero nos encontraremos cuatro grandes bloques que podremos adaptar al índice.
Primeramente trataremos del equipo humano, luego del funcionamiento del modelo de negocio, le seguirá el análisis financiero y acabaremos con el análisis del entorno y el plan de acción.
En el bloque del Equipo distinguimos dos secciones, la de los promotores del proyecto (historia, currículos, forma jurídica y misión)  y la del equipo humano (estructura, funciones, incorporaciones, dirección y capacitación).
En el bloque del Modelo de Negocio distinguimos cuatro secciones. Comenzamos por el lienzo del modelo de negocio explicando cómo funciona y describiendo detalladamente el producto.
En el funcionamiento del modelo describiremos los segmentos de clientes, la propuesta de valor, los canales, la relación con clientes, la fuente de ingresos, los recursos, las actividades, los socios claves y la estructura de costes.
Seguimos con tres secciones distintas explicativas del mercado, el marketing y los recursos y procesos necesarios. En esta última distinguimos la producción, el I+D y la administración.
El bloque del Análisis Financiero distingue la descripción de los activos, el estudio de viabilidad (balance, cuenta de resultado, ratios, análisis del punto de equilibrio y casos hipotéticos de ventas y pronósticos) y la tesorería.
En el bloque del Análisis del Entorno podemos separarlo en dos, análisis externo y análisis de riesgos. En el primero, se tratan la macroeconomía, las tendencias, la situación del mercado, el análisis de la competencia y nuestras ventajas competitivas.
En el análisis de riesgos se describe el DAFO del proyecto atendiendo a los factores limitantes y obstáculos, los factores clave de éxito y los riesgos específicos y contramedidas que tomaremos.
Finalizamos el Plan de Negocio con un bloque dedicado al Plan de Acción en el que detallamos los proyectos más significativos, con sus objetivos, cronograma y metodología de seguimiento.

Como ya hemos comentado, tampoco existen modelos de Planes de Negocio fijos. Existen variaciones según el uso que se le quiera dar y se van añadiendo nuevos apartados con nuevas metodologías de trabajo.

miércoles, 12 de junio de 2013

Viaje a Itaca

A principio de año se abrió la convocatoria para el concurso Idea y publiqué un artículo comentando que presentarnos nos puede servir para desarrollar nuestro proyecto empresarial.
Así, nos es útil como una acción comercial, para mejorar el dossier del Plan de Negocio, disponer de un resumen ejecutivo, preparar una presentación pública o disponer de un videoclip multimedia, según sea la fase del concurso que alcancemos.
A finales de Junio se fallarán los premios. Con muchos de los candidatos presentados se ha trabajado durante estos meses aspectos estratégicos, tácticos y habilidades para mejorar tanto el contenido como la presentación.
En este proceso de preparación de los proyectos, se van creando expectativas, se va mejorando el concepto que se tiene y, como consecuencia, la autoestima  se incrementa también.
He puesto como ejemplo un concurso, pero podríamos poner otro ejemplo, como la presentación de un producto a un cliente importante o la gestión de un proyecto estratégico dentro de la propia empresa.
Pero cuando se crea ilusión, se puede retornar en desilusión cuando las expectativas no se cumplen. Es un proceso psicológico que tenemos que aprender necesariamente a afrontar tanto en nuestra vida personal como profesional.
Cavafis le llamó Itaca: “Ten siempre a Itaca en tu mente. Llegar allí es tu destino. Mas no apresures nunca el viaje… Mejor que dure muchos años y atracar, viejo ya, en la isla, enriquecido de cuanto ganaste en el camino sin aguardar a que Itaca te enriquezca”.
“Itaca te brindó tan hermoso viaje.  Sin ella no habrías emprendido el camino. Pero no tiene ya nada que darte. Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado. Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, entenderás ya qué significan las Itacas.”
Itaca puede ser la ideación y visualización que hacemos de nuestros proyectos y que nos hace coger las maletas para ponernos de viaje. Sin esa ideación creativa, no nos pondríamos en marcha ni desarrollaríamos la energía inicial necesaria.
Así, generamos expectativas de lo que queremos. Conforme las alcanzamos, vamos teniendo una autopercepción de la acción realizada. Dependiendo del balance, nuestra autoestima sube o baja.
Si las expectativas están muy alejadas de nuestras posibilidades este balance suele ser negativo. También, puede ser que tengamos una autopercepción muy exigente, de manera que tendamos a realizar este balance negativo.
De forma contraria, si las expectativas se encuentran próximas a nuestras posibilidades y nuestra percepción es muy tolerante, seguramente el balance de la autoestima será siempre positivo.
En términos emocionales, las personas del primer ejemplo se encontrarán siempre infelices, mientras que las segundas se sentirán continuamente felices, independientemente de sus metas alcanzadas.
Podemos trabajar sobre las expectativas, aprendiendo a planificar con más objetividad las metas que queremos alcanzar. Igualmente podemos explorar la forma como percibimos y valoramos nuestra actuaciones.
Si elegimos una Itaca muy lejana, hemos de pensar que el llegar a ella nos va a ser muy laborioso y no libre de accidentes, así que tendremos que ser menos críticos con las problemáticas para mantener nuestra autoestima positiva.
En el caso que nuestra Itaca esté muy cercana, seguramente llegaremos a ella sin ningún problema. En este caso, deberíamos aprender a valorar lo conseguido, aunque pueda parecer sencillo.
En términos emprendedores, esta Itaca más lejana o cercana sería lo que se llama escalabilidad del proyecto, la capacidad para poder crecer y así generar mayor rentabilidad.
La mayoría de los proyectos empresariales se desarrollan de manera orgánica, creciendo naturalmente según las posibilidades que se van presentando, sin haber una planificación previa.
En este crecimiento orgánico se va creciendo paulatinamente conforme se va teniendo una percepción positiva para sentirse capacitado para afrontar la nueva etapa que se comienza.

Pero, en determinados momentos es necesario plantear una Itaca más allá de lo cotidiano, aunque sea poco probable llegar, porque lo más importante es lo que vamos a aprender en el camino.

jueves, 6 de junio de 2013

Estrategia y táctica

De la crisis de las punto.com del año 2000 surgió la metodología de “Generación de modelos de negocio”, conocida por su herramienta gráfica del planteamiento en un lienzo.
Además de diseñar en una sola hoja todos los ámbitos de la empresa y explicarlo de una forma clara de entender, esta metodología nos ha servido para darnos cuenta de las nuevas estrategias que se están desarrollando.
Estrategias que han sido utilizadas por las empresas que están teniendo éxito. Así, la desagregación de los modelos de negocio, la larga cola, las plataformas multilaterales, el gratis y los modelos de negocio abiertos.
Este planteamiento estratégico es clave en el desarrollo de nuevos negocios en la actualidad, porque en la mayoría de los sectores se ha producido un cambio estratégico que es preciso considerar.
No es fácil darlo a conocer, porque el emprendedor está enfocado más en la acción que en la reflexión. Han tenido que pasar muchos años para que se popularice el conocidísimo DAFO.
Pero, no basta conocer las estrategias que se están planteando en nuestro sector, sino que es necesario buscar una adecuada propuesta de valor para un segmento de clientes concreto.
Nos estamos moviendo en el ámbito de las tácticas, en el desarrollo de un procedimiento concreto para ver si es adecuado el planteamiento propuesto. Se trata de validar la propuesta de valor para el segmento de cliente elegido.
Para la elección de tácticas, es muy interesante la filosofía del Lean Startup (comienzo ágil). Nos hace centrarnos en procedimientos ágiles a la hora de validar las propuestas de valor que queremos desplegar.
Tampoco es fácil de implementar. Se basa en una cultura norteamericana pragmática y metódica, muy distinta a nuestra cultura empresarial latina que es más creativa e improvisadora.
Ha sido en el sector de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) donde más acogida ha tenido entre los emprendedores por la facilidad de implementación virtual.
En los sectores más tradicionales, se hace más costoso encontrar la táctica adecuada para probar, dado que es las acciones a realizar conllevan más tiempo y utilización de recursos.
Una vez elegida la táctica, le toca el turno a la técnica, a la habilidad de ejecución. La mayoría de recursos formativos en la última década han venido a colmar esta necesidad de habilidades de las TIC.
Las técnicas nuevas que vienen de este ámbito son como olas que vienen hacia la playa, que nunca dejan de llegar. Ya no se trata de ir aprendiendo nuevas técnicas, sino de formarse utilizándolas.
El lienzo de modelo de negocio y el comienzo ágil nos sirven para descubrir y validar la propuesta de valor en el segmento de cliente elegido. Luego es necesaria la tarea de realizar el Plan de Negocio.
En el libro “Generación de modelos de negocio” de Alexander Osterwalder se plantea un guión de Plan de Negocio que comienza con la descripción del Equipo Emprendedor y el Modelo de Negocio.
Le sigue el Análisis Financiero realizado a partir de las propuestas realizadas en el Modelo de Negocio, dándole prioridad al análisis del punto de equilibrio para que sea viable.
El siguiente módulo le llama Entorno Externo en el que se hace un diagnóstico de la situación macroeconómica, la competencia, el mercado y la situación de nuestra competencia.
En el Plan de Aplicación se detallan los elementos necesarios para poner en marcha la empresa, describiendo los proyectos más importantes y los objetivos planteados en un diagrama temporal.
El último bloque del Plan de Negocio es el Análisis de Riesgos. Se describen los factores limitantes y obstáculos, los factores clave de éxito, y los riesgos específicos y contramedidas. Muy parecido al DAFO.

En estas secciones del Plan de Negocio hemos ido describiendo las estrategias, las tácticas y las técnicas que vamos a utilizar para poder implementar el proyecto empresarial.

lunes, 3 de junio de 2013

Depresión emprendedora

Parece una persona joven, dinámica y alegre. Cuando habla y por el aspecto se le ve contento. Vamos hablando. Me comenta que él también fue emprendedor hace unos años.
Me explica su proyecto que comenzó con otros compañeros de la universidad facilitando unos servicios que tenían que ver con lo que habían estudiado. Los primeros años fueron muy bien.
Habían logrado un nicho de mercado en el que tenían contactos y estaban aplicando lo que habían estudiado. Así, que todo iba engrasado. Compañeros, trabajar en lo que te gusta y ser tu propio jefe.
Pero, poco a poco, los compañeros fueron dejando la empresa atraídos por la seguridad de ofertas de trabajo por cuenta ajena. Hasta que, finalmente, se quedó solo en el proyecto.
Una oferta de trabajo atractiva le hizo abandonar. Fueron varios años de seguridad y buen salario, pero dejó de haber actividad y acabó en el paro sin encontrar otra empresa sustitutiva.
Me dice que lleva un tiempo con una depresión y que está rehabilitando una casa familiar para estar ocupado. Ha comenzado a hacer deporte y se encuentra mejor físicamente.
Cuando se comienza un proyecto emprendedor la activación es muy elevada y las emociones son positivas por las expectativas depositadas. Tenemos alegría, ilusión, satisfacción y confianza.
Esta activación supone la puesta en marcha del sistema nervioso simpático. Con el paso del tiempo vienen la confrontación de problemas en el proyecto, las emociones tienden a ser menos positivas.
Estamos inclinando la balanza hacia la zona del estrés. Comienza el agobio, el miedo, la frustración y emociones que van haciendo que se vayan descolorando aquellas emociones positivas iniciales.
Si seguimos mucho tiempo en la zona de estrés, acabaremos activando el sistema nervioso parasimpático que nos hará ir perdiendo la activación. Pasaremos al estado de emoción negativa y activación baja.
Llegamos a la fase de la depresión de donde no es fácil salir por la activación del sistema nervioso parasimpático. Las emociones son de tristeza, culpabilidad, decepción  y pereza.
Si estamos mucho tiempo en la zona de estrés, estamos jugando muchos números para pasar al estado de la depresión. Como se está ocupado, no somos conscientes de las posibles consecuencias perniciosas.
Así, el primer elemento a considerar es esta autoconciencia que nos permite una valoración adecuada de la situación en la que nos encontramos para tomar las medidas adecuadas.
El segundo aspecto sería el desarrollar la habilidad de la autogestión para mantener esa autoconciencia de la valoración de la situación para no estar demasiado tiempo en la zona roja de riesgo, así como saber gestionar el tiempo en el día a día.
La tercera medida sería desarrollar habilidades que facilitan la relación eficaz con los demás, como son la de comunicación, el trabajo en equipo y la capacitación para la resolución de conflictos.
Con estas habilidades tratamos de evitar permanecer de forma crónica en la zona roja del estrés que nos puede llevar a la depresión sin ser conscientes de que estamos llegando a ese estado.
Desde el comienzo del proyecto emprendedor, se aconseja disponer de un tiempo planificado para la calma. Permanecer en una zona de emoción positiva y activación baja.
En esta zona se desarrolla la creatividad, el pensamiento a largo plazo y la capacitación para gestionar los conflictos que el día a día no nos permite gestionar. Es un tiempo vacío para completarse con lo importante que lo urgente no nos deja desarrollar.
Tiene que ser un tiempo de calidad. No vale lo del viernes por la tarde. Sería ideal una tarde o una mañana del miércoles en la que ya hemos encarrilado la semana, pero no estamos cansados.

Espero poder volverlo a ver y comentar un nuevo proyecto emprendedor para volver a activar la ilusión, la satisfacción, la alegría y, sobre todo, esa confianza que hay que volver a construir.