lunes, 20 de mayo de 2019

Para Santa Quiteria


Para Santa Quiteria, el 22 de Mayo, se decía que ya se podían pasar los puertos del Pirineo porque la nieve ya había desaparecido a la altura de los 2.400 a 2.500 metros a los que se encuentran.
Así, las comunicaciones entre ambas partes quedaban paralizadas desde finales de Octubre a finales de Mayo hasta que se hicieron los túneles para que pasaran los coches y los camiones.
Todavía se celebra esta fiesta en el Hospital de Vielha donde se reúnen vecinos del Valle de Aran y de la Ribagorza. Este año tiene lugar el domingo 19 de mayo con misa, comida y baile.
No nos queda vitalmente tan lejana aquella época en que los jóvenes de nuestros altos valles pasaban el invierno en Francia trabajando y volvían para el tiempo de las cosechas en España.
Hoy que se habla de que tantos jóvenes están trabajando en el extranjero, para nuestra provincia era algo normal durante siglos. Y no se desplazaban en aviones de bajo coste, sino andando atravesando los puertos.
Así, me lo contaba mi abuelo materno y lo he oído hablar de otras muchas personas mayores. Hoy queda constancia de aquel paso andando por los puertos, los relojes franceses que todavía podemos ver funcionando en muchas casas de la montaña.
Era un tiempo donde la vida la marcaba el tiempo y el santoral, que ahora nos parece algo muy lejano cuando la globalización y la “pantallización” (el estar pegados a una pantalla de teléfono, ordenador o televisión) marcan el ritmo.
El 13 de mayo cruce el puerto para ver como se encontraba de nieve para poner fecha a la próxima etapa en el 2020 del camino de San Ramón que hacemos cada año los montañeros de Barbastro y Graus hasta llegar a San Beltrán de Cominges.
Me sorprendió la suavidad de la subida desde la Ribagorza (lo que indica que es un camino muy antiguo y transitado) y la larga bajada (más de 1.500 metros de desnivel acumulado) hasta llegar a Vielha.
Por eso es de entender que cuando visitó el rey Alfonso XIII el año 1924 el valle de Aran le pidieran un túnel. Y así sucedió, pero la guerra civil paralizó el proyecto inaugurándose en el año 1948. En el 2007 se acabó un nuevo túnel paralelo.
El valle de Aran está abierto a Francia por el río Garona. Por eso recibe muchos visitantes tanto españoles como franceses. La estación de autobuses está frente al Mercadona que se abrió, casualmente, a finales de mayo de 2013.
Mientra espero el autobús para que me lleve a la boca sur del túnel donde he dejado el coche, me comentan que ahora los franceses ya no compran tanto en los grandes supermercados que hay en la entrada del valle, sino que muchos vienen al Mercadona.
Dentro del autobús pienso el motor de atracción que ha supuesto el supermercado para Vielha. La iluminación “espacial” del nuevo túnel me hace volver a la modernidad repentinamente.
Ya en el coche no paro de contar los numerosos camiones que lo atraviesan debido a la baja altitud (1.400 metros en la parte norte y 1.605 en la sur) comparado con otros cercanos, y la suavidad tanto del ascenso como del descenso.
Lamentablemente este alto tráfico de camiones y turismos ha hecho que la nacional 230 sea una de las carreteras con más accidentes mortales. Así, ese mismo día ocurrió uno en Benabarre.
Está en proyecto una autovía, pero parece que se retrasa su ejecución, como ocurrió con las obras de Alfonso XIII. También, se habla de un ramal que una Benabarre con Barbastro, lo que daría un alto valor añadido a nuestra provincia.
En el desarrollo económico y empresarial es necesario tener las dos habilidades que tenía el malogrado Alfredo Pérez Rubalcaba, llevar las luces largas y mirar, a la vez, los retrovisores.
Tuve la suerte de poder escucharlo en Barbastro en los cursos de verano de la UNED el año pasado y poder contrastar la inteligencia estratégica de la que todo el mundo ha hablado que tenía.
En la estrategia (yo me especialicé en ESADE en Política Estratégica Empresarial) es necesario tener un conocimiento profundo de ambos vectores, el pasado y el futuro.
De esta manera podemos tener más posibilidades de prever el vector resultante de ambas corrientes, pasado y futuro, en el presente.

Daniel VALLÉS TURMO

jueves, 16 de mayo de 2019

Los héroes


Ahora que se habla tanto de la España vacía, también sería necesario hablar de “los héroes” de los pueblos de nuestra provincia que mantuvieron el pueblo cuando todo el mundo se iba en los años 50 y 60 a las grandes ciudades.
De otra forma, actualmente, nos encontraríamos una provincia todavía más vacía en la parte norte. Fueron “los guardianes” hasta que los que se fueron, volvieron para restaurar las casas para venir los fines de semana y las vacaciones.
Hasta nuestro querido Labordeta lo cuenta en una de sus canciones, “los hijos de la María”, con ese tono socarrón y realista a la vez, con el que nuestro cantautor supo retratar ese momento que vivió nuestro territorio.
Me di cuenta de ello cuando el día del libro una persona me pidió en la dedicación de un libro que pusiera “al último vecino de Otín”. Y tome consciencia el otro día en Olsón visitando varias casas que aguantaron el tirón del abandono.
El próximo 25 de mayo vamos con la sección de senderismo infantil de Montañeros de Aragón de Barbastro a que los niños conozcan esos “héroes” y escuchen de su voz ya anciana su experiencia.
La pista de acceso al pueblo desde la carretera de Ainsa la hicieron “a vecinal” cada pueblo en los años 50 y la electricidad no llegó hasta Olsón hasta el año 1957, como se indica en el transformador.
Por cierto, Sarsa de Surta, el pueblo de mi padre, ha logrado renacer del abandono porque un vecino no dejó de pagar la factura de la electricidad, aunque no habitara. Si no, hubiera sido muy difícil volver a disponer del suministro.
También hay otros “héroes” hoy, todo el pequeño comercio que se mantiene en pie con el viento en contra de la venta por Internet y los proveedores que han transformado su distribución dejándolos al margen.
A ellos desearles ánimos y que confíen que el futuro no es lineal. Es una de las cosas que aprendí en ESADE ya hace muchos años, pero que sigue siendo cierto. Las curvas de aprendizaje y las de desarrollo son en forma de “S” y no lineales.
Quiere decir que al principio tienen una progresión lenta, luego muy grande y finalmente una ralentización; para luego volver otra “S” y así de forma cíclica una vez tras otra.
Sin embargo, a nuestra mente le gusta más las tendencias lineales de una progresión constante. Debe ser algo programado en nuestro cerebro. Otro “pensamiento mágico”.
Esto lo saben muy bien los de marketing y lo utilizan en todas sus campañas de comunicación, sólo verás en su publicidad líneas que ascienden progresivamente con un ángulo de 45 grados.
Tanto las empresas y organizaciones que venden productos, como las que venden servicios lo utilizan. Ellos saben que no es así realmente, pero es la forma más eficaz para comunicar el mensaje de sus beneficios.
Una curva en “S” crearía dudas y no sería tan eficaz para lograr la venta, porque nuestro cerebro (en parte) todavía está aprendiendo para adaptarse a la realidad compleja que nos toca vivir.
Además, es necesario decir que la prospectiva casi siempre se ha equivocado, porque han aparecido otros factores sociales y tecnológicos que no tenían en consideración.
Por eso, todavía nos quedan “grados de libertad” para poder adaptar nuestro proyectos sin caer en el negativismo de los “cantos de sirena”·que no dejan de escucharse.
En la excursión del día 25 de mayo a Olsón también visitaremos dos molinos harineros en el río Susía, a los que no llegó la electricidad hasta el año 1959. El último en cerrar fue el de Villacampa.
Fue el que supo adaptarse mejor a la realidad. Llegó a tener un molino con gasolina en Arcusa para piensos. Antonio Villacampa pasaba dos días a la semana en el molino del río Susía y otro dos en el de Arcusa.
Hoy Arcusa y su entorno viven sobre todo de la agricultura, pero es esperanzador que haya emprendedores, como los que ha creado el Hotel Boutique Tierra Buxo, que posibiliten que el sector turístico vaya cogiendo pujanza.
Pero, es de desear que se mejoren las carreteras. Ya se está arreglando la que viene del Mesón de Ligüerre a Arcusa, de momento hasta Javierre de Olsón; pero queda por arreglar la que va a Ainsa.

Daniel VALLÉS TURMO

Las cinco maletas


En mi vida profesional he tratado con miles de emprendedores y empresarios. Algunos con mucha experiencia y otros sin ninguna. Por eso, la forma de tratarlos ha tenido que ser distinta.
Creo que “la gestión del miedo” es una de las habilidades importantes que hay que saber gestionar cuando se comienza un nuevo negocio, sobre todo si no se tiene experiencia previa para mantener la entereza si viene la adversidad.
En en el escultismo teníamos los libros de pistas que había que pasar para ir desarrollando las habilidades imprescindibles para saber estar en la naturaleza. Luego te ponían una insignia.
Actualmente, en el ámbito del senderismo infantil y adultos se va haciendo un aprendizaje en grupo en el que se va buscando la progresión de los participantes de manera informal.
Cuando vas en grupo no hace falta pensar mucho en el material que llevas porque sabes que vas a contar con la ayuda de otras personas que te lo van a prestar si es necesario.
Este suele ser un “pensamiento mágico” de muchos emprendedores, el que me van a ayudar. Pero la realidad es distinta, cada uno está pensando en sus propios intereses.
Mucha gente me critica que vaya solo cuando exploro rutas. Les suelo contestar, primero, que hay mucha gente trabajando solos en el ámbito rural y, segundo, que estoy todo el rato ocupado haciendo fotos, tomando referencias y monitorizando la creación del trazado del GPS.
El próximo 14 de mayo voy a dar una charla gratuita en el centro psicosocial Santo Cristo de los Milagros de Huesca sobre precisamente este tema, “la gestión de miedo”. Y me llevaré 5 maletas.
Antes de preparar una ruta, abro la cinco maletas para ver el material necesario que voy a necesitar. En la maleta 1 están las mochilas. Es muy importante cual elegir por el tema del peso.
En la maleta 2 están las botas. Tengo que coger unas que se adapten a la ruta y otras para el descanso posterior a la ruta. Aquí, también está la elección de los calcetines.
En la maleta 3 está la ropa. Tanto interior como exterior. Es una de las más importantes complicadas para elegir las capas que van a ser necesarias. Siempre, dejamos alguna para dejar en el coche, por si acaso.
En la maleta 4 están los complementos. Aquí hablamos de guante, gorras y un largo número de elementos de seguridad que hay que llevar según sea el lugar al que se va a ir.
Finalmente, en la maleta 5, como le llamo yo, están los hierros. Los bastones, el piolet, los crampones, las raquetas, arneses y otros elementos de seguridad de escalada necesarios.
Realmente lo que estoy haciendo cuando reviso las cinco maletas es un “check list” en el que hago “una visualización” de la ruta que voy a realizar. Una vez llenas las dos mochilas, la de la ruta y la que se queda en el coche, toca ira a la cocina.
Elemento muy importante, elegir la cantidad de agua y comida. Así como coger los mapas físicos y revisar el móvil para ver si la zona donde voy está en el caché de la aplicación de navegación por si no hubiera cobertura.
El propio proceso de elección de material hace que no pienses en el miedo sino en como afrontar los problemas que te vas a encontrar. De hecho estás haciendo un proceso de “visualización”, que crea una programación neurológica positiva.
Cuando estás en la ruta, no es momento para lamentarse de la falta de material. Es otro momento y te arreglas con lo que tienes o te das la vuelta. “Lamentarse” desgasta mucho y es una de las puertas al miedo, que paraliza.
Lo mismo ocurre en el ámbito empresarial, la preparación es lo más importante. Como en un iceberg no se ve, pero es lo que hace que salga a flote el proyecto que tengamos entre manos.
Igualmente, el propio proceso de preparación hace que inconscientemente estemos preparando planes alternativos que los tendremos “en segundo plano” por si hubiera que cambiar de estrategia debido al cambio de las condiciones. Por eso es tan importante el momento de hacer la maleta.

Daniel VALLÉS TURMO

La frontera


Subo a la Alta Ribagorza a explorar la etapa del destierro del obispo de San Ramón que anualmente hacemos Montañeros de Aragón de Barbastro y el Centro Excursionista Ribagorza. Este año es la cuarta etapa.
El año pasado llegamos hasta Casa de Arro, donde se supone estuvo el Monasterio de San Andrés de Barrabés. Barrabés, significa “valle de los arrieros”. Históricamente ha sido uno de los principales pasos del Pirineo Central.
Los reyes de Aragón cuando iban a Francia paraban dos noches aquí para descansar viniendo por el camino real desde Benabarre, Cornudella, Arén y Torre de Buira.
Hoy, muy cerca se encuentran las instalaciones del ayuntamiento de Montanuy. Para abrevar los 27 kilómetros hasta el Hospital de Vielha, dejamos de pasar por Casa Quintana, Vilaller, Ginasté y Viñal, en al parte aragonesa.
Comenzamos en la presa de la Central de Bono por la vertiente catalana. El río Noguera Ribagorzano hace de frontera. Como veremos, un río que ha sido utilizado hasta el extremo para la producción de electricidad.
Dejamos a Forcat al otro lado del río antes de llegar a Cierco, donde todavía hay restos del lavadero de plomo de las minas. Mi tío llevó varios viajes en su camión a Valencia y volvía con naranjas. Un toldo protegía que no hubiera contaminación.
Enfrente, en la vertiente aragonesa está Estet. El cauce se ensancha, con Bono también al otro lado. Vemos restos de los barracones donde vivían los obreros durante las obras.
Justo tras la central hidroeléctrica de Senet, se angosta el valle para encontrarnos dos pueblos a ambos lados, Aneto y Senet a casi 1.400 metros de altura ambos. Los vecinos de Senet venían a buscar a los reyes hasta el monasterio para dormir en la población.
En Senet se encuentra un centro de información del Parque Nacional donde hubo en su momento un aserradero. Sin duda, un magnífico ejemplo de la adaptación a las nuevos tiempos.
De nuevo el cauce se ensancha. Vemos la central hidroeléctrica de Baserca que desciende desde el embalse de Llauset. Se hicieron unas grandes bombas para subir el agua en horario de bajo coste y bajarla cuando fuera más cara. Creo que hoy el sistema no funciona.
Ascendemos para coger la cota del embalse de Baserca. En su cola tomamos la senda GR 11 que cruza los pirineos. Para facilitar su recorrido hace poco se hizo el refugio de Llauset a casi 2.500 metros de altura. Toda una obra de ingeniería.
El ayuntamiento de Montanuy también ha colaborado en su financiación como ejemplo de su política por apostar por dar más valor al atractivo de su entorno natural.
Suavemente la senda nos llevas hasta el Hospital de San Nicolás, llamado popularmente Hospital de Vielha. Hay una iglesia dedicada a Santa Quiteria. El tercer sábado de mayo siguen celebrando la fiesta que junta a todos los vecinos de este valle y de Vielha. Se suponía que para esta fecha ya era posible atravesar el puerto que está a 2.430 metros.
Hoy un moderno túnel hace que no paren de pasar camiones llevando mercancías. En la parte española lo iremos viendo parados en los pueblos que atraviesa la nacional 230.
Desciendo, ha nevado la noche anterior, pero se podrá hacer la ruta la semana siguiente. En el coche voy pensando en los cientos de obreros que vinieron para hacer estas obras hidroeléctricas. Algunos se quedaron y posibilitó, igualmente, que los vecinos ganarán un salario muy bien venido.
También, en el movimiento turístico y de mercancías al Valle de Arán y Francia que ha posibilitado el túnel a una cuota de 1.600 metros, dando trabajo a decenas de establecimientos de hostelería.
Pero, lo que más me anima es como se está mejorando en las infraestructuras para posibilitar el turismo en el valle practicando el senderismo, el montañismo y la bicicleta de montaña.
Hoy esta Alta Ribagorza está separada administrativamente por un río que hace de frontera, pero la historia y el futuro les une más allá de las decisiones políticas que los ha separado.

Daniel VALLÉS TURMO

La Resistencia


Ahora que está de moda hablar de la “España vacía”, es necesario ejemplificar en casos particulares para no caer en un concepto que no le damos un significado real, sino teórico.
El pasado 30 de marzo estuve haciendo de logística en una excursión de senderismo infantil en Fonz. Me acerqué antes con el coche y tomé un café con leche en el bar de la plaza.
No paraban de llegar coches para tomar algo antes de comenzar las tareas del día. Allí coincidí con el farmacéutico, que luego fui a visitar a la farmacia que regenta a apenas unos metros.
Me encantó ver una foto de los niños del colegio que una vez al año visitan la farmacia y los pesa y mide. Me dice que les gusta mucho a la gente mayor mirar esa foto.
Vienen los senderistas y los acompaño con el coche a la Ermita de San José donde se han señalizado las trincheras y una posición de cañones que se prepararon en la Guerra Civil, pero que nunca se llegaron a utilizar.
Es el último elemento turístico que ha realizado el ayuntamiento para hacer más apetecible su visita. La verdad que el casco histórico es suficiente con sus palacios renacentistas para merecer una visita. Además de su expléndida iglesia con el retablo del maestro Pedro de Benabarre.
Vuelvo a la villa para esperar que vengan. Veo como abre la persiana una tienda de alimentación junto la famosa fuente. Una vecina, que antes he visto en el bar, me dice que no hay nadie hoy por la calle.
Me comenta que ella tuvo un negocio y lo tuvo que cerrar. Me dice que el cartero no hace más que repartir paquetes de China por “Amazón”. También me dice que ha cerrado el hotel con encanto que había.
Se va la mujer y vienen unos turistas. Les comento que luego vamos a hacer una visita con el grupo, por si se quieren apuntar. Preguntan por el hotel-restaurante, pero les digo que está cerrado.
Sorprende que una población con tantos aspectos para visitar no logre mantener abierto un restaurante de calidad. Posiblemente la lejanía (16 kilómetros) desde Barbastro influya en la viabilidad.
Desde la crisis, las personas se piensan coger el coche, tanto por el coste de la gasolina como por el coste del mantenimiento que supone. Realmente, los impuestos de la gasolina son letales para la llamada “España vacía”. Es como si el billete de tranvía de Zaragoza, que vale 1,35 euros costase 5 euros. Sería una verdadera barrera para su uso. No se puede equiparar todo.
En este caso, siempre he estado a favor de la política norteamericana de no penalizar el transporte en tu vehículo no poniendo impuestos a la gasolina. Es algo que tendríamos que pensar.
Nos vamos encantados de Fonz tras la visita que nos ha preparado la guía para volver al día a día en nuestras ciudades de origen, sobre todo Barbastro. Los más felices, los niños.
Otro día voy a visitar a un amigo que vive cerca de Jaca. Vamos a comer a un bar de carretera a los pies de Embun. Luego subimos a visitarlo. Junto al aparcamiento está el colegio. Nos preguntamos si estará abierto.
Recorremos la hermosa calle principal y antes de visitar la iglesia nos encontramos una joven con un niño. Le pregunto por la escuela. Nos dice que ella es una de las maestras.
Hay 23 niños y la comida la hacen en un bar de la localidad. Así que es comida casera. Hacen jornada continua y por la tarde actividades organizadas por la APA. Acaba diciendo que “nos animemos a venir a vivir aquí”.
Me gusta este elemento comercial de “vender lo nuestro”. Es algo que deberíamos practicar más todos, para que las decisiones no se basen únicamente en aspectos económicos de gastar lo menos posible.
Hace unas semanas quería ver las reliquias de una iglesia en el Somontano y ninguno de los regentes de los negocios abiertos me supo decir el horario de la misa. Cuando fui a visitarla, escuché a unos de ellos, decir que no había gente.
“Vender lo nuestro” es también vender lo de los demás, porque lo que le queda al turista es la experiencia que ha tenido de la visita realizada, no solo en nuestro negocio sino en todos. De esta valoración, dependerá que nos recomiende.

Daniel VALLÉS TURMO