martes, 29 de mayo de 2012

Motivar encuentros


Un estudio reciente facilitado por el Departamento de Transporte de Reino Unido indica que el número de viajes y kilómetros recorridos por persona en los últimos 15 años ha decrecido a pesar del incremento del parque de vehículos.

Sorprende el decremento en los viajes a casas particulares para visitar amigos que se ha reducido en casi un 22%, así como los viajes para realizar compras en un 19%, siendo únicamente positivo en un 12% los viajes de entretenimiento, deporte y vacaciones.

La explicación dada a la reducción de visitas a amigos es, además del incremento del precio del carburante, el aumento de hogares en que trabajan los dos miembros de la familia, que quita tiempo para viajar, y el contacto con los amigos en las redes sociales.

Respecto al decremento en los viajes para comprar se fundamenta en realizar cada vez compras más grandes cuando se va a las grandes superficies, el incremento de la compra por Internet, y la compra de los productos perecederos en el trayecto al trabajo.

Probablemente algunas de estas estadísticas no coinciden totalmente con el caso de España, pero sí marcan una tendencia en la forma como se viaja en el tiempo libre y cómo está influenciando Internet y las redes sociales.

Según The Economist, este decremento de la visita a amigos no es un indicativo de un aislamiento en casa o de cultivar únicamente relaciones virtuales a través de las redes sociales.

Lo que ocurre es que está cambiando el lugar y la forma cómo se juntan los amigos. El incremento en un 12% de los viajes para actividades de entretenimiento es un indicativo del encuentro en este tipo de eventos.

Por otro lado, las redes sociales son una herramienta que posibilitan de forma fácil y económica la manera de organizarse para asistir conjuntamente a realizar estas actividades.

En nuestro entorno cercano, somos conscientes del poder de convocatoria los fines de semana de cualquier actividad que se organice de tipo deportiva y lúdica y, también, de la falta de visitantes cuando no las hay.

Nuestro ámbito es rico en atractivos de tipo natural, histórico y medio para la práctica deportiva para motivar encuentros de los amigos entorno a estas actividades de forma continua.

Por otro lado, muchas de estas actividades no requieren de grandes presupuestos organizativos porque se basan en el disfrute del entorno favoreciendo el gasto del visitante en la hostelería.

Igualmente, tampoco es necesaria la organización de actividades excesivamente masivas que requieren de una mayor esponsorización, sino de ofertar actividades que motiven y favorezcan encuentros.

El poder empaquetar la programación de toda la actividad en un precio cerrado facilita tanto la toma de decisión de los amigos, como la forma de realizar la contratación de personas que se encuentran en sitios diferentes.

Ya estamos viendo como las actividades que se organizan de práctica de deporte en naturaleza,  culturales, o gastronómicas tienen éxito y se suelen repetir anualmente una vez que comienzan.

Habitualmente se suelen realizar en poblaciones donde existen asociaciones con voluntarios suficientes para poder organizarlas. Pero, también, hay lugar para que sea la iniciativa privada la que gestione esta organización.

Se hace necesario un tejido empresarial capaz de generar de forma permanente este valor de organización de la actividad, así como su difusión y comercialización en las redes sociales.

Dado que una de las principales motivaciones del viaje es el encuentro con otros amigos o conocer gente que tenga la misma afición, no es suficiente con ofrecer paisajes impactantes o  monumentos con valor artístico.

Es necesario generar actividades que, primero, motiven el encuentro y, una vez in situ, favorezcan la interrelación y el entretenimiento compartido adaptándose a la capacidad adquisitiva.

Este tipo de actividades ya se están realizando por gran parte del sector turístico. Se trata de remarcar la tendencia de la motivación de viajes y de la oportunidad de las redes sociales como herramienta comercial.

Un aspecto interesante de las redes sociales es que, si logramos un buen producto, los propios clientes satisfechos serán los que nos hagan la publicidad de forma vírica a través de sus contactos en Internet.

martes, 22 de mayo de 2012

Se hace camino


Uno de los versos más conocidos de Antonio Machado es “caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Pasadas casi tres generaciones desde que el poeta los escribió, seguimos necesitando conocer previamente el camino.

Por eso, en momentos como los actuales de incertidumbre, no nos sentimos cómodos sin poder predecir el futuro. Aunque, en ocasiones, esta búsqueda de seguridad nunca parece suficiente.

Evidentemente que hay unas trayectorias vitales que la sociedad hemos ido desarrollando paulatinamente, pero las que sirvieron para una generación, ya no sirven para la siguiente. En este sentido se hace camino.

Una persona anciana, en la década de los 80 años, le tocó andar mucho. Para recorrer unos 10 kilómetros le costaba dos horas. La trayectoria de su vida ha sido muy laboriosa, aunque hoy contempla el futuro con serenidad. Ya ha hecho el camino.

Otra persona madura, en la década de los 50 años, ya no anduvo tanto. Tal vez le tocó coger la bicicleta, y esos 10 kilómetros los recorría en unos 40 minutos. La trayectoria de su vida está siendo fructífera, pero percibe el futuro con preocupación.

Una tercera persona joven, en la década de los 20 años ya no conoce aquellos caminos. Está acostumbrada a recorrer esa distancia en coche en menos de 10 minutos. Contempla el futuro con incertidumbre.

En el ámbito laboral, el anciano lleva varias décadas cobrando una pensión y se ha adaptado a sus ingresos. El envejecimiento progresivo le va haciendo conformarse con su realidad.

La persona madura ha trabajado más de 30 años y ya contempla la jubilación cercana. Sin embargo, está preocupado por su modo de vida en los próximos años, así como el de sus hijos.

El joven está teniendo experiencias laborales intermitentes que no le permiten prever una carrera profesional. Ve el futuro con incertidumbre, aunque es consciente que tiene que tirar hacia adelante.

En la descripción que hemos hecho de estas tres generaciones que están conviviendo actualmente, podemos observar el cambio de la percepción de la realidad que tenemos según nuestra edad.

Así, al igual que existe un tiempo real y un tiempo psicológico. Todos hemos tenido la experiencia de pasarnos el tiempo sin darnos cuenta, o de parecer que nunca llega la hora de que acabe una actividad.

Lo mismo sucede con la percepción de nuestra trayectoria vital. Pueden existir unos indicadores objetivos, pero nuestra satisfacción, en buena medida, es una percepción subjetiva.

Si nosotros somos especialmente autocríticos con nosotros mismos, nos estamos echando piedras en nuestro propio tejado. Nosotros mismos somos nuestro mayor lastre para continuar.

Tampoco podemos pedir peras al olmo. No podemos esperar que la personalidad de un joven tenga la serenidad de un anciano, ni la capacidad de juicio que la experiencia le ha dado a una persona madura.

Pero sí podemos desarrollar una estrategia de percepción constructivista, no basada tanto en nuestra sensación psicológica sino en la búsqueda de la mejora del potencial en cada momento.

No se trata tanto de saber hacia donde está el destino del camino que estamos recorriendo, sino de decidir en la próxima intersección cual de las alternativas nos permite más posibilidades.

Una excesiva preocupación por el destino no nos permite valorar adecuadamente las posibilidades que nos encontramos y aprovechar las circunstancias que nos devienen en el camino.

Siguiendo con el poeta, “… y al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”. Así, aquello que nos preocupa ahora, en poco tiempo ya dejará de hacerlo.

Una actitud constructivista de la realidad nos ayuda a desarrollar una estrategia ante la incertidumbre de ocupación en vez de preocupación. Nos ayuda a centrarnos en la realidad en vez de nuestra proyección de la misma.

De forma que la incertidumbre deja lugar a enfocarnos en el presente “huella a huella”. Y cuando vuelvan a la mente los nubarrones de la preocupación, volver a plasmar otra huella.

martes, 15 de mayo de 2012

Buscar o encontrar

Cuando a un emprendedor con éxito se le pide consejo sobre la forma de actuar de quien empieza, habitualmente, responde que tiene que disfrutar haciendo su proyecto sin importarle fracasar.
Por aquello que nuestra memoria es selectiva, este tipo de respuesta no corresponde realmente a la actitud que en su día tuvo el emprendedor con éxito; sino que es la forma como lo ha querido asimilar.
Una gran parte de las oportunidades empresariales no surgen por una decisión rigurosa de búsqueda, más bien son opciones que se encuentran en el devenir familiar, profesional o empresarial.
Evidentemente, como la frase que se atribuye a Pablo Picasso, así como la creatividad te tiene que coger pintando, las oportunidades se encuentran porque se está con una actitud de búsqueda.
Una actitud de holgazaneo ni es motivante, ni crea valor; pero muchos negocios cotidianos suponen un trabajo no especialmente gratificante. Incluso, puede crearse valor sin trabajo, como es el caso de una inversión financiera.
De aquí la diferencia, que ya nos viene desde los romanos, de ocio y negocio. Se busca una gratificación personal compensatoria en el tiempo de ocio y no en el tiempo de negocio.
Sin embargo, en una economía como la actual con un predominio del sector servicios y una tendencia a una sociedad del conocimiento, muchas aficiones pueden ser el inicio de un negocio debido a la dedicación y pasión dispuestas.
Esta posibilidad es factible por la disponibilidad y abaratamiento de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, que permite una profesionalidad con un coste reducido.
En nuestro entorno, conocemos a personas que han empezado con un blog como afición y que actualmente han logrado crear valor añadido para poder dedicarse profesionalmente.
Llegado a este punto, estas personas necesitan mantener la generación de valor adaptándose a los requerimientos del mercado, los clientes y los usuarios con una gestión empresarial.
En la mayoría de ocasiones, estos emprendedores logran un valor añadido suficiente para mantener su puesto de trabajo en colaboración con otros, pero sin crear puestos de trabajo adicionales.
En el caso que el proyecto crezca y se vaya profesionalizando, se va creando una empresa en la que va siendo más importante el modelo de negocio que la actitud de los trabajadores.
Muchas veces, este emprendedor que ha creado la empresa, comienza otros proyectos. No siempre resultan exitosos, pero mantienen la pasión personal y empresarial en su entorno.
El papel dinamizador de estos “emprendedores en serie” es imprescindible en una sociedad por el carácter catalizador en la puesta en valor de los recursos disponibles a su alrededor.
Pero, todavía es mayor el valor añadido social cuando, como ocurre en la cultura anglosajona, este emprendedor con éxito retorna una parte de sus beneficios a la sociedad en forma de donaciones a instituciones.
Igualmente es importante su papel catalizador en la financiación de nuevos proyectos empresariales tanto por el aspecto económico como por su capacidad para detectar la oportunidad de negocio.
Paradójicamente, este mecenazgo emprendedor suele conllevarle a largo plazo un mayor rendimiento al permitirle acceder a nuevos sectores que de otra forma no le hubiera sido posible.
Este ecosistema emprendedor anglosajón es muy efectivo para detectar y acelerar nuevas oportunidades de negocio que creen valor añadido, siendo la semilla de la regeneración del tejido empresarial.
Es precisamente esta socialización de la creación de valor añadido una de las ventajas competitivas de la cultura económica liberal anglosajona aunque pueda parecer contradictorio.
Tal vez, encontrar modelos de negocio sostenibles, es una cuestión no únicamente de búsqueda de interés personal, como atribuía Adam Smith, sino un interés social fundamental.

martes, 8 de mayo de 2012

Acelerar Empresas


Continuamente se está hablando de la necesidad de reactivar la economía y la consiguiente creación de puestos de trabajo. Solemos escuchar cifras macroeconómicas sobre el crecimiento del Producto Interior Bruto y el impacto en el empleo.

También tenemos noticias sobre las necesidades que tienen cada sector en particular para reactivarse. Así, se proclaman tanto medidas para reactivar la demanda como para facilitar la inversión.

Tras estos indicadores macroeconómicos y sectoriales nos encontramos con empresas que tienen que desarrollar su labor en un mercado cada vez más globalizado y competitivo.

En este contexto se necesita disponer de empresas que tengan un tamaño suficiente para poder desenvolverse en todos los aspectos de la cadena de valor, desde el I+D a la comercialización.

La aceleración de empresas para que logren un mayor tamaño es una de las preocupaciones que tienen las administraciones públicas para apoyar a su tejido emprendedor y empresarial.

A través de instrumentos como son las agencias de desarrollo, los viveros de empresas y los parques tecnológicos se pretende facilitar a los emprendedores y a las empresas unas herramientas que posibiliten su crecimiento.

Vamos a analizar varios tipos de facilitadores que posibilitan esta aceleración de las empresas: la validación del modelo de negocio, el desarrollo del liderazgo estratégico, y la apertura a la financiación externa.

La validación del modelo de negocio es el análisis del valor añadido que se pretende desarrollar así como la capacidad del emprendedor y la empresa para poder conseguirlo positivamente.

Gran parte del fracaso empresarial se debe a una falta de análisis o una valoración excesivamente optimista tanto del negocio en sí, como de las capacidades para llevarlo a término.

Por mucha capacidad emprendedora que se tenga, si no hay un mercado suficiente tras nuestro proyecto, no es posible ni que tengamos éxito, ni que podamos desarrollar la empresa.

Para evitar un error de valoración subjetiva, es necesario que personas ajenas al proyecto y que no tengan  intereses en el mismo, nos puedan dar su valoración sobre el modelo de negocio.

Con un modelo de negocio adecuado, el siguiente facilitador es el desarrollo tanto del liderazgo de los emprendedores como el empresarial, entendido como capacidad de gestión estratégica.

Comenzar un proyecto empresarial y hacerlo crecer necesita de unas competencias de relaciones personales y gestión que se van aprendiendo conforme nos encontramos con las dificultades.

La facilitación de formación y actividades de networking para emprendedores ayuda a que se desarrollen estas habilidades y se puedan identificar aquellos emprendedores con capacidades suficientes para liderar proyectos complejos.

La capacitación y formación tanto a estos emprendedores como a su equipo directivo es la base para favorecer que sus empresas puedan estar preparadas para poder crecer con éxito.

Disponiendo de un modelo de negocio validado, emprendedores capacitados y empresas bien gestionadas, tenemos muchas posibilidades para tener éxito, pero todavía nos falta un tercer facilitador para su aceleración.

La apertura a disponer de capital externo en nuestra empresa es un potenciador para estar abierto a nuevas oportunidades y evitar el encerrarnos en nuestra propia dinámica empresarial.

Esta aceptación de capital externo nos obliga a testar nuestro modelo de negocio con otras personas y a sentirnos, posteriormente, evaluados  por lo que intentaremos dar el máximo de nosotros mismos.

De esta forma, estamos predispuestos al crecimiento de la empresa más allá de las necesidades personales de los emprendedores, distinguiendo entre ambos ámbitos, el personal y empresarial.

Estos facilitadores mencionados para acelerar empresas necesitan de una cultura social previa que refuerce los valores del emprendeurismo como elemento fundamental para su desarrollo.

martes, 1 de mayo de 2012

Lo que somos


En un momento de coyuntura como el actual, tendemos a estar más pendientes de lo que hacen los demás para ver si podemos aprender y copiar lo que están haciendo los que nos rodean.

Pero, nos puede ocurrir,  como dice el refrán, que el césped del vecino nos parezca más verde siempre. Esta sana envidia no es negativa en sí, sino que es un mecanismo de supervivencia que nos obliga a superarnos.

La realidad es que, en la mayoría de las ocasiones, el césped está igual de verde. Es este mecanismo citado de adaptación que nos hace ser menos indulgentes cuando nos comparamos con  otros.

La forma como se expresan nuestras emociones no es racional, por eso mismo debemos tener en cuenta este sesgo a la hora de tomar decisiones. Es bueno considerar las emociones, pero posteriormente debemos racionalizarlas.

Cuando nos referimos a un ámbito de estado, los vecinos son los países. En este momento, el vecino que tiene el césped más verde es Alemania, y toda la Europa intenta imitarla.

Sin embargo, no es tan fácil ser como Alemania. En un artículo de The Economist, titulado “Qué ofrece Alemania al mundo”, se explican los cambios que se ha ido haciendo desde 1870 en el ámbito social y empresarial.

El resultado del entramado económico Alemán es el fruto de una intersección de intereses personales, sociales y empresariales que han ido conformando una cultura e idiosincrasia determinadas.

La dificultad de transferir una cultura e idiosincrasia es muy complicada. Sin embargo esta cultura previa es necesaria como elemento indispensable para poder realizar de una forma exitosa las transferencias técnica y tecnológica.

Tras el éxito de economías como la norteamericana, japonesa y china, nos encontramos un sustrato previo de idiosincrasia sobre el que se ha construido las estructuras empresariales.

Cada uno siembra en su jardín las semillas de césped que mejor se adaptan a su suelo, climatología y preferencias. Pero, cuando nos comparamos, lo que ponemos en duda no son aspectos técnicos, sino si lo estamos haciendo bien.

De la misma forma que juzgamos, nos juzgan los demás. Cuando vamos a otras ciudades, nos suele ocurrir que nos parecen que el casco antiguo está mejor cuidado que el nuestro.

También sucede lo mismo empresarialmente. Parecen mejor las condiciones que tienen en otros lugares que las nuestras. Por ello, cuando se toman decisiones para invertir, no únicamente se consideran los elementos técnicos y tecnológicos.

La idiosincrasia y la cultura social y empresarial son muy relevantes en la toma de decisiones para atraer inversión externa, en cuanto que es un intangible que no se puede encontrar en otro sitio.

Este año se cumplen 20 años del comienzo de la actividad de la Bodega Enate en la Denominación de Origen del Somontano. Esta inversión externa fue posteriormente imitada por otros empresarios y bodegas provenientes de otras regiones de España.

En una entrevista reciente, su promotor recordaba el día que vino a Salas a ver las viñas y hablar con la gente. Comentaba que la buena impresión que se llevó fue determinante para llevar adelante el proyecto empresarial.

Cuando uno sube a lo alto de la Ermita de la Candelera en Salas Altas y ve el extenso paisaje de viñedos, tiene ganas de ser bodeguero. La armonía del entorno contagia un ánimo de predisposición.

Tras dos décadas, ese entorno se ha trasladado a otros muchos lugares del Somontano gracias al esfuerzo e inversión. Pero, aquel paisaje desde la Ermita de la Candelera era el fruto de más de un siglo de dedicación.

En nuestro entorno, podemos encontrar otros ejemplos de cultura económica, como el ejemplo del Somontano, que se han ido gestando a lo largo de décadas y forman nuestra idiosincrasia, lo que somos.

En cada uno de los sectores primario, servicios e industrial, podemos encontrar palancas de transformación que, con la ayuda técnica y tecnológica, faciliten la adaptación a las nuevas coyunturas.

De vez en cuando, como se hace en las romerías en primavera, debemos subir a lo alto de la ermita de nuestros pueblos y sentirnos contentos de ese paisaje que hemos ido conformando a lo largo de los siglos y estar contentos de su color.