miércoles, 27 de mayo de 2015

Empresas responsables


En estas últimas semanas hemos podido asistir en Huesca a dos jornadas sobre responsabilidad social en la empresa. La primera tuvo lugar el día 8, “ong + empresa = colaboración”. La segunda, el día 14, “Huesca, empresa y sociedad”.
La mesa redonda del día 8 estuvo organizada por la Asociación de Mujeres Empresarias de la Provincia de Huesca (AMEPHU), ONCE y Prodes Formación y Acción Social.
El núcleo central fue un debate entre directivos de dos empresas grandes (Confortel hoteles y Servimedia) y dos oscences (Veintiocho Estudio Creativo y Prodes Formación y Acción Social).
El logo de la jornada, diseñado por Veintiocho Estudio Creativo, era dos árboles de muy diferentes especies, que representan las diferencias entre ONGs y empresas, pero una raíz común sobre la que crecer y hacerse fuertes juntos.

La jornada del día 14 contó con la colaboración de un amplio abanico de entidades. En primer lugar tuvieron lugar dos conferencia, “El valor de compartir principios” y “RSE a través de la gestión de recursos humanos”.
Le siguió la mesa redonda titulada “La utilidad social de la empresa” donde intervinieron directivos de las empresas Agropal, Atades Huesca, Parque Tecnológico Walqa y Grupo Baxter.
En el mes de febrero  tuvo lugar el IV Congreso Nacional de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) en la sede de Bantierra de Zaragoza donde hubo un amplio abanico de ponencias.

En el mes de marzo se entregaron el VII Premio Aragonés a la Responsabilidad Social de las Empresas que ya cuenta con una larga trayectoria y en el que han sido galardonadas varias empresas de la provincia de Huesca.
Como vemos, nos encontramos con muchas actividades en torno a la responsabilidad social de la empresa. Posiblemente, el momento socio económico de crisis pasada ha hecho que estemos más receptivos al tema.

Estos años de crisis han hecho que las empresas no pudieran disponer de recursos para las actividades de responsabilidad social como había ocurrido en los años anteriores.
Esta realidad nos hace pensar en que pudiera ser un tema que únicamente las empresas lo resuelven en momentos en que sobran los recursos, como si se tratara de una herramienta de marketing.
Sin embargo, ha habido empresas que lo han mantenido en su estrategia empresarial como un aspecto de su núcleo central porque lo consideran una parte imprescindible en su desarrollo a medio y largo plazo.

Es el caso del modelo de gestión de Mercadona basado desde 1993 en la Calidad Total incorporando la responsabilidad social en su dinámica empresarial de una forma sólida.
Con este modelo, Mercadona trata de satisfacer con la misma intensidad a los cinco componentes que forman la empresa: “el Jefe” (así es como Mercadona llama al Cliente), el Trabajador, el Proveedor, la Sociedad y el Capital.
Vemos como la Sociedad forma parte de su modelo de negocio, contando con sus parámetros de gestión como los otros parámetros. La empresa intenta que este modelo lo hagan propio sus proveedores.
Una de las estrategias de sostenibilidad donde la empresa está poniendo más atención es hacer posible una Cadena Agroalimentaria Sostenible, porque considera que es imprescindible para su competitividad en el futuro.
Pongo este ejemplo, como un caso de éxito donde se consigue aunar en la misma trayectoria los objetivos de la empresa en todas sus vertientes: los clientes, los trabajadores, los proveedores, la sociedad y el capital.
Evidentemente que se trata de una gran empresa, pero no se trata tanto de un tema de intensidad de recursos como de metodología, un modelo de calidad total donde se consideran todas las partes implicadas en una empresa.
Es de destacar que, en un momento de bajada de salarios en los últimos años, Mercadona ha mantenido unos salarios por encima del sector. Su presidente indicó que este era el camino que debían seguir las empresas.
Si los trabajadores se encuentran satisfechos es posible ser más competitiva la empresa. Lo mismo se puede decir de los demás componentes, incluido los aspectos de responsabilidad social.


Daniel Vallés Turmo

martes, 5 de mayo de 2015

Fases de los trabajos


En este artículo vamos a seguir comentado la metodología que surge del recién publicado libro “Diseñando la propuesta de valor” en el que se profundiza en distintas herramientas prácticas de desarrollo del Lienzo de Modelo de Negocio.
Comentamos que lo más innovador del libro es que se crea el “Lienzo de la propuesta de valor” para facilitar el encaje entre el perfil del cliente al que nos dirigimos y el mapa de valor que le ofrecemos.

El perfil del cliente es un mapa abreviado de lo que era el mapa de empatía. Se centra en tres aspectos concretos a desarrollar: los trabajos del cliente, las frustraciones y las alegrías.
En el artículo anterior tratamos los “trabajos del cliente”, aquello que intenta resolver. Las frustraciones, los malos resultados, riesgos y obstáculos que se encuentra el cliente en su camino de buscar soluciones, que serían las alegrías.

Vamos a profundizar en el concepto de “trabajos del cliente”, que es muy potente para sondear posibles propuestas de valor que podamos ofrecer a un determinado segmento de cliente.
Me baso en la información facilitada por José Antonio de Miguel, conocido en las redes sociales como @yoemprendo, en su blog www.yoemprendo.es dedicado a ayudar a los emprendedores.

En el blog se trata de forma muy didáctica las herramientas más innovadoras que nos encontramos actualmente: Lean Startup, Customer Development y Canvas Business Model.
Ha participado en la edición y escrito el prólogo de la versión en España del libro “Diseñando la propuesta de valor”. Un indicador del manejo que tiene en estas metodologías.
En su blog y en YouTube explica de forma muy acertada en qué consisten los “trabajos del cliente” y porque ya no funciona adecuadamente la segmentación de clientes para diseñar propuestas de valor.

Una de las motivaciones que indica José Antonio de Miguel es que cuando nos enfocamos en las necesidades de los clientes, solemos únicamente centrarnos en la fase de ejecución sin considerar otras.
Contempla ocho fases distintas: definir, localizar, preparar, confirmar, ejecutar, monitorizar, modificar y concluir. Nos lo explica poniendo el ejemplo de tener que pintar una habitación en nuestra casa.

Definir. Es la fase en la que nos planteamos la tarea general que tenemos que hacer. En este caso se trataría de pintar una habitación, un mueble o el elemento que consideráramos.
Localizar. En esta fase tenemos en cuenta los elementos que son necesarios para desempeñar la tarea. Así, comprar pintura, obtener herramientas y preparar el lugar para no ensuciar.
Preparar. Antes de comenzar la tarea tenemos preparar lo necesario para le ejecución. Cuando pintamos, hemos de apartar el mobiliario y disponer de cinta para no pintar sobre otras superficies.
Confirmar. Es el momento previo a la ejecución. Se trata de testar que contamos con los instrumentos adecuados antes de ponernos a trabajar, para evitar que luego no podamos terminar la faena.
Ejecutar. Es el proceso del trabajo a realizar propiamente dicho. En el ejemplo, sería todo el proceso de pintar. Como ya hemos dicho, es la fase en la que nos solemos centrar cuando pensamos en las necesidades de los clientes.
Monitorizar. Vemos si estamos haciendo la tarea adecuadamente. Cuando pintamos, observamos si está cambiando el color o queda de forma uniforme. Igualmente, si estamos manchando.
Modificar. Son las tareas que se hacen tras la monitorizar. Así, si es necesario repasar alguna parte de lo pintado, cambiar la brocha o poner más tinte a la mezcla para lograr un color más intenso.
Concluir. Tras haber ejecutado el trabajo, todavía son necesarias etapas. Hemos de limpiar las herramientas, poner los muebles y tirar a la basura los elementos desechables.

Esta deconstrucción de las fases del “trabajo del cliente” nos permite poder observar posibles propuestas de valor en cada de las tareas, atendiendo no únicamente las tarea funcionales, sino las emocionales y sociales.


Daniel VALLÉS TURMO