miércoles, 25 de mayo de 2016

Economía del Bien Común


¿Cómo se crea riqueza y empleo? La respuesta a esta pregunta dependerá del marco de pensamiento en que nos movamos. Cuando hablamos de emprendedores, se trata de lograr clientes que compren un producto y se tenga un beneficio que permita pagar los costes, entre ellos el coste del trabajo.
No es una pregunta simple, ni es fácil su contestación. El sistema económico que tenemos es el que se ha ido propiciando a través de los años por la tradición y el establecimiento de leyes.

El primer libro moderno de economía es “La riqueza de las naciones” que escribió Adam Smith en 1776. Muchos de sus pensamientos todavía permanecen vigentes en nuestra tradición y legislación.
Según wikipedia: “Smith expone su análisis sobre el origen de la prosperidad de países como Inglaterra o los Países Bajos. Desarrolla teorías económicas sobre la división del trabajo, el mercado, la moneda, la naturaleza de la riqueza, el precio de las mercancías en trabajo, los salarios, los beneficios y la acumulación del capital. Examina diferentes sistemas de economía política, en particular, el mercantilismo y la fisiocracia; asimismo, desarrolla la idea de un orden natural”.
Continua: “Este «sistema de libertad natural», como lo llama Smith, es el resultado del libre ejercicio del interés individual que beneficia exitosamente —sin proponérselo— al bien común en la solución de problemas y satisfacción de necesidades por medio de la libre empresa, de la libre competencia y del libre comercio”.
La base de su pensamiento se basa en el “bien propio” como motor del desarrollo social. Una de las frases más conocidas en las que se ejemplifica es: “No es por la benevolencia del carnicero, del cervecero y del panadero que podemos contar con nuestra cena, sino por su propio interés”.
Adam Smith lo explica así en el mismo libro: "Cada individuo está siempre esforzándose para encontrar la inversión más beneficiosa para cualquier capital que tenga [...] Al orientar esa actividad de modo que produzca un valor máximo, él busca sólo su propio beneficio, pero en este caso como en otros una mano invisible lo conduce a promover un objetivo que no entraba en su propósitos [...] Al perseguir su propio interés frecuentemente fomentará el de la sociedad mucho más eficazmente que si de hecho intentase fomentarlo."

Un siglo más tarde, Karl Marx escribe “El Capital”, otro de los libros fundamentales de economía y pensamiento social. En este libro, analiza profundamente el sistema capitalista.
Este pensamiento social es la base de un economía basada en el “bien colectivo”, que tuvo su máxima expresión en los acontecimientos de la revolución rusa de 1917, que supuso la puesta en práctica de la economía planificada.
Una evolución posterior es la socialdemocracia europea tras el final de la Segunda Guerra Mundial, que abandona el marxismo elaborando una relación diferente entre capitalismo y socialismo.
Así, se centra en una mayor intervención estatal en los procesos de redistribución, en vez de los de producción. La herramienta de intervención es la política fiscal progresiva que permitió propiciar lo que llamamos el Estado de Bienestar.

Tras la crisis del año 2008, se está comenzando a desarrollar nuevos paradigmas de pensamiento social en economía. Uno de ellos, se fundamenta en el “bien común”. El libro de referencia es “Economía del bien común” de Christian Felber, publicado en el año 2010.
Pretende ser una alternativa tanto al capitalismo de mercado como a la economía planificada. La implantación de la economía del bien común pretende adaptar la economía real, donde prevalecen los valores de afán de lucro y competencia a los principios básicos que representan valores humanos; como son confianza, honestidad, responsabilidad, cooperación, solidaridad, generosidad y compasión, entre otros.
Resumiendo, en la economía del “bien propio”, la generación de riqueza y empleo se debe al desarrollo del interés personal. En la economía del “bien colectivo”, se fundamenta en la preponderancia del estado.
La “socialdemocracia” aúna los dos pensamientos con el concepto de distribución de la riqueza. Finalmente, la economía del “bien común”, pretende que los valores del ámbito empresarial sean los mismo que los valores que se plasman en las constituciones de las naciones.

Daniel VALLÉS TURMO