martes, 22 de enero de 2019

Quique


Quique

Quique, Enrique Sampériz, director general de Ecomputer cumple 50 años al tiempo que la empresa cumple 25 años. Como persona vitalista que es, ha celebrado ambos acontecimientos con entusiasmo.
Compartimos el haber nacido en la misma ciudad, Barbastro, y estudiado en los Padres Escolapios. Recuerdo la emoción que tenía el 4 de marzo de 2016 cuando habló sobre su trayectoria empresarial ante una nueva generación de alumnos en el salón de actos del colegio.

Fotografía realizada con miles de fotos de colaboradores de Ecomputer
El primer nombre de la empresa fue Computer Huesca cuando en el año 1994 establece con un socio una tienda en la calle Ricardo del Arco dedicada a la venta de productos informáticos.
Yo llego a trabajar a Huesca en el año 1996 en una ciudad sin autovía y con una crisis de cierre de empresas y pérdida de miles empleos. La feria de muestra la celebramos en las antiguas instalaciones de Albajar.
Albajar fue una importante empresa que fabricaba máquinas cosechadoras. Lo que hoy son las instalaciones de la Policía Local eran sus oficinas. Supongo que Quique estaría en aquella feria, pero no soy consciente porque yo estaba en otros stand.
Pero si recuerdo al año siguiente cuando se celebró la feria en el flamante nuevo Pabellón de Deportes. El stand de Computer Huesca estaba lleno de decenas de aquellas enormes pantallas de ordenador que llamaban mucho la atención del visitante.
Así eran las pantallas de ordenador que existían antes que aparecieran las planas. Ese stand mostraba la ambición empresarial que iba a fraguarse y desarrollarse años después.

Obra de David Gatta (todavía sin completar) regalo de amigos de Barbastro
En el año 2000 se inicia el embrión del Parque Tecnológico Walqa en las instalaciones de CEEIAragón, que primero sirvió para ser el Centro de Excelencia de Internet y, posteriormente como espacio temporal para las empresas que se iban a instalar en los edificios que se estaban construyendo en lo que hoy es Walqa.
Mientras, Computer Huesa se convierte en Ecomputer en el año 2002 y apuesta por ser la primera empresa que se instala en el Parque Tecnológico con su propio edificio en el año 2004.
Un edificio emblemático que muestra las pretensiones de una empresa tecnológica de nueva impronta. Y es que Quique vive como quiere ser. De esta forma la empresa ha llegado a los 90 trabajadores y más de 30 puntos de venta que tiene repartidos por España.
En este aspecto, Ecomputer ha servido de pionera para otras empresas emblemáticas de Huesca que han seguido su estela para adaptar sus instalaciones y organizaciones a la nueva realidad.

En los 23 años que llevo trabajando en Huesca me he acercado en mucha ocasiones a sus instalaciones para pedirle consejo sobre algún proyecto emprendedor que había llegado a mis manos. Y siempre he encontrado las puertas abiertas y, sobre todo, la escucha.
Este trato y capacidad de escucha lo ha conseguido eficazmente trasladar a las tiendas de la empresa donde conviven la profesionalidad y la calidez en el trato. Algo que valoramos mucho los clientes en el acelerado sector tecnológico.
Quique tiene un tesón empresarial que, seguramente, le viene del infortunio de los fallecimientos en edad joven de sus padres y su esposa. Pero, ha sabido sobreponerse para que no afectara a los ámbitos empresarial y familiar.
En este aspecto, compartimos la cercanía de nuestros padres en el cementerio de Barbastro y la juventud con que murió mi padre. Cuando voy a visitar a mis padres, recuerdo a los suyos.
En la fiesta de cumpleaños los hijos mostraban la misma ilusión que su padre. Me gustó ver que los dos hijos mayores iban con americana y con el logotipo de Ecompunter en la solapa.
En la velada nos encontramos con actuales y viejos conocidos. Fueron muchas horas de conversación que nos regaló Quique para recordar y mantener los vínculos con personas queridas.
Un conocido muy querido en Huesca me dijo en la velada ¨que son los vínculos personales los que quedan tras vida profesional y no tanto los objetivos logrados”. De vuelta a casa en el coche, reflexionaba sobre ello. Posiblemente esta sea una de las fortalezas de Quique, la de establecer y mantener vínculos personales.

Daniel VALLÉS TURMO

Artículo publicado en Diario del Altoaragón el 22 de enero de 2019

miércoles, 16 de enero de 2019

Emprender a Martillazos

Emprender a martillazos

En el verano de 1942 una gran riada devastó la huerta de Casa Barbero de Labuerda. Al igual que lo hizo con la de muchos otros vecinos. Ello suponía no haber comida para las personas, ni para alimentar a los dos cerdos, que suministraban la conserva para el invierno.
Los hermanos mayores tuvieron que “salir a servir”. Tres hermanos coincidieron en Zaragoza: José María (que se había alistado como voluntario en el ejército), Amparo (mi madre) y Margarita.

José María ejerció como barbero en el cuartel y por la tarde lo hacía con los familiares de los oficiales. De esta forma, consiguió comprar por cupones una cámara de fotográfica con la que pensaba podía ganar dinero.
Todavía conservo una de esas fotos pequeñas de los tres hermanos en el parque Grande de Zaragoza en el año 1943. El negocio de las fotografías no salió adelante y siguió dedicándose a cortar el pelo por las tardes.


Los tres hermanos en 1943

En el año 1946 volvieron todos lo hermanos a Labuerda tras la muerte de la madre a una edad muy joven. Mi tío José María me contó que le tocó venir de noche andando desde la estación de Selgua hasta Barbastro por las traviesas.
Mi madre se quedó en la casa materna para cuidar a los hermanos. Margarita se fue a Graus a aprender de peluquera y José María se compró una “gorrinera” para transportar cerdos lechales con lo que había conseguido como barbero.
Cuando estaba en Barcelona, Margarita siempre me hablaba de los paquetes de comida que le hacía llegar a Graus por el coche de línea mi madre. Se casó y fue a Barcelona donde se estableció como peluquera.
José María se fue a casar a Serraduy y continuo en el ámbito del transporte. Mi madre, junto al hermano mayor y los pequeños, construyeron una tienda y una panadería, que se inauguró en el año 1950 con el nombre de Casa Turmo.
Mi madre dejó Labuerda en el año 1962 cuando se emanciparon los hermanos pequeños y se casó el hermano mayor. María Teresa aprendió de peluquera en Barbastro y luego se casó y se estableció como peluquera en Badalona.
Mi madre, junto a su prometido proyectaron llevar el traslado de una carnicería en Barbastro. Luego la vida llevó a otros derroteros. Tuvieron varias oportunidades de negocios, pero los desistieron.

Aunque parezca lejano mirar 76 años atrás, los motivos para emprender no han cambiado significativamente. La mayoría de las personas lo hacen “a martillazos” porque no les queda otro remedio.
En este momento, estarían incluidos en este grupo todos los autónomos dependientes que lo son únicamente por obligación contractual mercantil en vez de laboral.
El otro gran grupo lo hace por “vinculación”. Así, siguiendo el negocio, oficio de la familia o por una oferta de una persona cercana que nos invita a entrar en su negocio porque necesita personal y lo busca entre las personas de confianza.
Nuestra realidad actual nos hace pensar que emprender entonces era más sencillo, pero no lo era de ninguna manera. Es un sesgo de nuestra mente la que nos hace pensar de todas maneras.
Tal vez, el análisis que hacemos actualmente de los negocios, hace que veamos con más rigor la complejidad. Antes, posiblemente, este análisis se hacía “copiando”, de la misma forma que se aprendía un oficio.
Y se aprendía “a martillazos”, es decir mediante la acción de corregir hasta lograr lo correcto. Quizás, este aspecto se tenga que volver a retomar, la actitud de “actuar” para probar.
Ahora a este hecho se le llama “pivotar”. El cambiar algún elemento del modelo de negocio para hacerlo viable. Antes, ésto se hacía sin pensar que se estaba haciéndolo.
Pero, como ya se he comentado, se hacía “copiando” lo que se veía que funcionaba a otras empresas. Era una transformación por imitación, de la misma manera que aprenden los niños. A veces, el encaje era fácil y otras había que utilizar más el martillo. Lo mismo que sucede ahora.
En la foto de 1943 se ven tres personas jóvenes que ya nos han dejado. La primera fue Margarita, luego mi madre y después, José María. Mantengo en mi memoria el perfume de sus vidas que tanto aprecié. Un perfume que inconscientemente siempre está presente.


Daniel VALLÉS TURMO

miércoles, 9 de enero de 2019

Una empresa de Navidad


Una empresa de Navidad

Hay recuerdos de la infancia que se van borrando como las fotos antiguas. Uno de ellos es la noche que nos despertaron porque papá tuvo un accidente de tráfico. Mamá tuvo que estar con él meses acompañándolo en los hospitales en Huesca y Zaragoza.
Nos llevaron al internado de los Escolapios durante ese tiempo. Cuando mi padre volvió a casa ya no volvió a trabajar y mamá tuvo que ir a hacer limpieza de casas para cuidarnos. En aquella época se fregaba el suelo de rodillas.
Siempre he estado agradecido a los padres Escolapios por aquella acogida que nos dieron en un momento muy complicado y, siempre, he valorado el coraje de mi madre para tirar adelante.

Es por eso que, igualmente, valoro mucho la labor de empresas como Carinsertas que se dedican a formar a personas en riesgo de exclusión socio-laboral y potenciar su experiencia laboral para facilitar el acceso al mercado de trabajo.




En 2013, Cáritas Diocesana de Huesca constituyó Carinsertas, convirtiéndose en la primera y única empresa de inserción de la capital altoaragonesa. Es una empresa sin ánimo de lucro, comprometida con la justicia y la búsqueda de igualdad de oportunidades.
Actualmente, la forman un equipo de 12 personas, de las cuales 7 son trabajadores con contratos de inserción, 3 personas voluntarias y 2 personas de estructura. El 80% del presupuesto se destina a las nóminas del personal de inserción. (Me corrige la empresa que ya son 19 personas, 12 de inserción y 7 de estructura)


Parte del equipo (Fuente: Facebook)

En 2013, Carinsertas comenzaría realizando arreglos y promoviendo una costura ética en la instalaciones de CEEIAragón en Huesca. En 2014, se inicia en la actividad de recogida, triaje y reciclaje textil.
Esta nueva actividad terminaría de consolidarse un año más tarde con la colocación de nuevos contenedores de recogida de ropa, instalados en diferentes zonas de la ciudad y en algunas localidades de la Comarca de la Hoya y de Monegros. Así, el año 2015 serviría para aumentar su actividad en la recogida de prendas, llegando a manipular anualmente unas 300 toneladas, de las que se reutilizan 279.000 kilos.

En el año 2016, ya en sus instalaciones de la calle Cordeleros número 4 de Huesca, amplia sus servicios para incluir el sector de la limpieza como nueva área de servicio.
Así, la empresa desarrolla su actividad en tres áreas distintas: el reciclaje, la limpieza y la costura con el objetivo principal de generar puestos de trabajo entre los más desfavorecidos.
Respecto al reciclaje, esta actividad pretende poner en valor la dimensión medioambiental, promoviendo la reutilización de ropa y el reciclaje textil, evitando la emisión de CO2 a la atmósfera y reduciendo el consumo de materias primas y energía para la producción de nuevas prendas textiles. En el año 2015, se manipularon unas 300 toneladas, de las que se reutilizaron 279.000 kilos.
El servicio de limpieza se realiza en distintos ámbitos como oficinas, dependencias parroquiales o domicilios de particulares, entre otros. Las personas que trabajan en este servicio han sido preparadas profesionalmente a través de un curso. Se realiza un servicio profesional, cualificado, además de cercano y personalizado, ya que se estudia el caso de cada cliente para adaptarse a sus necesidades y horarios.
Finalmente, se realizan arreglos y costura ética (a partir del reciclado de la ropa recogida), ofreciendo la posibilidad de confeccionar uniformes a empresas y compañías.

Me acordé de esta empresa hace unos día viendo como dos trabajadores uniformados de Carinsertas limpiaban unos cristales en Huesca. Tenían la cara llena de ilusión por la oportunidad de una nueva “navidad” para sus vidas.
Espero que muchas empresas y particulares contraten sus servicios para que pueda darse la oportunidad del acceso al mundo laboral al mayor número de personas posible.
Con esta actividad Caritas cumple el dicho de “enseñar a pescar” y no sólo dar peces, que ya es importante. Por el papel que desempeña esta institución en la atención a los más necesitados, es una de las más valoradas por la población española.
Por ello, José María Cabrero, párroco de Arcusa, pintó en la reforma de la iglesia el símbolo de Cáritas como el mejor ejemplo representativo del papel de solidaridad que tiene la iglesia en el momento actual.
Daniel VALLÉS TURMO

Publicado en Diario del Altoaragón el 9 de enero de 2019