miércoles, 24 de septiembre de 2014

¿Por qué no me callo?

“¿Por qué no te callas?” es una frase que ha quedado en nuestra memoria. La dijo el rey Juan Carlos I en 2007 en la reunión de países iberoamericanos dirigiéndose al presidente venezolano Hugo Chávez.
Tuvo una gran repercusión, porque no es la frase que se espera de un jefe de estado, pero tenía toda la autoridad para parar las acusaciones que estaba haciendo contra el anterior presidente español José María Aznar.

Esta frase la solemos utilizar prestada cuando alguien dice algo que no nos parece adecuado de forma reiterada. El hecho que la utilizara un rey ha hecho que parezca menos inoportuna para el resto de los mortales
Pero, ¿por qué Hugo Chávez o cualquiera de nosotros no vemos que estamos siendo excesivamente molestos? Simplemente es porque hemos perdido el control emocional de la situación y no somos capaces de cuestionarnos.

Similar a la parábola del evangelio que dice: “¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?”, nos es muy difícil hacer la autocrítica.
Además de no saber hacer la autocrítica, otro error en el que solemos caer fácilmente cuando estamos analizando un problema es el centrarnos en la persona en vez del proceso.

Cuando utilizamos esta forma de focalización, estamos muy cerca de caer en un proceso de culpabilización de la persona en vez de responsabilización del proceso que se trata.
Cuando nos centramos en el proceso, estamos analizando lo sucedido y tratamos de arreglar aquello que no ha funcionado bien para ver cómo lo podemos cambiar para mejorar. La persona responsable tratará de hacerlo mejor la próxima vez.

Mientras que si nos centramos en la persona, estamos culpabilizando la persona. Ya no se trata de una resolución de problemas sino de una acusación personal que no ayuda a nada ni a mejorar el problema, ni mucho menos la relación personal.
Se suele utilizar de forma habitual frases como “Tú eres el culpable del fracaso de este proyecto”. Deberíamos descartarlas absolutamente por lo que hemos comentado anteriormente.

Esta misma estrategia la podemos utilizar en cualquier tipo de negociación. Podemos ser muy duros luchando por algún tema concreto de precio o de calidad; pero no deberíamos entrar en descalificaciones.
Así, “¿Te crees que soy tonto?”, “¿Por favor sé serio”,… Aparentemente son expresiones que no son maliciosas, pero hacen que nos centremos en las personas, en vez de los temas.

De esta forma, es muy fácil que podamos entrar en algún tipo de conflicto interpersonal, mientras que de la otra forma, no nos “metemos” con la otra parte, sino con el contenido de su oferta.
Otra frase que podemos haber dicho en alguna ocasión es “Contigo no se puede trabajar”. Cometemos el mismo error. Estamos descalificando a la otra persona, que no ayuda nada a mantener una buena relación.

De nuevo, no nos centramos en el problema, sino que nos centramos en la persona. Estamos utilizando una verdadera bomba. Lo que se dice “Matar moscas a cañonazos”. Y lo peor, estamos quemando el terreno.
Además, suele ocurrir que solemos caer en la trampa y “entramos a trapo” de forma que la otra parte se justifica por la frase que ha realizado. De forma que entramos en un bucle de difícil solución.

Si tenemos una buena renta de “buen rollo” con la otra persona, no pasa nada, porque puede más la historia pasada. Pero, si se repite a menudo, estamos perdiendo el crédito con la otra persona.
Sin duda, de forma preventiva, deberíamos aprender a callarnos cuando estamos centrándonos en la persona en vez del proceso cuando tratamos problemas de forma significativa.

Y, si nos vemos implicados en una acusación personal, deberíamos aprender a no “tomarla en serio” (no entrar al trapo) y reconducirla hacia la problemática que estemos tratando.

En el arte del hablar, ya hace muchos años, Socrates enseñaba a sus discípulos que antes de conversar utilizaran el filtro de si lo que iban a decir era bueno, verdadero y necesario. Si no, era mejor callar.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Todo se para


Vamos a ver varios casos donde la salud se quiebra y no deja que continuemos con el proyecto empresarial. En ese momento todo se para. Es una buena ocasión para retomar medidas preventivas.

Día ventoso de febrero. Son carnavales. Ha aprovechado la pausa del mediodía de la panadería para comer con sus amigas, pero antes de abrir tenía que llevar a los niños al colegio para el festival de disfraces.
Se hace tarde. Coge el coche. Corre un poco más rápido que de costumbre. Aprovecha para hacer una llamada mientras conduce. Una ráfaga de aire le lleva hacia el otro carril. No consigue controlar la dirección.
Dos coches sobre la calzada. Se para el tráfico. Acuden los conductores. Vienen tráfico, los bomberos y las ambulancias. A los pocos minutos te encuentras en un box de urgencias del hospital.
La panadería permanece cerrada. Los clientes esperan en la puerta. Un familiar acude más tarde para despachar. Preguntas y lamentos. Al cerrar, quedan algunas barras de pan en las estanterías.

Sábado tarde de mayo. Hace un día ideal para hacer un poco deporte con los amigos. A las 8 le toca volver al restaurante  para hacerse cargo de las cenas. Estos momentos de actividad ayudan a rebajar el estrés.
Tras el partido suelen quedar a tomar una cerveza. Le están esperando fuera. “¡Qué raro que tarde tanto!”. Entran a darle un toque. Le encuentran tumbado sobre el suelo del vestuario.
Ictus. Ambulancia al hospital. Diagnóstico. Ambulancia a una unidad especializada. Tratamiento de choque. Meses y meses de rehabilitación para ir recuperando la funcionalidad.
El restaurante sigue abierto. Más faena, pero contentos de tenerla. Paciencia para esperar que se vuelva a incorporar. Mucha alegría el día que ocurre.  Agradecido de volver a la rutina.

Domingo tarde de junio. Hoy no hay clases. Toca sesión larga de “running”. No se ha levantado con buenas sensaciones, pero sabe que la pereza hay que combatirla con la acción.

Comienza a rodar. Cuesta, pero se lo toma con calma. Suda más de lo habitual y se nota más cansado. Hasta que nota un dolor en el pecho que no le deja salir. Se queda parado.
Pasa un coche y le recogen. Urgencias. Ha llegado a tiempo. Todo bajo control. Unos días hospitalizado y una hoja con consejos al salir. Entre ellos el monitorizar el esfuerzo para incrementar la actividad física progresivamente.
Vuelta a la academia. Ilusión de volver a encontrar a los compañeros y a los alumnos. Poco a poco va volviendo la confianza para hacer deporte. Por supuesto, con control médico.

Es un emprendedor de éxito. Ha logrado que su empresa de Internet sea una de las más valoradas en su región. Ha supuesto muchos años de trabajo arduo y resolución de conflictos.
El estrés se va maquillando con más café y alguna copa tras salir tarde de la oficina. Uno se siente un “master del universo” con energía ilimitada. No hay tiempo para descansar.
Crisis de ansiedad. El cuerpo ya no puede más. Palpitaciones, sudor, pensamientos obsesivos que amartillan. Los medicamentos ya no dan el efecto equilibrado mágico de cada mañana.
Baja. Nueva palabra en su vocabulario. Tratamiento, relax, psicoterapia. Meses. Vuelta a la empresa pero con una nueva forma de trabajo y más equilibrio con la vida familiar.

Viernes de setiembre. Hoy tocaba prueba en el hospital. El verano ha sido complicado. Ya se sabe, el calor. Ha tenido que ir al médico para ver ese dolor que no estaba. Nunca hay tiempo para dejar el trabajo.
Bueno, Parcetamol. Pasan unas semanas y continua, Antibióticos. Continua. Hospital. Pruebas. Unas se hacen enseguida y otras están programadas. Hoy tocaba la resonancia. No sales del hospital. Se ha encontrado algo grave.

Esto casos ocurren porque nuestra psicología no está preparada para saber valorar el daño que nos estamos haciendo con hábitos no saludables. Por eso, es preciso que integremos hábitos saludables en el día a día.

Profesionales

Todos los sectores se están transformando por el cambio del modelo de negocio debido a distintas modificaciones en la segmentación de clientes, la propuesta de valor, los canales, la relación con los clientes o el precio.
De la misma manera, está cambiando la forma de llevar a término la actividad con diferencias en los recursos utilizados, las actividades realizadas, los socios y la estructura de costos.

Esta tendencia también está llegando a las actividades profesionales, lo que denominamos profesiones liberales, como son la medicina, la abogacía, la ingeniería y muchas otras reguladas mediante colegiación.
En algunos casos, esta transformación viene dada por la incorporación a una estructura empresarial, de forma que el profesional pasa a ser un empleado de la organización.

También, se suele dar el agrupamiento de profesionales entorno a un gabinete para potenciar la comunicación, crear sinergias y compartir los gastos de estructura generales.
Posiblemente, la mayor parte ejerce de forma individual realizando la actividad a tiempo completo o compaginándola con otro tipo de empleo en alguna empresa u organización.

En todos estos casos, el profesional tiene que ver su actividad más allá de su “profesión” para adaptar “su empresa” a las nuevas necesidades que requieren sus clientes.
No sé trata únicamente de ser un “buen profesional” conociendo muy bien la materia, sino que es preciso ser bueno en todas las áreas que incumben a un proyecto empresarial.
Un ejemplo de innovación en la actividad profesional es el de la psicóloga oscense Chusa Castán Borderías. Vamos a ejemplificarlo en algunos aspectos del canal de relación con los clientes.

Su actividad la realiza a través de canales tradicionales en el ámbito psicológico, como son la docencia, la conferencia, la consulta y la colaboración con empresas e instituciones.
Un cambio significativo en el canal es el centro donde tiene su consulta. En vez de estar en una oficina, está situado a pie de calle con una atractiva decoración de la fachada.

Esta disposición del local permite una mayor difusión para que los posibles clientes conozcan la actividad y la vean accesible. Es una tendencia en todas las profesionales liberales.
Además, permite el poder comunicar nuevos productos a los clientes cambiando los carteles que dan a la calle, al modo que hacen las oficinas bancarias y otras empresas de servicios.

Otra innovación en el canal de relación con el cliente es la publicación del libro Vips Attacks, www.vipsattacks.com, en el que divulga de una forma gráfica y simpática algunos problemas psicológicos comunes.
Se trata de un libro muy cuidado tanto en la parte científica como en la parte divulgativa. Es de reseñar la ejemplificación humanizada de los “virus psicológicos” en unos reptiles disfrazados de soldados romanos.

Al igual que la precisa y detallada ilustración de cada uno de estos “virus psicológicos” que encajan como un guante con el concepto que la autora nos quiere comunicar.
Estas características del libro de divulgación posibilitan la peculiaridad de poder alcanzar un amplio segmento de posibles clientes de todas las edades, ámbitos sociales y académicos.

El libro enseña los mecanismos más comunes que nos llevan a tener algún trastorno psicológico, así como la tipología de estos problemas, describiendo cada uno de los mismos.
Algunos lectores de este libro, ya serán clientes. Para ellos supone una herramienta de formación, acudiendo al profesional cuando consideren que es necesaria su intervención.

Otros lectores, tras la sensibilización dada por la lectura, pueden considerar necesario el acudir a un profesional de la psicología para abordar algunos aspectos que se describen.

Reutilización

Mirando un escaparate de teléfonos móviles, encuentro un iPhone con un precio muy competitivo. Miro con detenimiento la etiqueta que dice “Certified Pre Owned”. Quiere decir que es usado pero ha sido revisado por Apple.
Las tiendas de móviles han ido cambiando en los últimos años con la generalización de la venta de móviles libres, la liberación de los bloqueos de las operadoras y una gran selección de dispositivos de segunda mano.

Este modelo de negocio es el tercero desde la generalización de la telefonía móvil en España hace apenas 20 años. En este tiempo, hemos visto como han ido cambiando el modelo de negocio de la venta de terminales.
Al principio, los móviles se regalaban con el objetivo de captar clientes y, luego, se dispusieron planes de fidelización. Con el incremento del coste de los terminales y el abaratamiento de las tarifas, se ha diferenciado ambos productos.

Así, por un lado está el dispositivo y por otro las tarifas de datos y de llamadas. Se ha producido una maduración del mercado y un mejor conocimiento del mismo por parte del consumidor.
Uno de los aspectos relevantes es la reutilización de los terminales. Aquí, nos encontramos desde la venta de dispositivos usados, que únicamente se ha revisado que funcionen, hasta los certificados por la compañía original.

Ya hemos dicho que podemos encontrar teléfonos de la marca iPhone de segunda mano que han sido revisados y certificados por la empresa, contando con la garantía de un año.
Esta reutilización de los productos no es nueva. En el mercado inmobiliario es algo natural. Tradicionalmente, se hacen pequeñas reformas de pintura, suelos, carpintería, baños y cocinas para hacer más atractiva la vivienda.

Desde hace pocos años, nos encontramos con la necesidad de certificación energética de las viviendas y, en el caso de tener más de 50 años el edificio, es preciso pasar en muchas ciudades una Inspección Técnica de Edificación.
También, es habitual en el mercado de coches donde nos encontramos con distintas categorías. Entre particulares y en los concesionarios. Aquí, nos encontramos los denominados kilómetro 0 y los más antiguos, pero garantizados.

Siempre han existido tiendas donde se han vendido productos no perecederos de segunda mano, sobre todo electrodomésticos y muebles, pero no se llevado a cabo una mayor segmentación.
Internet, con portales como eBay, han posibilitado el alcanzar a un mercado más amplio la venta de productos de segunda mano, tanto de particulares como de empresas.

Es con la llegada de los ordenadores y los teléfonos móviles, como ya se ha comentado, que comienzan a certificarse y garantizarse estos productos de menor precio.
Algo similar está ocurriendo con otros bienes que tienen un alto precio, como es el caso de las cámaras réflex y los relojes de alta gama. En ambos casos, existen canales que posibilitan su reutilización.
En España comienza a ser normal el comprar ropa de segunda mano, sobre todo de calidad, pero también nos encontramos las tiendas de las organizaciones no gubernamentales.

Este es el caso de Caritas. En Aragón, cuenta con las tiendas “A todo trapo” donde venden ropa usada que ha sido arreglada previamente. Cuenta con una red propia de contenedores de recogida.
Los objetivos de este nuevo proyecto de recogida son la creación de empleo, el cuidado del medio ambiente con el reciclaje de la ropa y la gestión ética de la ropa recogida.

Parte de la ropa recogida se arregla y se vende en las propias tiendas “A todo trapo”. Algunas prendas que no pueden usarse, se les da una segunda oportunidad para la confección de moda sostenible.
Esta tarea la realiza Labores de Corazón. Establecida en Huesca, es un taller textil de inserción social promovido por Cáritas diocesana de Huesca. Una de sus singularidades es la posibilidad de confeccionar con tejidos ya usados.

La reutilización de los productos es una tendencia que ya ha enraizado. Su modelo de negocio irá sofisticándose de la mano de los gustos del consumidor y las innovaciones tecnológicas.