El pasado 9 de marzo pudimos asistir a una conferencia
del profesor del IESE Miguel Ángel Ariño en el Palacio de Villahermosa, centro
cultural de la Obra Social de Ibercaja.
El profesor Ariño tiene un blog titulado “Toma de
decisiones” en la dirección www.miguelarino.com donde podemos disponer de
información sobre esta materia que domina.
El título de la charla fue “Titanic, Katrina... ¿Se
hubieran podido evitar? Enseñanza de los grandes errores del siglo XX”.
Utilizando estas catástrofes fue ejemplificando los errores en la toma de
deciones.
Comenzó hablando de los errores más comunes en la toma de
decisiones. El primero error tratado fue “el conflicto de intereses”, poniendo
como ejemplo el de la empresa auditora de Enron.
El segundo, “el efecto aureola” de algunos directivos que
tienen un prestigio que hace que no se critiquen las decisiones que tomen.
Digan lo que digan no se cuestiona sus órdenes.
El tercer error, “el compromiso no cuestionado” que
sucede cuando nos enamoramos de una idea. Un antídoto de este error el disponer
de un segundo plan y un análisis DAFO de
la plan principal.
El cuarto, “la escalada de compromiso” tanto cuando se va
en la dirección positiva como en la negativa. Esto hace que cabemos la fosa más
profunda o que apostemos en exceso cuando la tendencia es positiva.
El quinto error, “el uso inadecuado de la información”.
Lo ejemplificó con el caso del atentado de las Torres Gemelas, donde hubo
reuniones donde entre todos los asistentes tenían información relevante si la
hubieran compartido.
El sexto, “el exceso de confianza”. Al no aguantar la
incertidumbre, confundimos la realidad con cómo nos gustaría que esta fuera.
Mostró unas estadísticas de unos cuestionarios realizados durante años a sus
alumnos.
El resultado es que cuando alguien asegura un 100% de
certeza de saber la respuesta, la realidad es del 87%; cuando es del 90, el 68;
el 80, el 53; el 70, el 45, y así sucesivamente.
El séptimo error es “la aversión a las pérdidas”. Enseñó
una gráfica que mostraba que la sensación de disatisfacción al perder 100 mil
euros es el doble que la satisfacción de ganar la misma cantidad.
Así, es mayor la aversión a las pérdidas que al riesgo.
En ocasiones, se suele seguir teniendo más pérdidas pretendiendo recuperar las
iniciales. Peter Drucker decía “que para salir de un agujero, lo fundamental es
dejar de cavar”.
El profesor Miguel Ariño no dijo que la mayoría de los
problemas no aparecen de repente, sino que se han incubado poco a poco, y que
se deben a fallar en la toma de
decisiones.
La última parte de la conferencia la dedicó a tratar los
distintos tipos de riesgos. Así, están los evitables por haber hecho algo mal
de forma inadvertida o con mala intención.
Los riesgos estratégicos son los que tomamos buscando una
oportunidad de negocio. Y, finalmente, los del entorno externo, nos vienen
dados por situaciones sobre las que no tenemos ningún control, como es el caso
del ciclo económico.
Los riesgos evitables se pueden aminorar cumpliendo unos
protocolos de actuación, centrándonos en los objetivos de la empresa y poniendo
sanciones cuando alguien atraviesa las líneas rojas.
Los riegos estratégicos son gestionables realizando
distintos análisis de escenarios. Una herramienta interesante es el
“Pre-Mortem” análisis. Es realizar un análisis inverso pensando que vamos a
fracasar.
El buen funcionamiento
de este análisis “pre mortem” se debe a que somos bastante malos
imaginando escenarios, pero muy buenos explicando, tanto las cosas positivas
como las negativas.
Finalmente, los riesgos del entorno se pueden reducir
haciendo a las empresas insensibles a los ciclos económicos. Una forma es no
perseguir todas las oportunidades que se brindan cuando la economía va bien.
Termino la conferencia diciendo que, uno de los problemas
de fondo, es que las empresas no quieren invertir dinero para analizar cómo
prevenir los escenarios negativos.
Daniel VALLÉS TURMO
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