Realismo
o idealismo
“El realismo ha muerto” leía en un artículo en El País del
pasado domingo 9 de junio. Yo, todavía iría más adelante, “el
hombre racional ha muerto”. Ha fallecido por la manipulación de la
información.
De eso iba el artículo, de esta manipulación de la información que
hace que sea muy difícil ya discernir entre lo verdadero
y lo falso
y, sobre todo, de la intencionalidad de dicha manipulación.
Voy a poner un ejemplo que nos influye mucho en una provincia rural
como la que vivimos. Se trata de la “demonización” de los
vehículos Diésel, cuando la mayor parte del parque es de este tipo
porque es necesario el uso de todo terrenos y furgonetas por las
circunstancias orográficas y meteorológicas.
Además, se trata de un parque muy envejecido. Sólo hace falta ir
por las carreteras rurales. Tampoco, se tiene intención de cambio
porque los coches sufren mucho por el tipo de carreteras y pistas, y
los motores Diésel son muy robustos.
Igualmente de envejecida es la población, que no se va a cambiar de
coche, y va a seguir con los que ya tienen. Además la experiencia
les dice que les ha ido bien su uso.
El motor Diésel se culpabiliza, sobre todo, por las partículas de
óxido de nitrógeno en las grandes ciudades. Apenas se habla que los
nuevos motores diésel llevan la tecnología RCA (Reducción
Catalítica Selectiva) a través del “AddBlue” (marca comercial),
que permite una reducción significativa.
Hablo desde la experiencia. Tras el accidente de circulación que
tuve hace dos años, me compré un coche Diésel con esa tecnología
RCA. A pesar de utilizarlo mucho por carretera de montaña y pista,
el consumo histórico es de 3,4 litros por cada 100 kilómetros.
Además, estas semana se comentaba en los medios que, en las ciudades
portuarias donde atracan cruceros, el tipo de carburante que utilizan
estos barcos multiplicaba por 6 la emisión de las partículas de
óxido de nitrógeno respecto al que lo hacían los automóviles. En
parte, porque los motores siguen estando encendidos mientras están
atracados en las ciudades. Hasta ahora no había oído esta realidad.
Mientras, la empresas eléctricas y algunas marcas de coches (que,
por cierto, tienen las patentes de las pilas) no hacen si no hablar
de la bondad de los coches eléctricos. Esto es realismo o idealismo.
Esta información cala en los discursos de los partidos políticos. Y
ya se está hablando de un incremento significativo del precio del
carburante diésel. Deberían saber estos partidos, que con ello
penalizan a la “España rural”. Si quieren, que lo suban en las
grandes ciudades, pero no se puede generalizar. Además, la noticia
de los cruceros es demoledora para contrastar las estadísticas que
se muestran.
Por otro lado, se habla muy poco de los elementos nocivos que la
“España rural” sufre debido a los productos utilizados en la
agricultura y la ganadería intensivas, que también suponen
enfermedades, no tanto porque no sean legales dichas sustancias, sino
por el estar expuestos de forma continuada a las mismas. Por cierto,
tampoco se habla de las estadísticas del cáncer en la “España
rural”.
Respecto que “el hombre racional ha muerto”, vemos que los
anuncios de coches tienden a “idealizar” los “SUV” o
“Crossover”, híbridos entre berlinas y todo terrenos.
Estos coches son muy bonitos, pero pesan más y gastan más
combustible si realmente se quieren utilizar para ir por pistas de
tierra como se enseña en los anuncios de la televisión. Como mínimo
es una contradicción. Los anuncios “idealizan una forma de vida”,
más que vender una tecnología.
Ya sé que el tema que estoy tratando es muy complejo, pero es
necesario hablarlo. Es un ejemplo de un aspecto más que no ayuda a
la repoblación de nuestros pueblos.
A veces, las soluciones no están en grandes proyectos “ideales”,
sino en ir considerando los aspectos cotidianos que ayudan y los que
perjudican en nuestro círculo de influencia.
Los constructos como “cambio climático” no pueden ser factores
determinantes en la planificación a corto y medio plazo en nuestro
entorno cercano. No se pueden utilizar como “cajón de sastre”
para todo.
Es necesario, desagregar esos conceptos de idealización para poder
trabajar con aspectos sobre los que sí podemos incidir sin hacernos
daño a nosotros mismos sin saberlo.
Daniel
VALLÉS TURMO
Artículo publicado en Diario del Altoaragón el 23 de junio de 2019
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