lunes, 9 de abril de 2012

Agua y vino en las Chesas


Cuando vamos por la autovía de Huesca a Lérida, en el  largo descenso de San Román a Peraltilla, contemplamos una formación geológica de ondulaciones de yeso que se extienden en el horizonte hasta el río Cinca.

En el Somontano reciben el nombre de las Chesas. Pasado el Monasterio del Pueyo, a mano derecha vemos una torre de arquitectura modernista que llama nuestra atención. Es Villa Pepita.

Apenas a doscientos metros, en la vertiente norte, se encuentra la Torre Bielsa donde se encuentra un manantial cuya agua en los años 1920 se comercializaba con el nombre de Chesalta.

Si nos acercamos al ventanal de la edificación, todavía podemos ver el surtidor decorado con azulejos modernistas de la época con apariencia de poder volver a embotellar en cualquier momento.

Antonio y Toni Solans, en la página de internet de grupo7, nos cuenta la historia del empresario Luis Aymat  en el desarrollo de su proyecto de embotelladora de agua mineral.

Sorprende la labor de marketing llevada a término por el empresario con el objeto de comunicar las propiedades de su agua medicinal con anuncios constantes en los diarios La Vanguardia y el ABC.

Un ejemplo de anuncio era: “Estreñimiento. Lo cura siempre. Agua Chesalta. Luis Aymat. Plaza Cataluña, 16, Barcelona. Venta en farmacias”. Con variaciones en las palabras, pero comunicando sus beneficios.

La distribución del producto se realizaba mediante un depósito en Barcelona desde el que se enviaba a todas las farmacias de España. De Barbastro salía en el tren diario a Barcelona.

El proceso de embotellado se realizaba en la Plaza La Tallada, que se encontraba a unos metros de la estación de tren. Hasta allí llegaba tras recorrer seis kilómetros de caminos de tierra desde el manantial de Torre Bielsa.

Ya han pasado más de ochenta años desde que este manantial dejó de embotellarse. Los lugareños le llaman Fuente Amarga y su agua se embalsa para unirse al extenso terreno de regadío de Laluenga y Fornillos.

Un regadío que llegó a la vertiente sur de las Chesas a partir de los años 1970 con el canal de Selgua y Terreu. Hace unos pocos años se acaba de modernizar el sistema de regadío con la generalización del riego con aspersores y goteo.

En la zona de las Chesas Alta (Laluenga y Fornillos) el cultivo predominante es el del maíz, mientras que en las Chesas más cercanas a Barbastro, nos encontramos con grandes extensiones de viñedos con sistemas de goteo.

Es una de las zonas con más viñedos y bodegas del Somontano junto con la de Salas. La primera bodega que nos encontramos, debajo de donde se encontraba la Torre de los Escolapios, se llama Bodega Chesa.

Más adelante, a los pies de la Torre Galafones, nos encontramos con las Bodegas Meler y Laus, y ya dando la espalda al río Cinca en el tramo final de las Chesas, la futurista Bodega Irius.

Este entorno de viñedos y bodegas forma un ecosistema donde se produce un alto valor añadido a partir de la imagen de marca que el vino del Somontano supuso para atraer inversiones externas.

Grandes inversiones que han sido necesarias tanto para los sistemas modernos de cultivo y regadío, como para los sistemas productivos y de almacenamiento en las bodegas.

En el caso de las bodegas Irius y Laus, nos encontramos con el añadido de creación de valor con singulares edificios e instalaciones destinados al enoturismo, la restauración y las convenciones.

Cada bodega y la Denominación de Origen de Vino Somontano hacen una labor continua de comunicación y comercialización para mantener e incrementar el valor añadido.

Pero, toda esta cadena de valor añadido en la comunicación y distribución, no sería posible sin el sistema de riegos  del Canal del Cinca que hacen posible la canalización del agua.

Un agua que desde hace 40 años se canaliza con una extensa red de viaductos de cemento que están dejando de ser utilizados conforme se construyen nuevos sistemas de tuberías enterradas y sistemas monitorizados de aspersión y goteo.

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