Cuando vamos por la autovía de
Huesca a Lérida, en el largo descenso de
San Román a Peraltilla, contemplamos una formación geológica de ondulaciones de
yeso que se extienden en el horizonte hasta el río Cinca.
En el Somontano reciben el nombre
de las Chesas. Pasado el Monasterio del Pueyo, a mano derecha vemos una torre
de arquitectura modernista que llama nuestra atención. Es Villa Pepita.
Apenas a doscientos metros, en la
vertiente norte, se encuentra la Torre Bielsa donde se encuentra un manantial
cuya agua en los años 1920 se comercializaba con el nombre de Chesalta.
Si nos acercamos al ventanal de
la edificación, todavía podemos ver el surtidor decorado con azulejos
modernistas de la época con apariencia de poder volver a embotellar en
cualquier momento.
Antonio y Toni Solans, en la
página de internet de grupo7, nos cuenta la historia del empresario Luis
Aymat en el desarrollo de su proyecto de
embotelladora de agua mineral.
Sorprende la labor de marketing
llevada a término por el empresario con el objeto de comunicar las propiedades
de su agua medicinal con anuncios constantes en los diarios La Vanguardia y el
ABC.
Un ejemplo de anuncio era:
“Estreñimiento. Lo cura siempre. Agua Chesalta. Luis Aymat. Plaza Cataluña, 16,
Barcelona. Venta en farmacias”. Con variaciones en las palabras, pero
comunicando sus beneficios.
La distribución del producto se
realizaba mediante un depósito en Barcelona desde el que se enviaba a todas las
farmacias de España. De Barbastro salía en el tren diario a Barcelona.
El proceso de embotellado se
realizaba en la Plaza La Tallada, que se encontraba a unos metros de la
estación de tren. Hasta allí llegaba tras recorrer seis kilómetros de caminos
de tierra desde el manantial de Torre Bielsa.
Ya han pasado más de ochenta años
desde que este manantial dejó de embotellarse. Los lugareños le llaman Fuente
Amarga y su agua se embalsa para unirse al extenso terreno de regadío de
Laluenga y Fornillos.
Un regadío que llegó a la
vertiente sur de las Chesas a partir de los años 1970 con el canal de Selgua y
Terreu. Hace unos pocos años se acaba de modernizar el sistema de regadío con
la generalización del riego con aspersores y goteo.
En la zona de las Chesas Alta
(Laluenga y Fornillos) el cultivo predominante es el del maíz, mientras que en
las Chesas más cercanas a Barbastro, nos encontramos con grandes extensiones de
viñedos con sistemas de goteo.
Es una de las zonas con más
viñedos y bodegas del Somontano junto con la de Salas. La primera bodega que
nos encontramos, debajo de donde se encontraba la Torre de los Escolapios, se
llama Bodega Chesa.
Más adelante, a los pies de la
Torre Galafones, nos encontramos con las Bodegas Meler y Laus, y ya dando la
espalda al río Cinca en el tramo final de las Chesas, la futurista Bodega
Irius.
Este entorno de viñedos y bodegas
forma un ecosistema donde se produce un alto valor añadido a partir de la
imagen de marca que el vino del Somontano supuso para atraer inversiones
externas.
Grandes inversiones que han sido
necesarias tanto para los sistemas modernos de cultivo y regadío, como para los
sistemas productivos y de almacenamiento en las bodegas.
En el caso de las bodegas Irius y
Laus, nos encontramos con el añadido de creación de valor con singulares
edificios e instalaciones destinados al enoturismo, la restauración y las
convenciones.
Cada bodega y la Denominación de
Origen de Vino Somontano hacen una labor continua de comunicación y
comercialización para mantener e incrementar el valor añadido.
Pero, toda esta cadena de valor
añadido en la comunicación y distribución, no sería posible sin el sistema de
riegos del Canal del Cinca que hacen
posible la canalización del agua.
Un agua que desde hace 40 años se
canaliza con una extensa red de viaductos de cemento que están dejando de ser
utilizados conforme se construyen nuevos sistemas de tuberías enterradas y
sistemas monitorizados de aspersión y goteo.
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