La palabra innovación va quedando
vacía de significado en cuanto que la asociamos con la necesidad de una
transformación necesaria para resolver las problemáticas que se nos presentan.
La atribución de la innovación ha
ido expandiéndose desde la tecnología a todos los ámbitos empresariales.
Primero pasamos de la Investigación a la innovación para diferenciarlo, pero
ahora ya ha quedado superado ante el dinamismo social.
Tal vez sea este concepto, el de
dinamismo, el que nos sea más útil de emplear en un momento como el actual. La
necesidad de sociedades dinámicas capaces de adaptarse a las nuevas
circunstancias.
La innovación es la causa que
permite el proceso que nos llevará al efecto deseado de transformación, pero el
dinamismo social es ese proceso necesario para que se despliegue su potencial.
Para ser conscientes de este
dinamismo, la comparativa histórica nos ayuda a analizar la forma como se
estructura esta realidad. Por eso mismo, vamos a ver un ejemplo concreto.
Vamos a ver el estado del antiguo
camino que durante cientos de años ha llevado a las personas desde la población
de Barbastro hasta la población de Fornillos con la que delimita al sur.
La primera causa (innovación) que
posibilitó su no utilización fue la construcción de la carretera de Barbastro a
la Estación de Poleñino que aparece en los mapas de 1931. Esta nueva vía
favorecía la rapidez de la comunicación.
A partir de ese momento, el
antiguo camino ha mantenido un uso agrícola y ganadero que ha ido marginando su
uso conforme han ido apareciendo nuevas innovaciones que la han afectado.
La más significativa ha sido la
del sistema de riego del Canal de Selgua, que es una ramificación del Canal del
Cinca, a partir de la década de 1970 que ha supuesto una transformación total
del aprovechamiento agrícola y ganadero.
De tratarse de una zona
cerealista y de pastoreo ovino, a pasar a ser un territorio de explotaciones de
regadío y de ganadería intensiva. Este proceso transformador ha ido cambiando
su geografía.
Así, los distintos ramales de
riego han hecho que se genere un sistema de caminos y carreteras de servicio en
su entorno con un efecto multiplicador de las posibilidades de acceso.
A su vez, ha habido una
innovación sobre otra innovación con la modernización de los regadíos con
sistemas más eficientes dejando muchas acequias de hormigón en desuso por
nuevas tuberías soterradas que alimentan los aspersores.
Este proceso dinámico tiene
efecto en una mayor profesionalización y diversificación de las explotaciones
agrarias que nos encontramos en la actualidad suponiendo una mayor
productividad.
El antiguo camino a Fornillos
mantiene algunos tramos cubiertos por la vegetación debido a su desuso y otros
que han sido roturados al encontrarse alternativas de paso en su entorno.
Las nuevas carreteras, caminos y sistemas de riego han ido cicatrizando partes
del camino hasta la reciente gran herida que ha sido el paso de la autovía de
Lérida a Huesca.
Esta nueva innovación está
comenzando a ser la causa de un proceso que supondrá un nuevo dinamismo como el
que ha supuesto el sistema de regadío en la transformación económica.
La carretera a Fornillos que
lleva al Polígono Valle del Cinca y a su enlace con la autovía está llevando
cada vez más tránsito posibilitando la movilidad de todo el tejido empresarial.
La autovía ha devenido un sistema
de comunicación necesario para una economía industrial y de servicios donde la
logística es cada vez más importante para ser competitivos.
Al igual que un factor decisivo
para otro gran motor de desarrollo del territorio que es el turismo,
incrementando sustancialmente el mercado al acercar y facilitar su acceso a una
mayor población.
De nuevo, se hace necesario una sociedad dinámica capaz de
desarrollar el potencial máximo a esta nueva innovación, como lo ha sido con el
sistema de regadío que apenas cuenta 40 años.
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