Hasta el 16 de Setiembre se puede
visitar en el Palacio de los Condes de Ribagorza de Benasque la exposición “La
aventura hidroeléctrica en el valle del Ésera (1912-2012)” en conmemoración del
centenario del comienzo de las obras del salto de El Run.
Las actividades del centenario
comprenden una exposición de la colección fotográfica de la empresa Catalana de
Gas y Electricidad cuyo fondo está actualmente depositado en la Fototeca de la
Diputación Provincial de Huesca.
Junto a las fotos nos encontramos
con utensilios y maquinaria utilizados en las centrales eléctricas hace 100
años que, en gran parte, se pueden ver “in situ” en las visitas guiadas a la
Central de Seira.
Los días 8 y 9 de setiembre se
celebran en Benasque unas Jornadas sobre el Patrimonio Industrial en el que se
dará a conocer las instalaciones eléctricas que se han construido desde hace un
siglo en el Pirineo.
Muchos de los visitantes están
atraídos por ver las circunstancias en las que trabajaron sus padres y abuelos
en las obras que se llevaron en el salto de El Run, la central de Seira y la de
Argoné entre otros lugares del valle del Ésera.
Pero, cualquier otro visitante
que no tenga una motivación emocional, se queda cautivado (algo parecido al síndrome
de Stendhal en la obras de arte) al ver las herramientas tan primarias con las
que se iniciaron obras de tal envergadura.
Decenas de obreros picando una
pared de piedra vertical para permitir un paso de caballerías. Decenas de
burros tirando al unísono de enormes tuberías que llegaron en tren a la
estación de Barbastro.
Kilómetros y kilómetros de
túneles y paredes de piedra que todavía siguen intactos después de 100
años y que se construyeron con sencillos
armazones de madera y piedra del entorno.
En cada foto de la exposición y
del libro publicado nos quedamos atrapados por la tensión que nos provoca el
sorprendernos que aquellas obras se pudieran hacer con aquellas herramientas
que nos parecen primitivas.
Sin embargo, se juntaron la maquinaria
y la tecnología punta de la época en materia de central hidroeléctrica para
finalizar en 1918 la línea de alta tensión más larga y potente de Europa que
conectaba Seira con Barcelona.
Cien años después del comienzo de
las obras del Run, el paisaje humanizado del valle ha cambiado radicalmente al
igual que la forma de sustento económico, pasando de una autosuficiencia
ganadera a una dependencia de la afluencia turística.
Precisamente, esta celebración del
centenario pretende que el patrimonio industrial de las obras de las centrales
eléctricas pueda ser un activo más de atracción de interés turístico.
Un patrimonio industrial que
puede agradar a los interesados por la evolución de la tecnología pero, que
también nos llena de coraje (la rasmia aragonesa) para acometer los proyectos
que tenemos en nuestras manos.
Conocer “la aventura del Ésera”
es un verdadero tratado de lo que significa ser emprendedor. Primero, en la
capacidad técnica de los ingenieros que fueron capaces de plasmar el proyecto.
Segundo, en la empresa que supo
captar la inversión necesaria para poder afrontar unas obras de tal
envergadura. Y tercero, en los gestores y trabajadores que hicieron posible su
implementación.
En estos cien años se ha ido
realizando muchos otros proyectos de gran envergadura como han sido las mejoras
de las comunicaciones (con la excepción del polémico congosto) y el crecimiento
urbanístico del Valle de Benasque.
Un polo de atracción turística en
torno a las altas cumbres que la iniciativa empresarial lo ha convertido en
estancia ineludible para el alpinismo español y europeo posibilitando la
creación de cientos de empleos.
Cuesta hacer un ejercicio de
futurología pensando en cómo sería una exposición conmemorativa del año 2012 al
2112. Tal lejanía nos desfonda en la capacidad de imaginación.
Actualmente, nuestras metas
temporales personales y sociales no nos dejan abarcar más allá de cinco años
debido a la aceleración provocada por el avance tecnológico y la globalización.
Acercarnos a visitar la
exposición de Benasque y ver los escaparates de las decenas de tiendas que
venden material de montaña, nos pueden ayudar a pensar que, tal vez, en toda
planificación también hay una parte de aventura.
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