martes, 17 de noviembre de 2015

Gestión del ánimo

Se utiliza mucho la palabra gestión en las organizaciones: gestión de personas, de proyectos, medioambiental, financiera, … Son áreas muy amplias que, a veces, no solucionan problemas cotidianos como la gestión del ánimo de las personas.
¿Cómo “enchufarse” cada día en la empresa? Porque se trata de eso, de implicarse emocionalmente, no de llevar a cabo una serie de procedimientos racionales previamente establecidos.
Tampoco se trata que se haga cumplir la disciplina de un organigrama piramidal. Eso ahora ya no es suficiente. Es cuestión de liderazgo, y éste siempre es emocional y contagioso.
De “enchufarse” uno mismo y levantar el ánimo de los que nos rodean, porque lo triste no sólo no vende, sino que acaba creando un clima organizacional desesperadamente contagioso.
No nos “enchufamos” con discursos racionales, aunque tengan toda la razón, sino que levantamos el ánimo imitando las emociones de quienes nos rodean. Realmente somos muy buenos copiando los estados de ánimo.
Ante el desánimo, no valen las propuestas racionales, sino el gesto de apoyo. No es tanto lo que se dice, como el decir. No es tanto el contenido, sino cómo hacemos sentir al otro.

Tampoco se trata de vencer, sino de convencer. No se trata dar órdenes, sino de inspirar. No se trata de seguir el organigrama, sino desbordarlo. Como lo hace la vida, como lo hacen las emociones.
Una organización desbordada es aquella en la que todos cuentan y todos se sienten en cuenta. En la que los valores que cuentan son la colaboración, la participación y la empatía.
Son valores femeninos. Liderazgo versus autoridad, organigrama distribuido versus centralizado, información de abajo-arriba versus arriba-abajo, orientado a las personas versus los resultados, adaptación versus rigidez y actitud emocional versus objetiva.
Una organización que comprende su entorno y está abierta a los cambios sabiendo que conllevan conflictos. Pero éstos son un elemento de capacidad transformadora cuando se está enfocado en la acción.
Unas personas con una actitud creativa e innovadora que indagan el ámbito de lo posible y lo ensanchan sin temor a lo que se encuentren, sin miedo al fracaso y a la reprimenda.
Todas las personas que forman parte de la organización tienen capacidad de crear un gran valor en la empresa en una sociedad en red, en una economía cada vez más digitalizada.
Es necesario empoderar a cada miembro de la empresa, sea cual sea el nivel que ocupe en el organigrama porque todo las personas son imprescindibles en su ámbito de acción.
Empezando por levantar su estado de ánimo, su actitud de asertividad y la autoestima. Haciendo posible que se crean que lo pueden hacer. Así, desarrollando las emociones, las cogniciones, las actitudes y las creencias.

Provocando que las personas actúen en su entorno de forma autónoma en la medida de lo posible, con el objetivo de ir sondeando nuevas propuestas y creando una cultura de empresa adaptativa.
En definitiva abonar la organización con una actitud proactiva y facilitar las herramientas adecuadas para que se pueda actuar de una forma eficaz en todos los niveles.
Es un círculo que se retroalimenta, porque una persona empoderada es una persona enchufada en la empresa, que es capaz de contagiar y desbordar con su actitud a quienes le rodean.
Lo adecuado no es quedarse en discursos corporativos y cursos teóricos, sino intentar que se llevan a cabo pequeñas acciones que se pueden ver y hacer que las personas constaten que vamos en serio.
Son estos pequeños proyectos con éxito los que van abonando la tierra para que se vaya produciendo este círculo virtuoso de “enchufarse”, debordar el organigrama y empoderar a las personas.
Este artículo está inspirado en la ponencia de Inma Aguilar “Diálogo. Convivir en abierto: participación y transparencia por la calidad democrática” impartida el 7 de noviembre en Las Vilas del Turbón.

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