En el año 2010 el coche eléctrico híbrido, simultanea motor de explosión con eléctrico, más vendido del mundo siguió siendo el modelo Prius de Toyota acumulando unas ventas de 2.8 millones de unidades desde su aparición en 1997.
Precisamente, en Japón, fue el modelo más vendido con 315.669 unidades, suponiendo un incremento de las ventas de un 50 por ciento respecto al año anterior. Este crecimiento de sus ventas nos hace pensar en un cambio de tendencia.
El Prius actual es la tercera generación desde su nacimiento hace 13 años. El modelo actual dispone de una versión enchufable que le permite una autonomía en modo eléctrico de 20 kilómetros. Este modelo de hibrido enchufable es el que se va a ir desarrollando en los próximos años.
Así, Volskwagen acaba de mostrar un prototipo a fabricar en el 2013, el XL1, con 35 kilómetros de autonomía en modo eléctrico. Otros fabricantes, como Ford, ya hablan de modelos de híbrido enchufable con autonomía para 80 kilómetros.
Nos encontramos en un momento de expansión del coche eléctrico. La mayoría de los grandes fabricantes van a lanzar durante el año 2011 y 2012 utilitarios. El iOn de Peugeot, el C-Zero de Citroën, el i-MiEV de Mitsubishi, el Leaf de Nissan, el Fluence de Renault y el Ampera de Opel.
En la próxima decada se irá produciendo una evolución del modelo de negocio del sector automovilístico, donde todos los intervinientes cambiarán la forma de añadir valor de forma diferente a la actual.
En los próximos años veremos como muchas grandes empresas irán renovando sus flotas de coches como modelos eléctricos para sus utilitarios e híbridos enchufables para la gama media, como medida de evitar la emisión de dióxido de carbono.
Las empresas multinacionales de coches de alquiler igualmente seguirán esta tendencia de renovación de sus flotas para apoyar la política anticontaminante de sus clientes. A su vez, los hoteles irán apoyando este desarrollo posibilitando la carga de los coches eléctricos de sus clientes.
Conforme se vaya incrementando la flota de coches eléctricos, unido a ventajas fiscales y de aparcamiento en las ciudades, irán evolucionando los sectores involucrados en la recarga de baterías y asistencia técnica.
Estos clientes empresariales que van a iniciar el desarrollo del sector, suelen adquirir los vehículos a través de renting, no dándole por tanto importancia a la obsolescencia de la tecnología adquirida, dado que a los tres o cuatro años renovarán su flota.
Sin embargo, esta problemática de la obsolescencia si tiene relevancia para el cliente particular. Esta dificultad se solventará tanto con la adquisición del coche a través de renting y con la gestión de las baterías (donde puede haber una mayor evolución) de forma independiente.
Posiblemente, hacia el 2023, el sector del coche eléctrico ya se encontrará en una fase de madurez, tanto por la evolución de la tecnología, el desarrollo del sector de apoyo, como por el cambio generacional y social.
Hemos visto, con el caso del desarrollo del coche eléctrico, como es necesario casi una generación temporal para que una tecnología de gran impacto social y económico se vaya impregnando y desarrollando.
Y nunca mejor dicho, hemos visto como se va produciendo una hibridacion desde el modelo actual hasta el modelo futuro, suponiendo distintas evoluciones según sea el tipo de usuario hasta que se produce una convergencia tecnológica.
Esta misma hibridación se produce en la mayoría de los procesos de innovación en los que estamos involucrados, suponiendo un paulatino cambio de los modelos de negocio a través de la transformación de sus distintos eslabones.
Este concepto de hibridación es interesante tenerlo en cuenta desde una doble consideración. Así, por parte de las empresas que venden nuevas tecnologías y por parte de las empresas utilitarias de estas nuevas tecnologías.
Las empresas que venden nuevas tecnologías, sean del sector que sean, consideran que sus productos son necesarios para todos sus clientes para que puedan avanzar con su negocio al permitirles una mayor eficiencia de prestaciones.
Las empresas utilitarias de estas nuevas tecnologías están pensando en términos de eficacia, no sólo de eficiencia. Valorando no únicamente las prestaciones del producto, sino también la rentabilidad de su adquisición.
De modo que la adquisición de nuevos equipamientos tienen que conllevar el incremento de las ventas o del margen de producción para mantener la rentabilidad empresarial. De otra forma, no se verá adecuada la compra.
Así, las empresas que venden nuevas tecnologías tienen que tener en cuenta no sólo aportar eficiencia de prestaciones en sus productos, sino aportar igualmente valor añadido al modelo de negocio de sus clientes.
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