Recien inaugurado, en gran parte, el tramo de autovía de la A23 que corre paralela a la nacional 240, su esplendor y anchura nos hacen olvidar no sólo la anterior carretera, sino la red de comunicaciones que se han ido forjando paralela a los modos de vida.
En el desvío de Ponzano podemos ver el puente por el que pasa la Cabañera Real de Mequinenza a Broto, que durante siglos ha permitido el paso de ganado desde el Valle del Ebro hasta los pastos de los Pirineos.
Una cabañera que ha servido de lugar de intercambio económico entre la montaña y el valle, a la vez de conexión con otras rutas pecuarias de menor renombre que suponían un tejido comunicativo y comercial a través de todo el territorio.
En la comarca del somontano podemos encontrar 37 kilómemetros señalizados de la Cabañera Real desde Peralta de Alcofea hasta el Mesón de Sevil que podemos recorrer bien andando o en bicicleta. En su transcurso conoceremos profundamente la influencia de la cabañera en sus poblaciones de paso.
El tramo final de la cabañera en el somontano lo tenemos en el Mesón de Sevil. El servicio prestado por los mesones eran fundamental para las personas de paso, tanto los pastores como los arrieros que transportaban mercancías.
Como hoy el Mesón de Sevil está cerrado, podemos encontrar un ambiente similar en el Mesón de Colungo. Si nos pasamos un día entre semana veremos como sirve de lugar de encuentro entre las personas del lugar y los que vienen de paso, tanto por motivos turísticos como comerciales.
Cuando la cabañera estaba en todo su apogeo, el hogaril de los mesones sirvió para formalizar los tratos sobre las compras de ganado o de otro tipo de producto. Los comerciantes de entonces eran los tratantes, sobre todo de ganado.
Trantantes que recorrían los mesones y las poblaciones e iban casando las necesidades de unos con las sobras de otros y, en ocasiones, hasta propiciaban algún que otro casamiento entre personas. Muchas de estos tratos se formalizaban en las ferias.
Algunas de estas ferias, como es el caso de la de San Medardo en Benabarre que se celebra en la primera semana de Junio, coincidían con el paso de las cabañas de ganado hacia los pastos de verano en el Pirineo.
Cuando las caballerías fueron dejando paso a los tractores y camiones, la función de las cabañeras fue en desuso, aunque algunos de estos tratantes de ganado pasaron a ser negociantes de tractores y maquinaria agrícola.
Al igual que ocurre con la actual cabañera, que desde Adahuesca sirve para que la maquinaria agrícola pueda circular hasta el taller mecánico que se encuentra en San Román sin tener que preocuparse de las inspecciones en carretera.
Precisamente en la población de Adahuesca podemos encontrar el multiservio de “Las abuelas de Sevil” que vuelve a recordar las antiguas tiendas de los pueblos donde podíamos encontrar de todo lo necesario; en esta ocasión con un diseño y gama de productos adaptado a los nuevos tiempos.
El despoblamiento generalizado del territorio y la mejora de las comunicaciones con las cabeceras de comarca hicieron que este tipo de negocio no fueran sostenibles porque los pocos habitantes hacían las compras en sus traslados a la ciudad.
El nuevo concepto de multiservio, www.lasabuelasdesevil.com, está más destinado hacia el turista tanto en el ofrecimientos de productos como de servicios, pero no deja de tener el sabor de aquellas tiendas donde podíamos encontrar de todo.
Entre olivos, vides y campos de cereales la cabañera desciende hacia el somontano. La vegetación va tomando tonos más pardos conforme descendemos, llegando a los ocres del verano en cuanto llegamos a los sasos de Laluenga hasta Peralta de Alcofea.
Los grandes ríos del Cinca y el Alcanadre quedan apartados, pero nos encontramos con los ingeniosos pozos fuente que se escaban el suelo hasta encontrar el agua. El pozo de Laluenga es impresionante por sus magnitudes y profundidad.
Pero, nos encontramos infraestructuras más humildes a lo largo del paso de la cabañera, como son las balsas y abrevaderos que servían para dar de beber a los ganados en su paso por este territorio más árido, como es el caso de La Cuadrada.
El recorrido de algún tramo de esta cabañera puede ayudarnos a comprender el funcionamiento de una economía secular que ha dejado de funcionar apenas hace 50 años y darnos confianza para construir estas nuevas formas de desarrollo que vamos forjando.
Un marco de desarrollo que se extiende en la distancia y cuyos parámetros ya no son humanamente abordables. Las cabañeras se movilizaban unos cuatro kilómetros por hora, mientras ahora podemos hacerlo en coche casi 30 veces más rápido.
Los arrieros de la actualidad, los camiones, desde PLAZA de Zaragoza van y vienen a Madrid en el día. Y desde el aeropuerto de Zaragoza sorprende como el grupo textil Inditex acarrea sus mercancías hasta Oriente Próximo. Realmente los parámetros han cambiado.
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