miércoles, 5 de noviembre de 2014

Más allá del .com


La librería Castillón de Barbastro nace en el año 1927. “Desde entonces, cada mañana abrimos las puertas de nuestro establecimiento con la intención de satisfacer las necesidades lectoras de nuestros clientes, la mayoría considerados amigos”.

Así es cómo se presenta en su página web. Casualmente, acaba de estrenar el canal de venta por Internet la misma semana que en su ciudad se celebra el II Congreso del Libro Electrónico.
Un ejemplo, el libro electrónico, de un producto al que los libreros tienen que adaptarse. Nuevas tendencias de consumo hacia la digitalización posibilitadas por las nuevas tecnologías.

Alguno dirá que ya no es noticia que un comercio local acceda al comercio electrónico en nuestra provincia, cuando casi han pasado 20 años desde que Barrabés fue pionero.
En estos años, el comercio electrónico ha cambiado mucho y se está integrando en los negocios locales como un canal, no sólo de venta, sino de relación con los posibles clientes.
Lo primero de todo es un gran escaparate virtual para mostrar a los posibles clientes las 24 horas. Es una extensión de ese escaparate que, con tanto mimo, preparan los libreros para llamar nuestra atención.
Un escaparate que nos permite una búsqueda por novedades, temáticas, recomendaciones o los más vendidos, para seguir captando nuestra atención y poder satisfacer nuestras necesidades.

En el caso de Barbastro, que es un punto de referencia de compra para la Ribagorza y el Sobrarbe, posibilita el mantener el contacto con estos clientes que se encuentran a decenas de kilómetros.
Cuanto más tiempo pensemos en libros, más posibilidades tendremos de adquirir uno y, a su vez, que nos recomienden otros semejantes que nos pueden interesar. Es una nueva forma de hablar con nuestro librero.
Además, los libreros se han unido en plataformas tecnológicas que permiten las mismas funciones de búsqueda a las que estamos acostumbrados, como es el caso de Amazon.

Una vez que nos hemos decidido por un libro, podemos acceder a su ficha donde conocemos si está disponible en la librería o el tiempo que tardarán en hacérnoslo llegar.
Si nos convence, lo añadimos a la cesta. El proceso que sigue es muy visual con un cuadro que plantea cuatro etapas: mi cesta (los libros seleccionados), envío, facturación y finalizar.
Al comprar, podemos hacerlo sin necesidad de ser un cliente registrado. Primero, nos piden los datos de contacto y luego, si queremos que nos lo envíen a domicilio o recogerlo en la tienda.
Esta última opción es muy interesante en el modelo de negocio multicanal que hemos comentado. Logramos que nuestra zona de influencia de compra física sea mucho más amplia.
Este es el caso de los clientes de poblaciones que vienen a comprar a la ciudad un día a la semana o el de los vecinos que únicamente vienen el fin de semana. De esta forma se aseguran disponer el libro cuando vayan.

Respecto al envío a casa, un punto interesante es la posibilidad de utilizar este canal como una forma de regalo, al igual que ocurre con las flores o los dulces. Incluso, nos lo pueden enviar con papel especial.
Si decidimos recoger en la tienda, podemos escoger el pagarlo ya con tarjeta o transferencia o hacerlo al recoger el libro en la tienda. Una vez que hemos acabado el pedido, recibimos un mensaje de confirmación.
Si el libro no estuviera disponible en la tienda y tardara algún tiempo, recibiremos un mensaje cuando haya llegado a la librería. Como vemos, el entorno nos da mucha seguridad.

La misma confianza que nos daba el librero del barrio cuando le preguntábamos por un libro o nos hablaba de una novedad que había recibido. Cuando sólo entrabamos para conversar.
Con esa misma filosofía, la tecnología permite a las librerías de toda la vida adaptarse a los nuevos cambios y poder pasar el testigo a una nueva generación que abra cada día la puerta.

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