martes, 8 de mayo de 2018

Agilidad y sencillez


Agilidad y sencillez
El próximo mes de junio nos juntamos en Barcelona para celebrar el 25 aniversario de la finalización del MBA (Master Business Administration) de ESADE donde compartimos dos años muy intensos de nuestras vidas.
Sensación de “Tempus Fugit” (el tiempo pasa), que ya sentí cuando en el 2016 nos juntamos los compañeros del bachillerato para celebrar el cumplir 50 años tras 32 años sin vernos muchos de los que acudimos.
Pero esta vez lo veo como una oportunidad que te da la vida para compartir experiencias y celebrar un encuentro de personas que hace 25 años compartimos ilusiones.

Recordando aquella época soy consciente de la importancia que tiene en nuestra memoria el cine. Respecto al ámbito empresarial fueron un éxito las películas “Wall Street” (1987), “Armas de Mujer” (1988) y “Pretty Woman” (1990).
Películas donde se retrata el momento de la especulación con la adquisición de empresas desde el ámbito de las finanzas. Los protagonistas se creían “amos de universo”.
En 1991 se publicó un libro emblemático “American Psycho”, donde se describe desgarradamente al modo de vida de los llamados “yuppies” de finales de los 80, resaltando sus peores aspectos.
En el MBA se vivía esa fiebre del mundo financiero con la valoración de empresas, el apalancamiento y los derivados que comenzaban a tener su sitio, desconocedores de que iban a ser el origen de la “Gran Crisis” del 2007. La película del 2013 “El lobo de Wall Street” retrata como se coció.

Sin embargo, la ofimática e Internet estaban todavía poco desarrollados, por lo que la información y los conocimientos técnicos eran muy importantes. Realmente, era un mundo mucho más sencillo y menos ágil que el actual.
Un mundo en que parecía que todo estaba controlado. En que el TIR (Tasa Interna de Retorno) se calculaba con la calculadora “HP 19B II” que todos teníamos encima de la mesa cuando había que valorar un proyecto.

Calculadora HP 19 BII
Ese entorno no era precisamente el que se retrata en las películas comentadas, donde prevalece el engaño y la información privilegiada, donde las relaciones son “entre lobos”.
Me pregunto si todavía en el inconsciente colectivo mantenemos como modelos de éxito a los ejecutivos o empresarios depredadores y si es necesario dejar atrás el paradigma de “lobos y ovejas”, el cuento “que viene el lobo” y el dicho de “los lobos con piel de cordero”.

Perro guardando un rebaño en el Valle de Plan
Porque si mantenemos estas creencias, seguimos “alimentando al lobo” y a la desigualdad social que parece que asumimos como mal necesario de la naturaleza humana, y nos protegemos en el individualismo de “mientras no me toque a mí”.
Un paradigma que sostiene el “negocio del miedo” que mantienen las empresas que satisfacen esa necesidad. Te levantas y en la radio suena una anuncio que escenifica que han robado a los vecinos de al lado.
Es necesario socializar otros paradigma. Así, todo lo contrario a este miedo es la labor que hace el empresario Schinder para proteger la vida de cientos de judíos que iban a un destino fatal. Por cierto, la película “La lista de Schinder” es del año 1993.
La películas más recientes sobre emprendedores, como “Joy” (inventora de la mopa mágica) y “Steve Jobs” (fundador de Apple), ambas del 2015, se centran en el arduo trabajo que ha tenido que desarrollar para hacer viables sus empresas, con sus luces y sus sombras. Es una cultura del esfuerzo, ya no de la especulación.
Tal vez debería hacerse una película sobre los fundadores de dos empresas españolas cuyos casos se estudian en todas al escuelas de negocio del mundo, Amancio Ortega (Zara) y Juan Roig (Mercadona), para difundir a la sociedad sus modelos de negocio y, especialmente, el esfuerzo que requiere el día a día.
Así, Juan Roig remarca en la memoria anual del año 2017: “En Mercadona estamos inmersos en un gran cambio disruptivo y la agilidad, la sencillez y la contrastación han llegado para quedarse”.
Sin duda, una cultura del esfuerzo muy distinta a la cultura especulativa que las películas norteamericanas llevaron a las pantallas hace 25 años. Pero, también es necesaria la eficacia en la empresa; por ello contra la aceleración y complejidad del entorno, el antídoto es la agilidad y la sencillez.

Daniel VALLÉS TURMO


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