miércoles, 23 de mayo de 2018

Nueva Savia


Nueva savia
Recuerdo como mi tío Antonio Iglesias me acompañó a matricularme a la Universidad Autónoma de Barcelona en el verano de 1986. La recuerdo como una persona que siempre me transmitió vitalidad e inspiración al conocimiento.
Cincuenta años antes, en el verano de 1936, sus tíos se lo llevaron del Monasterio del Pueyo de Barbastro donde estaba estudiando ante los rumores que había en la ciudad. Apenas han pasado 3 generaciones.

Monasterio del Pueyo
Se libró del martirio que sufrieron 18 personas que allí residían entre el 5 y el 28 de agosto. No se pudo librar, sin embargo, de estar militarizado durante la Guerra Civil y varios años posteriores. No me cansaría de contar sus vivencias.
Cada vez que subo a la atalaya privilegiada que es El Pueyo de Barbastro me acuerdo de mi tío Antonio y mi tía Margarita. Sus vistas ahondan en la historia de quienes hemos nacido en el Somontano. Es un lugar inspirador para el futuro.

Hacia el este, la Sierra de la Carrodilla, veo las paredes donde se encontraron los restos humanos más antiguos de Aragón, hace 40 mil años en la Cueva del Moro de Gabasa. Recuerdo acompañar al padre Enrique allí. Más de 1.300 generaciones.
Lo mismo ocurre si miro hacia el noroeste, donde vislumbro el Parque Rupestre del Río Vero con sus pinturas neolíticas de hace 8 mil años (260 generaciones) y los dolmenes de hace 4.500 años (150 generaciones).

Cueva del Forau del Cocho con el Pueyo al fondo
Hacia el sur sitúo el Almerge con sus restos íberos de hace 2.500 años (80 generaciones) y en un altozano, Berbegal, a cuyos pies pasaba la primera calzada romana de Tarraco a Osca hace 2.000 años (65 generaciones).
Doy la vuelta al monasterio para volver a mirar al norte y vislumbrar las ciudades romanas de Labitolosa y Barbotum. La primera desapareció hace 1.700 años (55 generaciones) y la segunda hace 1.500 años (50 generaciones).
El tozal del Asba queda a la derecha de la Sierra de Sevil. En su cara norte está la Cueva de Foradada con restos visigodos de hace 1.400 años (45 generaciones) que podemos ver en el Museo de Huesca. Aconsejo la visita a este museo.

Vuelvo hacia la vertiente suroeste por donde vinieron las tropas árabes desde Zaragoza hace 1.300 años (42 generaciones) que seguramente subieron a esta atalaya para divisar el horizonte.
Dos cientos años después, año 1100 (30 generaciones), Pedro I se preparaba en el castillo que hizo construir en su alto con la imagen de Santa Fe en la falda del caballo antes de tomar definitivamente la ciudad de Barbastro.
Un año después, 1101, es cuando la tradición dice que se apareció la Virgen a un pastor llamado Balandrán. El año 1251 (hace 25 generaciones), el rey Jaime I establece una capellanía.
Desde entonces ha ido creciendo el recinto con los años. Primero, una inicial iglesia y claustro románicos y posteriormente se amplían al estilo gótico. Vuelvo a mirar hacia el este a Barbastro. Intuyo la catedral. Este año se cumple 500 años (17 generaciones) del comienzo de la catedral costeada por sus ciudadanos con el objetivo de volver a ser obispado. Se logra en el año 1573 (hace 15 generaciones).
En 1680 (hace 11 generaciones) el santuario es agrandado y remozado. Pero en el año 1843 (hace 6 generaciones), durante una desamortización, los terrenos del Pueyo se pusieron a subasta en la ciudad de Huesca, para posteriormente salir a subasta en Barbastro. Unos vecinos de Barbastro realizaron una cabalgada a relevos para que siguieran perteneciendo a la ciudad. Lo lograron.
En 1889 (hace 4 generaciones) se establece la Orden de San Benito hasta que lo entregaron en 1962 (hace casi 2 generaciones) a los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María que estuvieron presentes hasta que en el 2009 toma las riendas el Instituto del Verbo Encarnado que mantienen con vida el recinto monástico.

Desde el altozano del Pueyo impresionan los Pirineos al norte, pero también el paisaje humanizado transformado por la economía generación tras generación desde hace miles de años.
Tenemos que ser conscientes que no somos propietarios de este entorno, sino que tenemos el regalo de poder disfrutarlo sosteniblemente hasta que llegue nueva savia que le siga dando vida. La economía no es un fin, sino un medio.
Por cierto, mi tío Antonio fue muy avispado para los negocios. Seguramente sus años de resiliencia en la Guerra Civil y su capacidad para socializar hicieron que fuera muy fácil para él la tarea de comerciar.

Rutas en el Blog Caminos de Barbastro para conocer El Pueyo de Barbastro,


Daniel VALLÉS TURMO

Artículo publicado en Diario del Altoaragón el 23 de mayo de 2018

No hay comentarios:

Publicar un comentario