Responsabilidad
Samaritana
Hay un empresario aragonés que se merecería tener una estatua en
Barbastro por haber mantenido la industria y el empleo a pesar de las
crisis del sector y la baja rentabilidad de la empresa a lo largo de
muchos años.
El año anterior, el beneficio por trabajador no llegó a los 500
euros por cada puesto de trabajo. Este dato, para las grande
empresas, significa el cierre inmediato por baja rentabilidad para el
accionista.
Es algo más que Responsabilidad Social, yo hablaría de
Responsabilidad “Samaritana” aludiendo a la parábola del
evangelio del buen samaritano, Lucas 10 30-35.
Primero, el samaritano se “hace cargo” de la situación”: “Un
hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y lo asaltaron unos bandidos,
lo desnudaron, los molieron a palos y se marcharon dejándolo medio
muerto. Coincidió que bajaba un sacerdote por aquel camino, al
verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Lo mismo hizo un levita que
llegó a aquel sitio, al verlo, dio un rodeo y paso de largo. Pero un
samaritano, que iba de viaje, llegó a donde estaba el hombre...”
Segundo, el samaritano se “carga” la situación: “… y, al
verlo, se compareció, se acercó a él y le vendó las heridas,
echándoles aceite y vino, luego lo montó en su propia cabalgadura
...”
Tercero, el samaritano se “encarga” de la situación: “… lo
llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó dos denarios
y dándoselos al posadero, le dijo que cuidara de él, y lo que
gastase de más se lo pagaría a la vuelta”.
Volviendo al empresario, sus asesores siempre le han hablado de
cerrar por las dificultades del sector y él siempre ha preguntado
que si eso ocurría cuántas personas se quedaban sin trabajo.
Seguidamente, les animaba a invertir en ese negocio o en otros para
poder mantener los puestos de trabajo. Como el buen samaritano, se
hace cargo de la situación, la carga y se encarga.
Qué diferente a otras empresas qué cerraron, aún dando buenos
despidos, porque en otros países podían conseguir una mayor
rentabilidad. Aún, conozco a personas que no han vuelto a encontrar
trabajo desde entonces en Barbastro.
La necesidad de mantener la empresa abierta y los puestos de trabajo,
ha hecho que se originen nuevos negocios innovadores que de otra
forma no se hubieran llevado a cabo.
Este es un ejemplo que poniendo el objetivo de la empresa en mantener
el empleo, se llega a la innovación. Al contrario de lo que aluden
otras empresas, de que es necesario primero cerrar para
reestructurar.
En muchas ocasiones, ya no se vuelven a abrir, como sucede con los
solares vacíos que vemos en las ciudades, que sus promotores
presentaron bonitos proyectos de edificación que nunca se llevaron a
término.
Lo mismo ocurre con las empresas, a lo nuevos modelos de negocio no
se llega desde la nada, sino desde el conocimiento del mercado y
adaptación a sus nuevas necesidades.
Desde los año 80 del siglo pasado las consultoras comercializaron
los sellos de calidad en distintos ámbitos como modo de llegar a la
excelencia empresarial. Con el paso de los años han ido cambiando
las temáticas para adaptarse a su mercado, las empresas.
Al llegar a la entrada de algunas empresas vemos esos sellos de
calidad. Supongo que la empresa de la que hablo también tendrá
alguno de estos sellos de calidad. Pero, hemos de recordar que “el
hábito no hace al monje”.
Por eso, no he titulado a este artículo Responsabilidad Social, sino
Responsabilidad Samaritana. Porque hay una gran diferencia entre el
dicho y el hecho. Y una cosa muy distinta es predicar que dar trigo.
Gracias a Dios hay muchos empresarios samaritanos que mantienen gran
parte del empleo. Conozco a personas que ponen todo su talento en ir
renovando el negocio para poder mantener a los trabajadores.
Su perspectiva ya no está en el enriquecimiento, sino en que puedan
jubilarse los trabajadores que han estado decenas de años en la
empresa y, entre ellos, dichas personas, los empresarios.
Empresarios que son autónomos y que cada vez se sienten más
trabajadores que empresarios. Gracias a todos ellos.
Daniel
VALLÉS TURMO
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