Pacientes frágiles” es un término que se está asentando en el ámbito de la salud para calificar a aquellas personas que requieren de una especial atención por sus circunstancias.
En el ámbito laboral se habla de “precariedad”, como consecuencia de distintos factores, entre ellos la reforma laboral que ha rebajado mucho los derechos adquiridos por los trabajadores.
En el sentido empresarial podríamos referirnos a “vulnerabilidad” de los sectores a los que les afectan de una manera especial los cambios que se están dando en la conducta del consumidor, las nuevas tecnologías y la globalización.
Si lo aplicamos a países, la palabra sería, “fallidos”. Hay algunos, especialmente en países pobres o en guerra, que actualmente están pagando la deuda soberana con el 40% de su presupuesto con intereses anuales al 9%.
Una endiablada especulación financiera de la que difícilmente se puede salir. Además, en algunos casos, el pago se realiza con materias primas, lo que conlleva más empobrecimiento y, como consecuencia, el control del mercado por oligopolios que controlan los precios.
En el otro lado de la balanza, hay productos financieros que ganan cuando los mercados o esos países van mal. Y quienes los compran, están contentos de que ganan dinero.
Evidentemente, cuando se los venden, no se lo explican con la crudeza que lo he descrito anteriormente. La comunicación ha devenido publicidad y ésta, propaganda sin más, que limpia la realidad y modela nuestra subjetividad.
Como ejemplo, en la reciente cumbre de Madrid sobre el Cambio Climático, las empresas que más contaminan fueron las que más publicidad y patrocinio hicieron con el mensaje de sostenibilidad.
Ya adelantaba el escritor Aldous Huxley en su novela distópica “Un mundo feliz” este manejo de la subjetividad personal con la programación a través de la propaganda y el entretenimiento. No sé equivoco.
No hay soluciones fáciles para todos los actores citados, pero es necesario actuar. Así, el periódico británico The Guardian, para mantener la coherencia (a pesar de las pérdidas a corto plazo), no va admitir la publicidad de algunas de estas empresas petrolíferas.
La gobernabilidad política está “condicionada” por tener que mostrar resultados a corto plazo para las siguientes elecciones, atendiendo a los “caladeros” de votantes más propicios.
Por esta razón, el éxito de la plataforma ciudadana “Teruel Existe” en la últimas elecciones nacionales ante el continuo incumplimiento de las promesas electorales para atender la provincia.
Un ejemplo claro de esta “fragilidad” generalizada sería un vaso de vidrio. Todos hemos sido testigo del estropicio que ocurre cuando se rompe en cientos de trozos que se esparcen por todas las partes.
Todos hemos oído el refrán: “Tanto va el cantero a la fuente, que acaba rompiéndose”. Nuestros antepasados, para evitar que eso ocurriera por un golpe fortuito, reforzaban la cerámica con una red de cuerda o alambre.
No nos podemos quedar “mirando el dedo”, la debilidad, sino actuar para reforzar nuestros puntos fuertes como empresa de una forma continua, prudente y midiendo los resultados para “luchar contra molinos y no contra gigantes”.
Tenemos que ser conscientes que nuestro cerebro está predispuesto para prestar más atención a aquello que nos puede afectar negativamente. Es muy importante considerar esta desviación natural, al igual que los velocímetros de nuestros coches marcan unos kilómetros de menos para nuestra propia seguridad.
Ahora que llevamos navegadores GPS en el automóvil, sabemos la velocidad real a la que vamos. Posiblemente, dentro de poco los coches ya marquen la velocidad real porque ya no tiene sentido esta distorsión.
En la empresa ocurre lo mismo, actualmente hay un mensaje de fondo negativo en los mercados desde hace muchos años, que acaba haciendo que el consumidor coja miedo.
Lo hemos visto de forma palpable en el decremento de la compra de vehículos al poner los gobernantes dudas sobre el coche que debemos comprar para no vernos penalizados.
Daniel VALLÉS TURMO
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