Son muchos los sectores de la alimentación que se han visto
afectados por el cierre de los bares, restaurantes y la imposibilidad
de poder viajar a la segunda residencia esta Semana Santa por el
estado de alarma.
Uno de ellos es la cría del cordero, cuyo consumo es muy relevante
en los restaurantes e, igualmente, tiene un mayor consumo
tradicionalmente en la Semana Santa.
Esto ha hecho que los precios hayan caído en picado y hay temor que
siga así por la pérdida de la temporada de verano al no verse
cercana la apertura de los locales de restauración.
Además, el miedo que se contagia de la recesión que se dice va a
venir y el lenguaje de guerra utilizado para combatir el virus,
tampoco ayudan a que el consumidor compre cordero en el supermercado
o la carnicería.
Si a alguien le hablas de guerra, compra como si fuera una guerra. Se
tiende a la austeridad en la compra, excepto las bebidas alcohólicas
cuyo consumo se ha incrementado bastante. Supongo que el tabaco,
también.
Por los anuncios de la televisión para promocionar el consumo de
carne de cerdo, hace pensar que igualmente ha bajado su consumo. Eso
que su precio es mucho menor que el del cordero.
Las explotaciones ganaderas se han tendido a industrializar para
potenciar su productividad y poder atender mejor las necesidades del
consumo del mercado, con la consecuente inversión.
Un pastor puede llevar con sus perros un rebaño de 800 a 1.000
ovejas. Una oveja, en sus 8-9 años de vida produce unos 20 corderos,
teniendo una duración del embarazo de 5 meses. Datos aproximados.
Hay quien sigue “apajentando” el rebaño “corriendo” los
campos ya recolectados y los pastos. Pero, también, hay una
tendencia a disponer de campos de cultivos dedicados a las ovejas
vigilándolas con los pastores eléctricos.
Se cierra con un cableado eléctrico una parcela para que las ovejas
coman de esa parcela, para luego pasarlas a otro trozo de campo. De
esta forma, ya no hay necesidad de disponer de un pastor
constantemente.
Las ovejas que van a parir pronto se dejan en la “paridera” donde
se les da de comer. Una vez que han parido, hay un periodo de
alimentación con leche materna durante 2 ó 3 meses.
Luego se separa a los corderos. Los que va a ser dispuestos a la
venta se les alimenta con pienso especial de crecimiento. El ternasco
de Aragón se sacrifica cuando pesa unos 20 kilogramos para dar una
canal limpia de la mitad de su peso.
La ganadería intensiva de los rebaños de ovejas han modelado
nuestro paisaje desde el neolítico y han ido conformando la relación
entre los habitantes de la montaña y el llano con la trashumancia
anual.
Mi madre me decía que por su calle del pueblo pasaban unas 50
cabañas de ganado. Ahora, podemos contar con los dedos de una mano
los ganaderos que recorren las cabañeras reales en nuestra
provincia.
El despoblamiento de los pueblos y la menor dedicación a la
ganadería intensiva está deteriorando nuestros bosques y pastos que
vivían en simbiosis con los rebaños.
Al contrario, en las dos últimas décadas hemos visto como han
proliferado la construcción de granjas intensivas de porcino, en las
que el ganadero es un eslabón de la cadena de valor de una empresa
integradora.
La economía de escalas para optimizar la productividad y la
globalización del mercado han cambiado los parámetros tradicionales
de la gestión de una explotación de corderos.
Igualmente han cambiado las costumbres del consumidor. La gente joven
tiende a comprar la carne en las bandejas preparadas de los
supermercados en vez de las carnicerías tradicionales.
La próxima vez que nos acerquemos a los estantes refrigerados donde
están esas bandejas, cuando veamos el cordero, pensemos que la
elección de lo que compramos influye en las personas que habitan
nuestros pueblos.
Esperemos que pase pronto esta situación y los “borregueros”
puedan salir de esta crisis que les ha llegado en el peor momento,
como a otros muchos sectores. Cuando salgamos y lo celebremos en un
restaurante, no dudes en el segundo plato.
Daniel
VALLÉS TURMO
Publicado el 19 de abril en Diario del Altoaragón
Publicado el 19 de abril en Diario del Altoaragón
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