domingo, 19 de abril de 2020

Come cordero


Son muchos los sectores de la alimentación que se han visto afectados por el cierre de los bares, restaurantes y la imposibilidad de poder viajar a la segunda residencia esta Semana Santa por el estado de alarma.
Uno de ellos es la cría del cordero, cuyo consumo es muy relevante en los restaurantes e, igualmente, tiene un mayor consumo tradicionalmente en la Semana Santa.
Esto ha hecho que los precios hayan caído en picado y hay temor que siga así por la pérdida de la temporada de verano al no verse cercana la apertura de los locales de restauración.
Además, el miedo que se contagia de la recesión que se dice va a venir y el lenguaje de guerra utilizado para combatir el virus, tampoco ayudan a que el consumidor compre cordero en el supermercado o la carnicería.
Si a alguien le hablas de guerra, compra como si fuera una guerra. Se tiende a la austeridad en la compra, excepto las bebidas alcohólicas cuyo consumo se ha incrementado bastante. Supongo que el tabaco, también.
Por los anuncios de la televisión para promocionar el consumo de carne de cerdo, hace pensar que igualmente ha bajado su consumo. Eso que su precio es mucho menor que el del cordero.
Las explotaciones ganaderas se han tendido a industrializar para potenciar su productividad y poder atender mejor las necesidades del consumo del mercado, con la consecuente inversión.
Un pastor puede llevar con sus perros un rebaño de 800 a 1.000 ovejas. Una oveja, en sus 8-9 años de vida produce unos 20 corderos, teniendo una duración del embarazo de 5 meses. Datos aproximados.
Hay quien sigue “apajentando” el rebaño “corriendo” los campos ya recolectados y los pastos. Pero, también, hay una tendencia a disponer de campos de cultivos dedicados a las ovejas vigilándolas con los pastores eléctricos.
Se cierra con un cableado eléctrico una parcela para que las ovejas coman de esa parcela, para luego pasarlas a otro trozo de campo. De esta forma, ya no hay necesidad de disponer de un pastor constantemente.
Las ovejas que van a parir pronto se dejan en la “paridera” donde se les da de comer. Una vez que han parido, hay un periodo de alimentación con leche materna durante 2 ó 3 meses.
Luego se separa a los corderos. Los que va a ser dispuestos a la venta se les alimenta con pienso especial de crecimiento. El ternasco de Aragón se sacrifica cuando pesa unos 20 kilogramos para dar una canal limpia de la mitad de su peso.
La ganadería intensiva de los rebaños de ovejas han modelado nuestro paisaje desde el neolítico y han ido conformando la relación entre los habitantes de la montaña y el llano con la trashumancia anual.
Mi madre me decía que por su calle del pueblo pasaban unas 50 cabañas de ganado. Ahora, podemos contar con los dedos de una mano los ganaderos que recorren las cabañeras reales en nuestra provincia.
El despoblamiento de los pueblos y la menor dedicación a la ganadería intensiva está deteriorando nuestros bosques y pastos que vivían en simbiosis con los rebaños.
Al contrario, en las dos últimas décadas hemos visto como han proliferado la construcción de granjas intensivas de porcino, en las que el ganadero es un eslabón de la cadena de valor de una empresa integradora.
La economía de escalas para optimizar la productividad y la globalización del mercado han cambiado los parámetros tradicionales de la gestión de una explotación de corderos.
Igualmente han cambiado las costumbres del consumidor. La gente joven tiende a comprar la carne en las bandejas preparadas de los supermercados en vez de las carnicerías tradicionales.
La próxima vez que nos acerquemos a los estantes refrigerados donde están esas bandejas, cuando veamos el cordero, pensemos que la elección de lo que compramos influye en las personas que habitan nuestros pueblos.
Esperemos que pase pronto esta situación y los “borregueros” puedan salir de esta crisis que les ha llegado en el peor momento, como a otros muchos sectores. Cuando salgamos y lo celebremos en un restaurante, no dudes en el segundo plato.

Daniel VALLÉS TURMO
Publicado el 19 de abril en Diario del Altoaragón

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