Hay
que resistir
Todo el pueblo se había ido a Francia o se estaba preparando para
irse ante la llegada de los Republicanos en su retirada a Francia por
Bielsa en la primavera de 1938.
La familia de mi madre se fueron a dormir a una finca para salir
también, pero una tía tuvo un parto y tuvieron que volver a casa.
Se refugiaron en la bodega por temor a lo bombardeos.
Los nacionales permanecieron en el pueblo bastantes meses. Mi abuelo
abrió la barbería y tuvo la clientela de los militares que trajeron
el primer dinero nuevo a la casa.
Una vez que se tranquilizó militarmente la zona, mis abuelos
comenzaron con el comercio. Al principio, muy pobremente porque no
había apenas recursos, pero poco a poco fueron saliendo adelante.
Hasta el verano de 1942 que una gran riada del río Cinca inundó
todas las huertas y dejó sin comida para alimentar a los cerdos y a
la propia familia, con lo que no había suficientes recursos para
pasar el invierno.
Los hijos mayores tuvieron que ir a servir. Las dos hermanas mayores
(entre ellas mi madre) se fueron a servir a Zaragoza. Un hermano
ingreso en el ejército de voluntario, también en Zaragoza. Le
quedaban tres años de cuartel.
La muerte de mi abuela, siendo joven, en el año 1946 hizo que
volvieran todos a casa de nuevo. Siguieron con la barbería y la
venta ambulante, pero pensaron en un nuevo negocio.
Así, en 1950 salen los primero panes del horno que construyen con
materiales de la zona en un solar junto al barranco. Con el tiempo,
se fue reformando con materiales mejores.
Son tres fechas distintas (1938, 1942 y 1946) con tres hechos
distintos (guerra civil, riada y muerte de la madre) que lleva a
tomar medidas drásticas para que la vida continuara. Son ejemplo de
resistencia, como el momento actual.
Los años siguientes los hermanos se fueron yendo de casa con la
solidaridad del resto de la familia. La última en irse fue mi madre
(la hija mayor) en el año 1962, cuando ya estaban todos colocados.
Esta misma solidaridad tuvo lugar entre países tras acabar la II
Guerra Mundial, con unos 60 millones de muertos y los países
destrozados. En Europa se crea la Comunidad Económica Europea en
1957 con 6 países fundadores.
Uno de sus objetivos fundamentales es que no hubiera más guerras
entre los países que lo componen. Esta Comunidad se va ampliando
hasta los 27 que actualmente forman la Unión Europea.
Pero, en los años 90 del siglo XX se impone el neoliberalismo
radical como modelo económico a seguir conllevando un incremento de
desigualdad social cada vez mayor en estos 40 años.
De modo, que se van olvidando lo ocurrido de 1939 a 1945. incluso en
la Unión Europea, volviendo al antiguo paradigma de protestantes del
norte y católicos del sur, asumiendo el cuento que todos conocemos
de la hormiga y el grillo.
Este tono lleva a su máxima expresión en la crisis del 2008, cuando
los países del norte de Europa nos denominan “pigs” (cerdos) a
los países del sur. Son las iniciales de Portugal, Italia, Grecia y
España.
Durante 12 años “con los señores de negro” nos hacen pagar la
crisis con unos recortes en todos los ámbitos, incluido el
sanitario, que lo estamos viendo sufrir en este momento.
Durante estos años esto países se han beneficiado de decenas de
miles de universitarios, formados en nuestro país, pero que no
pudimos facilitarles un trabajo acorde a su formación.
Incluso, recientemente, hemos visto como estos países estaban
manteniendo este discurso a pesar de los que estaba lloviendo. Es
normal porque las creencias no se cambian de la noche a la mañana.
Ojala esta pandemia nos vuelva a los paradigmas de solidaridad que
hicieron que se creara la Comunidad Europea. Posiblemente no se un
camino fácil, pero lo importante es que haya ese cambio.
A nivel personal, familiar y social (como he contado en la historia
inicial), también tienen que volver a crearse relaciones de
solidaridad que nos hagan salir de esta situación.
Daniel
VALLÉS TURMO
Publicado en Diario del Altoaragón el 12 de abril
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