Todavía no sabemos cuándo será “el día después”. En principio el 13 de abril, pero como ya ha habido una prórroga, hay incertidumbre por si será así, dado que otros países han ampliado el tiempo de confinamiento.
Por eso, realmente, “el día después” es hoy porque necesitamos desarrollar fortalezas que nos ayuden a emprender lo que ocurra cuando se vaya levantando este estado de hibernación.
Cuando sucede un trauma repentino, los seres humanos enseguida buscamos actuar. Así, tras el bombardeo de Berlín en la Segunda Guerra Mundial, las mujeres que sobrevivieron salieron a la calle a ir quitando los escombros.
Es una forma de atravesar el miedo. Evitarlo, no nos ayuda, sino que nos debilita. La pandemia actual no es un hecho repentino, sino un situación que nos va encorsetando sin saber lo que va a ocurrir.
Nos deja indefensos. La mayoría de la población y empresas únicamente tienen un mensaje “quédense en casa” para no contaminarse y bloquear el sistema sanitario que no estaba preparado para este acontecimiento.
A la par que se comunica desde los organismos empresariales una amenaza de una crisis muy importante. Mensaje que cala en las personas y en los empresarios, que se acaban contagiando de ese miedo.
Para evitar este pánico, los gobiernos dicen que se hará una gran inversión para reactivar la economía. Una idea general que no ayuda a desvelar la incertidumbre de cada empresario en particular.
Cada parado, trabajador y empresario están pensando en su caso en particular. En este tiempo, como ya he comentado, tienen que desarrollar sus fortalezas y no dejarse llevar por el discurso de las debilidades.
Cuando un coche se para durante meses, una de las posibles causas para que no arranque es que la batería se haya descargado. Y eso es lo que va a ocurrir “el día después”.
La batería no puede estar descargada. Tal vez, pensemos que esa batería sea la capacidad de liquidez para afrontar la situación, pero también es mantener una posición lo más objetiva posible con la distancia óptima.
A nivel macro, todo el mundo se pregunta “¿cómo arrancar el motor?. Y aquí, nos encontramos muchas visiones según sea la perspectiva que conviene a quien lo dice.
Antes del acto de compra, tiene que existir una motivación para hacerlo. Al igual que cuando una persona compra un velero lo hace porque tiene deseos de sentirse en libertad en medio del mar.
Escuche en un programa de televisión a un profesor de la escuela de negocios IESE decir que en vez de hacer una Plan de Inversiones Públicas (como ya se hizo hace unos años en España, con dispar acierto), lo mejor sería que el Banco Europeo regalara 1.000 euros a cada persona.
Con el objetivo que “la máquina” comercial se activara los más rápido posible y supusiera una inyección directa a todos los sectores. Este mecanismo lo hizo Zapatero (en otras circunstancias más favorables) con el ingreso de 400 euros.
Habitualmente, “el dinero fácil” lo gastamos de forma más irreflexiva que el dinero que nos ha tocado ganarlo. En esto se basa la idea de este profesor, pero seguro que hay más ideas.
Mi manera de favorecer el turismo en nuestra zona “el día después” es el dinamizar el conocimiento de una guía gratuita de la Sierra de Guara con 200 rutas. Ya habido miles de descargas.
Espero que algunas personas lean la guía estos día de confinamiento y vean la Sierra de Guara como un lugar donde planificar alguna salida cuando podamos salir de casa.
También, quiero dejar altruistamente esta herramienta que puede ser utilizada por las personas profesionales del turismo para aconsejar a sus clientes sobre las posibilidades que tienen en su entorno.
Del día de la investidura como presidente de Estados Unidos de John F. Kennedy en 1961, ha quedado la frase: “No preguntes lo que tu país puede hacer por tí; pregunta lo que tú puedes hacer por tu país”.
No sé si este discurso es válido actualmente. Sí creo necesario que salgamos fortalecidos personalmente de esta pandemia para afrontar mejor el futuro.
Daniel VALLÉS TURMO
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