Cuando en casa todavía no había televisión, mi padre decía que
encendiéramos la radio a las 2 para escuchar “el parte”. Mi
madre, siguió diciendo lo mismo, cuando era la hora del telediario
en la televisión.
La palabra “parte” se les quedó de niños durante la Guerra
Civil cuando se emitía “el parte de la guerra” y toda la familia
se ponía junto a la radio para escucharlo. En estos “partes”,
como en todas las guerras, no se decía toda la verdad.
Tenían el objetivo de mantener el optimismo en la población y
ejército propios y desesperar al enemigo. Así, tenían un claro
objetivo de propaganda en vez de información.
Sí, que había partes de guerra reales. Un tío mío pasó la guerra
escribiéndolos a maquina, pero esta información era únicamente
interna para los mandos de ejército de ambos bandos.
Quien nos iba a decir que 84 años después íbamos a volver a “los
partes”. En este caso de la epidemia del virus Covid 19. Aunque, no
le llamen así, todos los días pasadas las 11 nos comunican
distintos mandos lo ocurrido el día anterior.
Le han querido dar, desde el principio, un formato bélico para
preparar a la población a pasar momentos difíciles. De hecho, así
es. Como mínimo vamos a estar casi 2 meses de confinamiento.
Se echa de menos “el parte” del otro bando. Evidentemente, el
virus Covid 19 no puede hacerlo, pero si las organizaciones
empresariales podrían comunicar como se está desarrollando la
actividad económica detalladamente.
Mientras, los medios de comunicación nos inundan con cifras de
bajada del PIB (Producto Interior Bruto) y empleo de las empresas de
calificación, organismos internacionales y estudios de los
principales bancos. Pero no hay un relato.
Al principio de la epidemia, apenas había publicidad en los medios
de comunicación, pero ahora vemos como está volviendo con una
formato de mensajes positivos para la población.
Es necesario mantener la comunicación, aunque las ventas hayan
descendido o los canales de distribución estén cerrados, porque
luego costará mucho más volver a mantener y captar clientes.
El canal de venta por Internet, sobre todo el de las grandes
empresas, ha crecido de forma exponencial. Después de tanto tiempo
de confinamiento y a la espera de ver cuando se abren los comercios
“no esenciales”, habrá que ver que cuota de mercado se queda
definitivamente en el canal de Internet, que no deja de hacer
publicidad.
Habrá que estar muy atentos a las medidas tomadas por otros países
para que se puedan abrir los más rápidamente posible, manteniendo
las medidas de seguridad que impidan el contagio.
Habría que evitar ponernos la tirita antes de la herida. En Shanghái
(China) ya hay normalidad en los negocios de restauración y hoteles
volviendo a los mismos hábitos anteriores. La única diferencia son
las máscaras obligatorias, la medida de la temperatura y la
aplicación móvil que nos confirma que estamos bien. Algo similar a
lo que ocurre en Corea del Sur.
Es más barato que llevemos todos calzado a que las calles estuvieran
cubiertas de moqueta. Pues algo parecido, debería suceder en la
desescalada. De aquí la importancia de tomar las medidas de éxito
que funcionan en otros países.
Una cosa positiva que escuché es que hay dos equipos distintos en
nuestro país preparando las medidas próximas sin tener contacto.
Posteriormente se juntarán y llegarán a un consenso.
Esto es algo muy normal en las grandes empresas donde dos equipos
distintos están desarrollando a la vez el mismo proyecto para
asegurar la mejor calidad del mismo. Son estrategias de “doble
clic”, cada vez más usadas.
La empresa pequeña y el autónomo, en sus posibilidades, debería
irse preparando como lo están haciendo las grandes empresas
preparando planes de contingencia distintos.
Es la forma de ver la posibilidades cuando estén, porque previamente
las hemos tenido en cuenta de alguna manera. Si estamos parados o
queriendo mantener el mismo modelo de negocio, nos hacemos más
vulnerables.
Uno de los éxitos de los retrovirus, en este caso el Covid 19, es su
capacidad para modificarse. Tal vez, es el único aprendizaje
positivo que podemos tomar de él.
Daniel
VALLÉS TURMO
No hay comentarios:
Publicar un comentario