En el año 1988 haciendo un curso de vela en el puerto de Barcelona
descubrí el enorme barco que tenía la Nissan para transportar los
coches que fabricaba unos kilómetros más allá.
Un año más tarde, con la universidad, visité la planta de Repsol
en Tarragona para conocer en la práctica el curso de automática de
procesos continuos que estábamos estudiando.
Impresiona toda la logística de los derivados del petroleo en la
transformación, unida a la red de oleoductos que se hicieron para
facilitar la logística de distribución por España.
En el año 1990, también con la universidad, fuimos a visitar dos
factorías de fabricación de coches con distintos niveles de
automatización. La Seat de la zona franca, que se estaba planteando
cerrar para hacer la nueva de Martorell.
Y la Opel de Zaragoza que tenía un gran nivel de automatización y
robotización, consiguiendo una mayor productividad y calidad como
planta de fabricación de automóviles.
En el MBA de Esade, en 1992, visite la factoría de Nissan para que
nos explicaran su sistema de calidad. No hemos de olvidar que los
sistemas japoneses fueron los primeros que se implantaron con gran
eficacia.
En aquel momento fabricaban como coche estrella el Terrano, que era
un todoterre no que se adaptaba también a la conducción urbana y de
carretera, que tuvo mucha acogida por el mercado.
Era un coche que me gustaba, pero no podía acceder a comprarlo. Así,
que me conforme con un Opel Corsa de gasolina de segunda mano de los
primeros que se fabricaron en Zaragoza. Lo dejé con medio millón de
kilómetros.
Mis tres coches siguientes fueron de combustión diésel, los dos
últimos automáticos. En la última adquisición, hacer casi tres
años, ya estuve mirando los híbridos, pero eran muy caros.
Supongo que fui de los últimos que compré un coche diésel, porque
desde entonces no se ha dejado de demonizarlos por ser muy
contaminantes. Ahora parece, que los de gasolina, también lo son.
Se habla de un proceso en 20 años a la producción total de
electricidad con energía renovable y el futuro de los coches
eléctricos como segmento prioritario, sobre todo en las grandes
ciudades.
Este objetivo conlleva una serie de infraestructuras nuevas para que
sea posible. Por un lado las pilas y depósitos de hidrógeno para
almacenar la electricidad renovable que no se pueda vender en el
momento.
También, la creación de un sistema de carga de las baterías de los
automóviles en toda la geografía española. Y, no menos importante,
la reducción del precio de los coches para que puedan comprarse.
Ello unido a un cambio en el modelo de negocio del transporte, tanto
en la posesión como en el uso. Cada vez, se anima más a fórmulas
de renting con condiciones muy variables y al pago por uso.
Las nuevas generaciones y las empresas son las más partidarias de
este nuevo modelo de negocio. Por tanto, es seguro que llegaremos a
este objetivo. Otra cosa, es si se cumplirán los plazos previstos.
Siempre he dicho, que los humanos somos muy malos haciendo
previsiones. Recuerdo leer en los libros de texto de 1979, que el
petroleo se agotaría en 30 años. Si se hubiera cumplido, ya
llevaríamos 10 años sin su existencia.
Lo que si es cierto es que las estrategias en el modelo de negocio de
transporte están cambiando muy rápidamente. El cierre de la
factoría de Nissan es debido al mismo.
Por una parte, cada vez hay menos fabricantes, pero con muchas marcas
y, por otro lado, los países innovadores de Asia llevan muchos años
investigando y patentando materiales y sistemas de pilas.
La innovación básica, luego aplicable, cada vez es más dificultosa
si no se hace en grandes empresas o de forma colaborativa a través
de otras empresas especializadas en la fabricación de los distintos
componentes.
Lo estamos viendo ahora con los más de 120 proyectos de vacunas para
el COVID 19. España sólo puede estar en la fase de experimentación
por su capacidad, luego tendría que colaborar con otros en las fases
de prueba y producción.
Daniel
VALLÉS TURMO
Publicado en Diario del Alto Aragón el 14 de junio de 2020
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