martes, 28 de septiembre de 2010

Sobreponerse

La actual crisis económica nos está haciendo ver la fragilidad financiera y estratégica de muchas empresas que no han podido resistir su viabilidad financiera debido al retraso de los pagos y la reducción de las ventas.

Gran parte de esta realidad se explica por el reducido tamaño de la mayoría de las empresas que no propicia la posibilidad de contar con un colchón de tesorería y un desarrollo de estrategias de diversificación que faciliten la viabilidad económica.

Pero, también, esta realidad viene condicionada por nuestra tendencia psicológica a ponderar más la situación presente que la futura tanto cuando la ocasión es buena, como cuando la ocasión es percibida como mala.

Así, en los momentos que la economía ha funcionado bien, no se piensa en crear un colchón financiero para el futuro porque se cree que las cosas van a seguir funcionando bien y dicho ahorro supondría una pérdida de oportunidad de inversión.

De igual forma, en las ocasiones que la economía no funciona bien, se es prudente en invertir porque se tiende a pensar que ese mal momento va a continuar, de forma que se alarga este proceso de recuperación.

Este proceso psicológico es una herencia de nuestra evolución que nos ha servido para sobrevivir, pero que conlleva, como hemos visto, unos efectos no deseados cuando se trata de gestionar adecuadamente una empresa.

Esta situación de crecida y bajada, la podemos comparar a la que ocurre con los ríos. Para evitar que, cuando lleguen las inundaciones, el agua se lleve toda la tierra fértil se han ido creando lo sistemas de terrazas, de manera que tanto las crecidas como bajadas se hacen de forma escalonada.

De forma similar, el disponer de un sistema escalonado de objetivos económicos y financieros, nos permite controlar mejor tanto las situaciones de adversidad como las de crecimiento porque facilitan el resituamiento psicológico y organizativo a las nuevas situaciones.

No quiere esto decir que no nos síntamos mal porque las cosas no vayan bien, sino que no dejemos que influyan más allá de lo necesario en nuestra actividad empresarial al centrarnos en nuevos objetivos que se pueden conseguir. Logramos ocuparnos en vez de preocuparnos.

Las técnicas empresariales de gestión de objetivos y de calidad ya establecen sistemas que facilitan esta forma de gestión, pero en las empresas pequeñas, al ser estos sistemas menos elaborados, es más fácil dejarse llevar por las preocupaciones.

Este estado de preocupación es un gran lastre para poder percibir realísticamente la situación y adaptarnos a la misma, de forma que es necesario tener un sistema que nos prevenga de instalarnos en el mismo, como es el caso de un sistema de objetivos escalonado.

El estar ocupado en el nuevo objetivo, en muchos casos, ya es suficiente para olvidarnos de un determinado malestar, pero tal vez sea necesario tener en la reserva otra herramienta para abordar su recurrencia.

El psicológo cognitivo Beck aconseja el método AWARE como herramienta para tratar estos procesos de preocupación recurrente. A (Acept, aceptar), W (Watch, examinar), C (Act, actuar), R (Repeat, repetir) y E (Enhance, mejorar).

El primer paso sería el de aceptar que nos ocurra esa preocupación, sin culpabilizarnos por ello. El segundo, examinar de forma racional el proceso que nos ha llevado a este estado. Tercero, no interrumpir la actividad que estamos desarrollando.

La herramienta AWARE sigue con un ciclo reiterativo de los tres primeros pasos repitiéndolos, de forma que vamos logrando afrontar la preocupación hasta que se va disolviendo sin molestarnos en nuestra actividad.

Estas dos sencillas herramientas (objetivos escalonados y afrontamiento de la preocupación) son muy útiles tanto para facilitar rehacernos cuando las cosas no van bien, como para explorar nuevas metas cuando van bien.

De igual forma, debemos ser conscientes que tanto nuestros compañeros, proveedores como clientes igualmente se ven afectados por esta dinámica de afectación emocional en nuestras actividades cotidianas.

En cualquiera de estas situaciones podemos facilitar que la otra persona retome su estado normal de ocupación, posibilitando la atenuanción de la preocupación y predisponiendo la ocupación hacia otra tarea.

Así, en el caso de un cliente que se encuentra molesto por alguna circunstancia, la atenuación de la preocupación la llevamos a cabo, primero, a través de una escucha atenta y parafraseando su queja para que perciba que entendemos la misma.

El segundo paso sería el desviar la atención emocional proponiendo distintas tareas que supongan una solución a dicho malestar, con el objetivo tanto de aminorar la tensión como de solucionar el problema.


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