A la salida de un seminario, un participante preguntó al ponente que le había interesado el aspecto de motivar a los colaboradores. Al día siguiente tenía una reunión de equipo y quería algún consejo sobre cómo motivarlos. El ponente le dijo suscitamente: “Planteales preguntas”.
Muchas veces, vamos buscando respuestas, cuando lo que necesitamos es encontrar preguntas. Esto nos ocurre porque tendemos a buscar las soluciones a los síntomas de los problemas en vez de buscar las causas, que no son tan evidentes.
En momentos de gran complejidad, como los actuales, esta tendencia todavía se agravia más, y es mucho más fácil dejarnos llevar por la búsqueda de respuestas que no acaban de sernos útiles por carecer de un planteamiento adecuado.
Podemos encontrar muchos libros que hablan de este aspecto sobre la metodología de la solución de problemas. En este artículo el objetivo es simplemente detallar dos ejemplos en los que es más útil centrarse en la búsqueda de preguntas en vez de respuestas.
Habitualmente en el ámbito empresarial las nuevas acciones vienen dadas de forma reactiva. Es decir, respondiendo a cambios que se dan en el mercado. En este caso, tratamos de buscar respuestas condicionados por el propio planteamiento propiciatorio, sin realizar un evaluación mas profunda.
La metodología de la gestión estratégica, entonces, resulta poco ligada a la forma de pensar cotidianamente mas encaminada a la acción. Esto es debido a que el ámbito operativo necesita de planes concretos en lugar de planteamientos basados en escenarios.
Sin embargo, por otro lado, este encaminamiento a la acción nos impide poder conocer mejor la realidad. Así, cuando estamos atendiendo a un cliente solemos estar atentos a seguir el procedimiento, escrito o no, establecido. En vez de estar atentos a como mejorar esa relación con nuestro cliente.
Tal vez si estamos predispuestos a atender bien e, incluso, nos estemos preguntando: ¿cómo puedo ayudarle mejor? Pero no partimos de una predisposición al cambio continuo, como es el caso de la ciencia cuyo objetivo es el continuo descubrimiento.
Los científicos realizan esta transformación continua a través del método científico, consistente en el establecimiento de nuevas hipótesis a partir de estudios previos. Una hipótesis es realizar una pregunta para resolver un aspecto concreto.
Así, ¿es mas efectivo un tratamiento de una semana con una dosis dada o un tiempo mayor con una dosis menor? Y así de forma reiterada se intenta encontrar preguntas que nos lleven a posteriores respuestas.
Aplicado al mundo empresarial supondría el estar abierto a la continua innovación desde el día a día desde una orientación practica. De modo que, a la vez que estamos atendiendo a un cliente, podemos estar pensando en mejoras en forma de hipótesis para realizar una mejora continua.
De la misma forma solemos actuar en nuestra relación con nuestros compañeros y con nuestros clientes: solicitamos continuamente respuestas inmediatas y precisas. No estamos habituados al dialogo y, mucho menos, un dialogo persuasivo.
Supongo que el ponente, cuando hablaba de plantear preguntas, no se refería a: ¿algunas ideas para salir de esta situación ? Si no, mas bien, a sugerir preguntas encadenadas que lleven a explorar las emociones, los pensamientos y las acciones, y que licitan nuevos paradigmas.
Si plantear hipótesis facilita la planificación, esta tipología de diálogo persuasivo posibilita la motivación, en cuanto que la motivación es siempre auto motivación. La capacidad, para allá donde nos encontremos sepamos construir un entorno que nos haga sentir bien.
Debido a que cada persona percibimos de forma distinta la realidad, e igualmente estructuramos diferentemente las cogniciones, es muy dificil que únicamente con un discurso académico consigamos motivar a un grupo de personas.
Las personas que han sido consideradas como grandes oradores han utilizado un lenguaje sutil con elementos persuasivos, como es el caso de las parabolas, que permiten que cada persona los interprete desde su propia idiosincracia.
El utilizar las preguntas como elemento motivador, utiliza el mismo sistema para llegar a un grupo de personas, el que cada persona las interprete de forma distinta de acuerdo a su modo de pensar y a las preocupaciones que tenga en ese momento.
Cuando dirigimos un discurso estructurado de forma racional, cada persona se fija en aquellos aspectos que le interesan, obviando otros, de forma que no suele tener un efecto dinamizador, sino que retroalimenta a cada uno en su punto de partida.
Es esta retroalimentación cognitiva, que es muy util para permitirnos la salud mental, la que no nos facilita la apertura a nuevos escenarios. De forma que cuando buscamos respuestas, las solemos encontrar entre las que ya tenemos.
Si enfocamos nuestra atención en encontrar preguntas, rompemos esta inercia y logramos disponer de un nuevo paradigma que nos permite construir nuevas alternativas a las problemáticas que tenemos que afrontar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario