Cuando se habla de la actual crisis, se suele decir que tanto sus causas como sus soluciones radican en un ámbito global, pero parece que algunas sociedades se están adaptando más rápidamente para salir de la misma.
En estas vacaciones pasadas, cuando hemos viajado a otras regiones o paises, hemos podido constatar cómo está incidiendo la crisis en esos lugares y la forma de adaptarse y sobreponerse a la misma de las distintas idiosincrasias.
Podemos decir que existen sociedades, organizaciones y personas con más dinamismo que otras en cuanto que se adaptan más rápidamente a las problemáticas presentadas e, incluso, exploran nuevas posibilidades.
Vamos a reflexionar sobre las causas e interrelaciones de creación de este dinamismo. Comencemos preguntándonos si es “primero la gallina o el huevo” que, en este caso, es si es la sociedad la que hace dinámicas a las personas y organizaciones o viceversa.
Previamente, hemos de ser conscientes que somos parte de una civilización grecocristiana que nos predispone al dinamismo, como se dice en la Parábola de los Talentos (Mateo 25: 14-30) en la que se nos pide cuentas según nuestras posibilidades.
Y dentro de esta civilización grecocristiana, formamos parte de una cultura de ética católica que, como reseñó el sociólogo Max Weber en 1905, es menos dinámica que la ética protestante en la que se inspiró el capitalismo.
Un siglo más tarde las civilizaciones se han ido mezclando y nos encontramos con un compendio de ellas en las distintas regiones, aunque todavía quede un gran poso cultural en las tradiciones que se siguen manteniendo en el ámbito local.
Debido a este crisol de la globalizacón nos encontramos con estructuras urbanas muy similares en las grandes urbes de todo el mundo. Así, las zonas de oficinas más dinámicas, la denominada “city”, están formadas por una concentración de grandes rascacielos.
De manera que si podemos hablar de modelos urbanísticos más dinámicos que otros, auque el cemento no lo sea todo. Este es el caso de la creación de un Dubai que pretende ser un gran centro de servicios empresariales internacional.
El modelo de Dubai se fundamenta en la atracción de empresas y personas con proyección global facilitando infraestructuras y servicios que mejoran la competitividad de las mismas en una economía globalizada.
De forma distinta, el dinamismo norteamericano (el sueño americano) se fundamenta en el desarrollo personal del individuo facilitando que desarrolle sus ideas, propiciando figuras com Bill Gates o Steve Jobs que repentinamente revolucionan la economía.
En el caso de Steve Jobs es particularmente importante la dinamización que están suponiendo sus ultimos inventos (iPod, iPhone e iPad) no sólo en la facturación de su empresa, sino en el papel locomotora de muchas empresas y sectores.
Gran parte de su éxito se basa en la facilidad de uso de las tecnologías ya existentes, que ha propiciado tanto un mayor uso en las personas que ya las utilizaban, como el subirse al carro tecnológico a determinados perfiles sociales que parecían estar excluidos de la revolución del Internet móvil.
Este hecho último, la participación de todas las generaciones en las tecnologías de la información y las comunicaciones, es esperanzador para tener confianza en la dinamización de cualquier persona, organización o sociedad por muy negro que lo podamos ver en el momento presente.
Precisamente, son la esperanza y la confianza, la antesala del dinamismo en cuanto que son sus motivaciones a la acción. Porque los sentimientos de pesimismo y pasividad no son propiciadores para ello.
Algunos expertos pronostican que es la aversión al riesgo de la sociedad española la que impide un dinamismo emprendedor, una movilidad geográfica y una empleabilidad en funciones y sectores distintos.
Pero, no hemos de olvidar que el significado de dinamismo es distinto en otras civilizaciones, como la asiática, donde significa proceso en vez de acción, como ocurre en nuestra civilización europea. Y esta concepción implica una mayor capacidad de observación.
De forma que, muchas veces, a nuestro alrededor hay más dinamismo del que creemos ver a simple vista. Así, cuando contemplamos el pantano de Mediano, nos cuesta pensar que en su entorno se encontraba uno de los centros financieros más importantes de Aragón entre los siglos XIII y XIV.
Una muestra más que la vida y la historia humana son dinámicas en sí y que en ocasiones no somos capaces de encontrar alternativas porque nos obsesionamos con un tipo determinado de solución en vez de abrirnos al dinamismo que nos rodea.
Tal vez, en un marco de globalización en el que vivimos, sea necesario saber utilizar ambas concepciones de dinamismo, la de búsqueda de resultados y la de potenciación de los procesos, de forma armónica.
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