Salvo fuerza mayor, el ámbito económico en este decenio va a continuarse forjando en el contexto de la globalización. Concepto que ha ido cambiando de significado conforme hemos ido viendo que se ha ido ampliando.
Así, al comienzo fuimos viendo su lado positivo con la reducción de precios de muchos productos de uso cotidiano, primero en las denominada “tiendas a 100” y después de forma generalizada en todo el comercio.
Era la globalización de la fabricación, que paulatinamente ha ido afectando a productos de mayor valor añadido, conllevando primero las deslocalizaciones de las multinacionales y, después, de las empresas subsidiarias.
De igual manera, ha ido sucediendo la globalización en el sector de la distribución, donde hemos ido viendo como las grandes cadenas de supermercados franceses y alemanes han ganado gran parte de la cuota de mercado.
En el pequeño comercio, también hemos ido viendo esta globalización con la paulatina gestión de muchos negocios tradicionales por personas provenientes de otras nacionalidades, sobre todo del continente asiático.
Con la consolidación de Internet, la globalización se está desarrollando de forma muy rápida en el sector de los servicios, con mayor efecto en aquellos eslabones de la cadena de valor que se pueden gestionar telemáticamente.
Si hace una decena de años, se ponía como ejemplo que la contabilidad y facturación de las multinacionales se hacía desde la India, hoy se puede poner como ejemplo a la ingenierías españolas en el diseño y ejecución de obra pública y energías renovables.
Esta capacidad de globalización de servicios, está haciendo que cada país exporte su saber hacer al resto del mundo. Así, otro de los ámbitos donde nuestro país también es ejemplo es la gestión hotelera y turística.
Pero, esta globalización en la mayoría de los sectores, no sólo va a estar gestionada por las grandes empresas, sino que cada vez más, será llevada a cabo por pequeñas empresas que estarán relacionadas con otras en otros países.
Es precisamente, la capacidad del capital humano de estas empresas, la que favore esta posibilidad de globalización que, hasta hace muy poco, sólo estaba al alcance de los recursos de las grandes empresas multinacionales.
Así, desde nuestra propia provincia es habitual ver como microempresas ya son capaces de codiseñar productos tecnológicos con proveedores de otros países europeos y otros continentes para únicamente tener que realizar la parte de montaje final.
Esta capacidad de ingeniería es extraordinaria si la comparamos con apenas unos años, pero todavía tiene la fragilidad de la dificultad de la comercialización de esos productos y el escaso número de trabajos que se producen en el sector industrial.
Para que se produzca este impacto en la creación de puestos de trabajo en el entorno, es necesario tener capacidad para asegurar la comercialización de los productos y su continua adaptación a los nuevos requerimientos.
Estas dos necesidades son muy dificiles de garantizar por la microempresas que están enfocadas en el desarrollo de productos, tanto por la falta de medios como por la falta de mentalización de acceso al mercado.
La posibilidad de viabilidad de estas empresas deviene en su capacidad de generar desde el comienzo de su actividad una orientación a la “coventa” en su trato con sus proveedores, buscando no únicamente objetivos de codiseño, sino de involucración en la comercialización de forma global.
De esta manera podemos conseguir medios financieros del ámbito de nuestros proveedores, así como el conocimiento y contactos para la posible comercialización de nuestros producto en aquellos países con los que colaboramos.
Logrando que el proyecto tenga una orientación más comercial, más global y más robusta financieramente, estaremos consiguiendo que su viabilidad esté más asegurada al tener capacidad para afrontar el mercado.
Consecuencia de esta robustez del modelo de negocio pueden devenir nuevos puestos de trabajo no sólo en la fabricación del produto, sino de otras líneas de actividad que pueden venir como consecuencia de la cooperación lograda.
Esta reflexión sobre el codiseño y la coventa puede aplicarse a todo tipo de actividad económica en cuanto al concepto de desarrollo en red. En el sentido que es la cooperación con otras empresas la que nos posibilita el poder mantenernos en el mercado.
Este concepto no es innovador, en cuanto que es la forma de trabajar habitual en muchos sectores, sino la magnitud global y su especificación a toda la cadena de valor, por lo que se facilita el aprendizaje de estas nuevas competencias.
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