miércoles, 26 de enero de 2011

Recrear

El pasado viernes 14 de enero por la tarde el aeropuerto Huesca Pirineos presentaba una imagen muy dinámica. Al entrar en el vestíbulo, el recinto estaba repleto de pasajeros esperando al vuelo que venía de Madrid o el que salía a La Coruña.

Las mesas de la cafetería estaban a rebosar por un grupo de escolares que habían pasado unos días de esquí en nuestro Pirineo. Saborear un buen café en ese escenario, predisponía a pensar en positivo sobre las posibilidades del futuro.

Al salir del aeropuerto, en el firmamento se podían observar varios aviones que provenientes del norte de europa iban hacia el centro y el sur de España. Y de nuevo, el pensamiento se dirigía a ver más posibilidades.

Esta experiencia es un ejemplo de cómo una percepción de una realidad en un buen momento, nos predispone mentalmente a imaginar positivamente a partir de todos los elementos que se nos muestran a nuestro alrededor.

De forma contraria sucede cuando percibimos la realidad en un momento menos dinámico. Dichas imágenes activan nuestra mente con ese filtro. Si además, estábamos predispuestos de forma negativa, este hecho lo retroalimenta nuevamente.

La técnica de la visualización sirve para apoyarnos en la capacidad holística de nuestra imaginación con el objetivo de ayudarnos a crear nuevos escenarios o para entrenarnos previamente para actuar adecuadamente cuando nos encontremos ante la realidad.

Esta técnica ha sido utilizada con gran eficacia por los deportistas de gimnasia y esquí para automatizar todos sus movientos y volver a la sincronización inmediatamente en caso de tener algún problema en la ejecución.

En la actualidad se está utilizando con éxito en el aprendizaje de habilidades directivas y resolución de problemas para posibilitar la eficacia en su implementación. También puede utilizarse en la realización de un plan de negocio. Vamos a describir las distintas fases que conlleva esta técnica.

En la primera fase el objetivo es captar las imágenes o aprendizajes que tenemos que trabajar, según se trate el fin de la visualización. A modo de “storyboard” (guión gráfico) iremos recopilando las piezas a partir de las cuales vamos a trabajar.

Por ejemplo, si estamos desarrollando un plan de empresa, podemos acudir a otros negocios similares al que estamos analizando para quedarnos con las imágenes de los procesos que pensamos pueden ser adecuados.

No se trata únicamente de captar las imágenes estáticas, sino las dinámicas de los procesos, que son las que nos van a ayudar en una elaboración posterior, a la vez que nos van a obligar a fijarnos en detalles más precisos.

Si se trata de un proyecto innovador, podemos buscar aspectos similares aunque se trate de productos o servicios distintos. Siempre es más fácil comenzar a partir de otros supuestos reales aunque no sean semejantes que desde cero.

En la etapa de captar imágenes habremos recopilado distintas ideas sucesivas que podremos ir escribiendo para considerarlas más tarde. Es un momento inspirador y no racionalizador. Tampoco se trata de agobiarse en exceso siendo exhaustivo en detalles, pues puede producir el efecto contrario.

Es en el proceso de editar la historia donde iremos agrupando los distintos aspectos más importantes, separando aquellos que son menos relevantes. Puede ocurrir que, incluso, tengamos que considerar varias historias.

Una historia es una narración del aspecto que queremos crear. Así, en el caso de un plan de empresa, podría ser la descripción de cómo el cliente realiza el servicio en todas sus fases o como utiliza un determinado producto.

Como todas las historias, es necesario que la vayamos puliendo para que la podamos memorizar a modo de narración o como una película. Siempre es más fácil comenzar con proceso más pequeños y sencillos que grandes y complicados.

El objetivo de la visualización es la posibilidad de poder recrearla posteriormente, tanto como una ayuda para desarrollar un determinado proceso, como para servirnos de evocación en su desarrollo posterior, o como elemento de comunicación interno o externo.

La memorización de la visualización para permitirnos recrearla posteriormente es una herramienta muy potente, como ya se ha comentado, para la ejecución de tareas complejas y para el aprendizaje de habilidades.

Como instrumento de evocación en el desarrollo de proyectos, tiene el gran valor de su capacidad inspirativa de poder ir sondeando nuevas posibilidades a partir de las historias que ya hemos visualizado anteriormente.

Finalmente, el recrear historias tiene una utilidad extraordinaria en la comunicación interna y externa, tanto por la capacidad expositiva como por su envoltorio emocional que favorece la persuasión y el convencimiento.

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