En los últimos veinte años hemos
visto como se han ido desplegando el marcado de muchas rutas senderistas con el
objetivo de posibilitar el desarrollo turístico del entorno rural.
Hemos ido viendo como aquel
“turismo de zapatilla”, que pensábamos no consumía, se ha ido engrosando y
cambiando su tipología de usuarios conforme se ha facilitado el acceso a la
naturaleza.
La realidad es que se dispone de
una extensa red de senderos que recorre gran parte de la geografía y que es un
excelente atractivo para quienes desean conocer la naturaleza y el medio rural.
Desgraciadamente, el estado e
indicaciones de esta red es muy desigual encontrándonos, en ocasiones, que han
desaparecido postes indicadores imprescindibles en los cruces de caminos.
Los indicadores físicos de los
nuevos caminos trazados están mejor diseñados para usuarios no “tan montañeros”
que pretenden disfrutar andando unos kilómetros y no estar continuamente
preocupados por encontrar el trazado a seguir.
Así, en los nuevos trazados
(sobre todo de corto recorrido) nos encontramos con un panel interpretativo inicial
en que se explica la ruta y en los distintos postes indicadores se nos dice las
distancia o el tiempo que nos queda para llegar al final.
En los trazados de mayor recorrido
(aunque se hayan marcado recientemente) el mantenimiento de los postes
indicadores es más complejo y costoso debido a la multitud de desviaciones.
La proliferación de teléfonos con
localización por satélite (GPS) y aplicaciones de acceso a mapas, está
posibilitando que la descarga previa de las rutas solucione la falta de
indicadores físicos.
Turismo de Aragón y la Federación
Aragonesa de Montaña disponen en Internet de herramientas de información sobre
la red de senderos, así como la posibilidad de descargar el posicionamiento GPS
de las rutas.
Otros organismos comarcales y
provinciales también cuentan en Internet de útiles para facilitar el
conocimiento de su red senderista que ayuda a la preparación de las
excursiones.
Igualmente, existen redes sociales
(como es el caso de wikiloc) donde se comparten rutas y es muy fácil localizar
senderos en cualquier parte simplemente buscando una localidad.
En esta ocasión, la unión de las
nuevas tecnologías y las redes sociales es un buen aliado tanto para la divulgación
de los senderos como para la planificación de las rutas con anterioridad.
Sin embargo, es imprescindible un
mayor conocimiento local de los senderos del entorno tanto por parte de los
vecinos como por los trabajadores del sector turístico para facilitar su
divulgación.
Si nosotros no disfrutamos
nuestros senderos, ¿cómo vamos a pensar que otros los van a recorrer? Aquello
de ser prescriptores de lo que tenemos. Algo que sí se ha logrado en el
Somontano con sus vinos.
Habitualmente, cuando durante el
trayecto o al final del mismo, paras en un bar a tomarte un refresco y comer
algo, la persona que nos atiende no suele poder respondernos certeramente a las
dudas que planteamos sobre el recorrido.
Cuando nos encontramos que saben
responder a nuestras preguntas, nos sentimos mejor y nos llevamos una mejor
impresión de la excursión. Hemos de recordar que uno de los papeles más
importantes del mesonero era informar sobre las incidencias del camino.
En las últimas décadas los
centros excursionistas y la programación de actividades de las comarcas ha
facilitado que los vecinos podamos conocer mejor el medio que nos rodea.
Un ejemplo que está teniendo
buenos resultados en la divulgación de sus senderos entre sus vecinos es el
Centro Excursionista de la Ribagorza que organiza regularmente rutas y las
documenta posteriormente en Internet.
Como resultado, es habitual que
en un pueblo te encuentres que alguien haya recorrido la ruta que tú estás
realizando y te pueda informar sobre la misma, así como aconsejarte otras del
entorno.
Ahora que ya nos hemos
acostumbrado a las catas de vinos para degustar los caldos del Somontano, tal
vez tengamos que hacer lo mismo con la excelente cosecha de senderos que
disponemos.
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