martes, 2 de abril de 2013

Crear empleo


Cuando estás en desempleo sientes que te han sacado de tu zona de confort de repente. En esta situación no lo ves como una oportunidad, pero “salirse de la zona de confort” es una de las costumbres que deberíamos incorporar para generar nuevas oportunidades.
Solemos acostumbrarnos a ir a los bares donde nos sentimos a gusto. A veces, es bueno cambiar para ver otras realidades. Con un amigo vamos a tomar una cerveza a un bar de un barrio castigado por el desempleo.
La cerveza mediana sigue estando a un euro, ya no hay tapas en la barra y las máquinas tragaperras están apagadas. Sólo hay hombres bebiendo cerveza. Nos encontramos a un amigo de la infancia.
La última vez que le vimos iba en bicicleta de montaña y decía que ya no iba a los bares. Era cuando comenzó el paro. Han pasado dos años y esa tarde se tomará varias cervezas. En su rostro ha perdido la ilusión.
Comentamos su trayectoria profesional. Cercano ya a los 50, las posibilidades de contratación por cuenta ajena van disminuyendo. Hay pocas oportunidades y mucha competencia de personas más jóvenes.
La solución es el autoempleo, pero no es fácil. Aguantas el paro hasta que se acaba el subsidio. Luego puedes acogerte a los 400 euros o pensar en un proyecto personal. Comienzan las ideas. En tu sector no ves posibilidades.
Tienes que salir de tu zona de confort, irte a otros sectores. Aquí se plantean dos posibilidades. Una es montar algo que piensas que puede salir. Un ejemplo es un establecimiento de restauración.
El entorno familiar, si tiene posibilidades, te va a ayudar en el proyecto. A veces, se produce el efecto túnel de no ver las posibilidades reales del negocio porque prima más el deseo de salir del desempleo.
Por eso es necesario acudir a instituciones que nos puedan ayudar en esta evaluación. En CEEIARAGON organizamos talleres en grupo para generar y replantear modelos de negocio donde los emprendedores tienen puntos de vista externos.
Como vemos, la mayor dificultad para crear empleo es el encontrar un modelo de negocio que sea capaz de dar una propuesta de valor que permita la rentabilidad económica y financiera del proyecto.
Hay emprendedores sociales que generan modelos de negocio cuyo objetivo es el crear empleo para personas desocupadas. Su trayectoria profesional y capacitación técnica les permite ver ese nicho de mercado.
En este caso les ayudamos a clarificar los aspectos del modelo de negocio que no dominan y a desarrollar juntos el Mínimo Producto Viable, para posteriormente facilitarle la expansión empresarial con nuestras instalaciones y servicios.
Este tipo de emprendimiento social se enmarca en la Economía Social, cuyo objetivo empresarial primero es la creación de empleo. Es el valor añadido que se quiere propiciar.
Igualmente hay organizaciones sociales que tienen capacidad para generar negocio y, a la vez, propiciar la inserción social a través de las Empresas de Inserción. En este caso el objetivo principal es la formación y la inserción en el mundo del trabajo.
En el momento actual de enfriamiento del consumo, el problema que tienen estas empresas es que no hay empresas donde insertar a los trabajadores que se van formando en la empresa.
Por ello se necesitan nuevos modelos de negocio dirigido a mercados que puedan crecer y que permitan la creación de nuevas empresas donde pueda crearse empleo. Es necesario realizar una propuesta de valor adecuada a este mercado.
En este caso, se necesita desarrollar y, luego escalar, una propuesta de valor innovadora hacia ese nicho de mercado. Ayudamos en la utilización de la metodología de desarrollo de clientes.
En los tres casos comentados, el autoempleo, la economía del bien común y las empresas de inserción social, vemos que la generación de ocupación requiere la generación de valor económico.
El primer paso es entender el modelo de negocio donde nos movemos y luego buscar clientes a los que podamos proporcionar valor. Finalmente valor la escalabilidad para que sea viable el proyecto empresarial.
En la práctica, esta metodología de creación de valor nos hace salir de nuestra “zona de confort”, pero es muy potente para focalizarnos en el cliente. En el camino, suelen surgir otras oportunidades que no se tenían en cuenta.

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