miércoles, 20 de marzo de 2013

100 años después


Dice un refrán que, a veces, es necesario dar un paso atrás para después seguir dando otros hacia delante. En este caso, hemos querido dar un paso de 100 años atrás para reflexionar sobre la Propuesta de Valor que Huesca ofrece al turismo.
Siguiendo mi afición de recorrer itinerarios inéditos de la provincia en el que aúno aspectos de senderismo, historia y arte, el sábado 16 de marzo recorrí una nueva ruta para el blog llamado “Caminos de Barbastro”. 
Trazamos una ruta inédita de vuelta circular para el espectacular recorrido del Entremón del río Cinca entre Mediano y Ligüerre. Existe una ruta muy bien trazada (sendero GR 1) que sale desde el puente hacia Palo, pero no la del otro lado.
Cien años atrás se hospedó en el Mesón de Samitier el viajero y fotógrafo francés Lucien Briet, que tanto bien ha hecho para atraer turismo francés a nuestro Pirineo y Prepirineo oscenses.
Mariano Carruesco le acompañó (como queda atestiguado en las fotos que le hizo) a distintos lugares cercanos al Mesón de Samitier que regentaba su familia desde mediados del siglo XIX.
Lucien Briet era una persona amante de la naturaleza y la historia que quedó fascinado por este territorio español muy distinto al francés de donde procedía. Esa singularidad le enamoró.
En sus escritos, que han sido excelentemente publicados y difundidos por la Diputación Provincial de Huesca, Lucien Briet se muestra un tanto frustrado por no haber podido entrar en el Congosto de Entremón entre Mediano y Ligüerre.
El biznieto de Mariano Carruesco, Javier, me anima a trazar la ruta circular al Congosto del Entremón. Salimos de la presa de Mediano bajando por el muy bien señalizado sendero hasta Ligüerre. Nos acompaña Enrique, un vecino de Samitier.
Pero la vuelta, la hacemos desde el sitio donde hace 100 años el fotógrafo le hizo la foto a su bisabuelo subido en la Barca que pasaba hacia Palo. Reabrimos el sendero que fue realizado en los trabajos de la Presa de Mediano desde Ligüerre.
A pesar de ser una persona acostumbrada a sorprenderme por hallazgos inéditos, esta ruta tiene una faceta histórica que la hace diferente. Me siento como Lucien Briet hace cien años siguiendo las indicaciones de Mariano Carruesco.
Quedo abrumado por el paisaje, la naturaleza, los colores, el olor intenso a romero y por la historia de quienes han recorrido antes este camino, primero de herradura y luego peatonal.
La narración continua y entusiasta de Javier hace que reconsideré toda la información y prejuicios que tenía de la ruta para dejarme envolver nuevamente por la singularidad del entorno.
Aunque mi teléfono móvil que hace fotos sea mucho más ligero que aquellos pesados equipos de la época, siento la misma inquietud de saber que estoy fotografiando algo inédito.
Cada elemento de resto de historia, cada rincón del río y cada nueva perspectiva aparecen como singulares. No es una determinada vegetación, no es un congosto más, sino que es singular en su conjunto.
En el caso particular del Congosto del Entremón, esta ruta circular propuesta supone una perspectiva del conjunto distinta y envolvente que favorece este descubrimiento subjetivo de bienestar que busca el viajero.
Cuando tratamos un elemento de atractivo turístico de forma parcial. Bien por su historia, bien por su estilo arquitectónico, bien por una especial formación geológica,… le estamos quitando singularidad.
Nuestro Pirineo y Prepirineo tiene un valor paisajístico, geográfico, natural, histórico y arquitectura que pueden seguir fascinando y enamorando a sus nuevos visitantes con la misma potencia que lo hacía cien años atrás.
Ya hemos hecho una inversión muy importante en infraestructura que favorece la comunicación y el acceso a los elementos arquitectónicos y paisajísticos que tienen especial atención.
Pero, será siguiendo necesario que sepamos transmitir y encender al visitante el enamoramiento y la pasión desde nuestra propia experiencia personal. Para considerar algo singular, primero tenemos que vivenciarlo de ese modo.
Lucien Briet quedó enamorado y prendado de nuestra singularidad y fue pionero en transmitirlo a generaciones de franceses que siguen viniendo a visitarnos año tras años porque siguen vivenciando lo mismo.

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