martes, 15 de julio de 2014

Tomar perspectiva


Desde hace unos años los informes de macroeconomía se han popularizado. Sin embargo, nos encontramos algunos profetas que nos venden un futuro lleno de brotes verdes y otros que nos hablan de largas travesías por el desierto.
Ante esta dicotomía prospectiva, la población y los empresarios nos encontramos confusos. Ambos discursos se basan en un pensamiento lineal fundamentado en buscar tendencias.

Pero, parece que la realidad es más compleja que una gráfica y obliga a que cada empresa tenga que dibujar sus propios escenarios de futuro en su entorno de influencia.
Este requerimiento de una mentalidad estratégica precisa no únicamente de una formación en la materia, sino de una actitud de apertura de miras para analizar la realidad desde distintas perspectivas.

La actividad artística nos puede ayudar a cultivar esta mirada creativa. Y, concretamente, los museos son lugares muy apropiados. De hecho, según Chris Dercon, director de la Tate Modern de Londres, es una de sus funciones.
En una entrevista en mayo para El Cultural dice que el museo “es un espacio público para el juego social y la innovación, facilitando nuevas formas de creatividad y pensamiento”.

El museo del CDAN de Huesca cumple especialmente esta función. Comenzaremos por su entorno. Cuando llegamos en coche, nos sorprenden los muros ondulados de su fachada al que nos aproximamos andando desde el parking.
Nos encontramos rodeados de una naturaleza que nos invita a quedarnos fuera disfrutando del verde del césped y los viñedos. Pero, la belleza del edificio nos impulsa a contemplarlo por dentro.

La entrada al edificio es funcional, al igual que la sala 2 de exposiciones. Sin embargo, al llegar a la sala principal, nos encontramos un baño de luz y formas onduladas.
Unas escaleras nos obligan a bajar 3 metros bajo el suelo. Nos encontramos en el interior de un recinto circular lobulado con un techo lejano a más de 12 metros. Un gran ventanal nos muestra el estanque con la estatua de La Ninfa de las Montañas.

El recinto en sí es una gran escultura que nos obliga a recorrerlo. No hay líneas rectas, todo es ondulado. Esta sensación se remarca cuando ascendemos por la rampa sinuosa a la calle.
Una vez adaptados a la geometría, podemos centrarnos en la exposición. Ahora nos encontramos una muestra de la colección Beulas Sarrate titulada “Imágenes Inconformistas”.

Los cuadros se encuentran colgados en un laberinto rectilíneo dentro del recinto que nos obliga a centrarnos en las propias obras de arte. Es una muestra de la evolución de la estética figurativa en el siglo XX.
Podemos contemplar distintos estilos, desde las ilustraciones para prensa de Juan Gris al primitivismo expresionista de Karel Appel, así como un viaje a la historia del siglo XX desde 1909 hasta la actualidad.

En la sala 2 nos encontramos  la exposición “Faber”, que ofrece un recorrido por el paisaje y la fotografía a través de la mirada de José María Álvarez, recogiendo la intervención humana en la naturaleza.
De nuevo, distintas perspectivas para cultivar la creatividad. Además, el museo acoge periódicamente espectáculos de artes escénicas: cine, teatro, danza, música clásica, folklore y lírica.

Y si queremos avanzar un paso más y practicar, nos podemos apuntar a los talleres de plástica que organizan. No nos podemos perder “los talleres de artistas” para niños y jóvenes para “ver otras miradas”.
Cuando salimos fuera, de nuevo la naturaleza. Podemos pasear en torno a sus esculturas para que fluyan respuestas. Dercon dice que “el museo, es por encima de todo, un lugar donde hacerse preguntas”.

“Un lugar donde negociar conflictos, entre lo viejo y lo nuevo, entre lo cercano y lo lejano, entre lo caro y lo barato, lo conocido y lo desconocido, entre lo sencillo y lo difícil”.

Cuando volvemos al coche, retornamos a nuestra cotidianidad. No esperemos cambios milagrosos. Pero si visitamos habitualmente museos y salas de exposiciones, iremos tomando perspectiva.

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