martes, 6 de noviembre de 2018

La perspectiva del miedo


Recuerdo una conversación con un empresario ya jubilado sobre el funcionamiento de la economía. Yo le conté que veía que se había reactivado mucho el tráfico de mercancías, especialmente en la autovía A-22, de Huesca a Lleida.
Le conté que veía camiones de la zona norte que ya cogían la autovía en vez de la autopista del Ebro para descender hacia el área de Barcelona. Él me decía que, precisamente, ése era un signo de que la cosas iban mal.
Su perspectiva era que si fueran bien, no tendrían porque no asumir el coste del peaje. Mi perspectiva era que los conductores y empresas buscaban minimizar los costes para ser competitivos.
Ya no leía periódicos ni veía los informativos. Se había subscrito a lo que llamaba “globos” de noticias que le llegaban al teléfono móvil de determinados medios que eran de su confianza.

También, recuerdo la conversación con otro empresario jubilado. Éste sí que leía la “prensa salmón” (la especializada en economía). Me contó asustado sobre el proyecto del tren de alta velocidad de la ruta de la seda.
Una estrategia China para inundar Europa de forma más rápida y económica con sus productos en vez de los grande barcos cargados de contenedores que tardaban mucho tiempo.
Ambos empresarios son personas formadas que durante decenas de años han “abierto la persiana” de sus negocios con éxito afrontando las problemáticas que les fueron aconteciendo.

Manejar la realidad diaria es un buen antídoto contra el miedo. Por aquello que se dice que “el miedo es libre” y “el miedo guarda la huerta”. Antes se ponía el cartel de “cuidado con el perro” y ahora vemos el logotipo de una empresa de seguridad.
Los seres humanos somos muy malos haciendo predicciones de futuro y analizando los problemas. Lo primero es fácil de comprender, pero lo segundo no tanto. Se debe a la confusión entre las causas y las consecuencias. Por eso somos presa fácil del miedo.

Mi experiencia de casi 7 años de “explorador” de caminos he tenido muchos incidentes, pero ningún accidente. Sin embargo todo el mundo me dice que no debería ir solo porque algún día tendré un problema gordo. Algo que va calando.
Realmente he tenido varios incidentes en cada ruta. Sobre todo, pequeñas caídas y errores en la ruta. Lo primero se soluciona con unas buenas botas, unos bastones, unos guantes y reservas de agua y comida. Lo segundo con un GPS, una batería de emergencia y ropa adecuada.
Realmente, los seres humanos somo muy buenos solucionando problemas y aprendiendo, luego, de ellos. Así, resolviendo los incidentes y previniendo los posibles accidentes.

Aconsejo acercarse hasta Rodellar una tarde de primavera, ascender hasta la ermita de la Virgen del Castillo y observar a los escaladores que están entrenando en el techo del “delfín” (es un hueco de caliza que tiene esta forma). Pongo de ejemplo este lugar por su belleza y por la destreza de quienes van allí.
Veremos a una persona escalando, otra asegurando, otra grabando y varias observando. La grabación es para que aprenda el escalador y la observación de los escaladores es, también, para aprender. Inconscientemente, los observadores están realizando mentalmente los mismos movimientos que el escalador que, luego, reproducirán. Es lo que llamamos “aprendizaje vicario” (aprender de las acciones de los otros). Somo excepcionalmente buenos los seres humanos “copiando” las conductas de los demás. Es como aprenden los niños pequeños.

Quedé hace poco con un empresario en activo. Lo encontré en su lugar de trabajo analizando los problemas que se iba a encontrar en la ejecución de un proyecto presente. A esto es lo que me refiero cuando repito la frase de mi querido Ignacio Ellacuría “manejar la realidad”.
Comiendo me habló de futuros proyectos que tenía en mente de una forma sosegada. Como dirían Zubiri y Ellacuría, “desplegando la realidad”. No había miedo.

Finalizando, el miedo cambia según la perspectiva donde nos pongamos. Como la niebla, le encanta los lugares donde se puede estancar y no dejarnos ver otras realidades. Huye de las corriente de aire (las acciones) que hacen que se esfume como lo hace la niebla.

Daniel VALLÉS TURMO

Artíulo publicado en el Diario del Altoaragón el 7 de noviembre de 2018

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