Recuerdo una conversación con un empresario ya jubilado sobre el
funcionamiento de la economía. Yo le conté que veía que se había
reactivado mucho el tráfico de mercancías, especialmente en la
autovía A-22, de Huesca a Lleida.
Le conté que veía camiones de la zona norte que ya cogían la
autovía en vez de la autopista del Ebro para descender hacia el área
de Barcelona. Él me decía que, precisamente, ése era un signo de
que la cosas iban mal.
Su perspectiva era que si fueran bien, no tendrían porque no asumir
el coste del peaje. Mi perspectiva era que los conductores y empresas
buscaban minimizar los costes para ser competitivos.
Ya no leía periódicos ni veía los informativos. Se había
subscrito a lo que llamaba “globos” de noticias que le llegaban
al teléfono móvil de determinados medios que eran de su confianza.
También, recuerdo la conversación con otro empresario jubilado.
Éste sí que leía la “prensa salmón” (la especializada en
economía). Me contó asustado sobre el proyecto del tren de alta
velocidad de la ruta de la seda.
Una estrategia China para inundar Europa de forma más rápida y
económica con sus productos en vez de los grande barcos cargados de
contenedores que tardaban mucho tiempo.
Ambos empresarios son personas formadas que durante decenas de años
han “abierto la persiana” de sus negocios con éxito afrontando
las problemáticas que les fueron aconteciendo.
Manejar la realidad diaria es un buen antídoto contra el miedo. Por
aquello que se dice que “el miedo es libre” y “el miedo guarda
la huerta”. Antes se ponía el cartel de “cuidado con el perro”
y ahora vemos el logotipo de una empresa de seguridad.
Los seres humanos somos muy malos haciendo predicciones de futuro y
analizando los problemas. Lo primero es fácil de comprender, pero
lo segundo no tanto. Se debe a la confusión entre las causas y las
consecuencias. Por eso somos presa fácil del miedo.
Mi experiencia de casi 7 años de “explorador” de caminos he
tenido muchos incidentes, pero ningún accidente. Sin embargo todo el
mundo me dice que no debería ir solo porque algún día tendré un
problema gordo. Algo que va calando.
Realmente he tenido varios incidentes en cada ruta. Sobre todo,
pequeñas caídas y errores en la ruta. Lo primero se soluciona con
unas buenas botas, unos bastones, unos guantes y reservas de agua y
comida. Lo segundo con un GPS, una batería de emergencia y ropa
adecuada.
Realmente, los seres humanos somo muy buenos solucionando problemas y
aprendiendo, luego, de ellos. Así, resolviendo los incidentes y
previniendo los posibles accidentes.
Aconsejo acercarse hasta Rodellar una tarde de primavera, ascender
hasta la ermita de la Virgen del Castillo y observar a los
escaladores que están entrenando en el techo del “delfín” (es
un hueco de caliza que tiene esta forma). Pongo de ejemplo este lugar
por su belleza y por la destreza de quienes van allí.
Veremos a una persona escalando, otra asegurando, otra grabando y
varias observando. La grabación es para que aprenda el escalador y
la observación de los escaladores es, también, para aprender.
Inconscientemente, los observadores están realizando mentalmente los
mismos movimientos que el escalador que, luego, reproducirán. Es lo
que llamamos “aprendizaje vicario” (aprender de las acciones de
los otros). Somo excepcionalmente buenos los seres humanos “copiando”
las conductas de los demás. Es como aprenden los niños pequeños.
Quedé hace poco con un empresario en activo. Lo encontré en su
lugar de trabajo analizando los problemas que se iba a encontrar en
la ejecución de un proyecto presente. A esto es lo que me refiero
cuando repito la frase de mi querido Ignacio Ellacuría “manejar
la realidad”.
Comiendo me habló de futuros proyectos que tenía en mente de una
forma sosegada. Como dirían Zubiri y Ellacuría, “desplegando la
realidad”. No había miedo.
Finalizando, el miedo cambia según la perspectiva donde nos
pongamos. Como la niebla, le encanta los lugares donde se puede
estancar y no dejarnos ver otras realidades. Huye de las corriente de
aire (las acciones) que hacen que se esfume como lo hace la niebla.
Daniel
VALLÉS TURMO
Artíulo publicado en el Diario del Altoaragón el 7 de noviembre de 2018
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