Con el comienzo de la primavera vemos muchas más bicicletas rodando por las ciudades entre semana, motivado por el buen tiempo, el aumento del precio de los carburantes y el aprovechar el traslado al trabajo para mantener una adecuada forma física.
En el caso de una persona en buena forma física y con pocos kilómetros de recorrido (2-3) es una buena opción la bicicleta de toda la vida, pero cuando se tratan de recorridos de 5 kilómetros de ida, comienzan a encontrarse motivos para dejar la bicicleta.
En el caso de ciudades del tamaño de Huesca, esta distancia de 10 kilómetros suele ser más habitual de lo que pensamos. Además, por la tranquilidad de su tráfico es muy agradable ir en bicicleta por su casco urbano.
En este caso la bicicleta eléctrica, con asistencia al pedaleo, nos permite recorrer estas distancias muy cómodamente aún en el caso de encontrarnos con subidas. De igual forma, en la salida de los semáforos nos facilita un impulso adicional para retomar la velocidad.
Hay que aclarar que no se trata de una moto eléctrica, sino un apoyo motor para hacer menos fuerza en subidas y en los arranques. Al llegar a una velocidad de unos 16 kilómetros por hora la asistencia se desconecta.
Un factor de seguridad muy importante es el mantener una velocidad uniforme que se adecua mucho mejor a la velocidad media de los vehículos de motor en ciudad. Al igual que, al estar más relajado, se está más atento a las incidencias del tráfico.
Dada la facilidad de su uso, acabamos cogiendo la bicicleta para más recorridos que los de trasladarnos al trabajo, por lo que acaba siendo una manera excelente de comenzar a hacer deporte sin esforzarnos inicialmente.
Como no vemos muchas bicicletas eléctricas en nuestro entorno, no podemos probarlas ni escuchar la opinión directa de sus usuarios. Buena parte de este uso minoritario se debía a la carestía de sus vehículos y a la pocas prestaciones de sus motores y baterías.
Actualmente la tecnología ya está desarrollada y en el futuro ira avanzando mucho más. Con unas baterías de litio normales podemos recorrer, tras sus múltiples cargas, unos 20.000 kilómetros de pedaleo asistido.
Respecto a los precios, también se han reducido de forma muy notable para hacerlos mucho más asequibles. Comparando motores y baterías similares podemos encontrar distintas formas de adquirir una bicicleta eléctrica.
La forma más económica, aunque hace falta ser un manitas, se trata de adquirir un set de propulsión eléctrica para adaptar a nuestra bicicleta actual. Esta opción la podemos encontrar en distintas webs de Internet por unos 450 euros.
Una opción interesante de iniciación es comprar una bicicleta eléctrica nueva de gama baja. En el centro Decathlon de Huesca podemos encontrar un modelo básico de reciente lanzamiento por 650 euros.
Pero, si no somos expertos en bicicletas y queremos un asesoramiento de un comercio especializado, podemos acercarnos a Ciclos Alonso en la calle Manuel Ángel Ferrer de Huesca. En su puerta veremos aparcada un buena bicicleta eléctrica de la marca BH E-Motion que utiliza el establecimiento.
Si hacemos cuatro números rápidos de lo que nos cuesta ir en coche al trabajo si recorremos 10 kilómetros diarios, nos encontraremos que el kit adaptable lo amortizamos en menos de un año, la bicicleta de iniciación en menos de un año y medio, y la de gama media, un poco más.
Pero, vuelvo a repetir que seguramente haremos un uso mayor de la bicicleta para nuestros desplazamientos diarios y de ocio, logrando una mejora de nuestra forma física, así como llegar más relajados del trabajo.
No menos importante al ahorro monetario y al ejercicio saludable, es la menor emisión de contaminantes a la ciudad, así como el efecto mimético para que otras personas se unan a la utilización de la bicicleta en su movilidad urbana.
En este momento histórico de búsqueda de la sostenibilidad, sobre todo en el ámbito de la movilidad, la bicicleta eléctrica es una de las opciones más eficientes tanto energéticamente como de fomento de nuevos modelos de gestión energética.
Para fomentar su uso, en algunas autonomías, como es el caso del País Vasco, ya se están subvencionando el 25 por ciento del coste de estos vehículos hasta un importe máximo de 500 euros por bicicleta.
Además de su importancia de eficiencia energética en la movilidad urbana, hemos de considerar su significado como cambio de paradigma económico. Son los pequeños cambios los que nos preparan para acometer otros mayores.
Recordemos que la mayor parte de modelos sostenibles del futuro nos hablan de una doble fuente de mejora competitiva, la eficiencia del uso de los recursos actuales y el desarrollo de productos y servicios innovadores.
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