En un momento en que la realidad aumentada aparece en las pantallas de nuestros teléfonos móviles facilitándonos la geolocalización y la descripción del entorno en que nos situamos, nuestra memoria continua conectada a sus recuerdos fabulados con el paso del tiempo.
De modo que, cuando visitamos como turistas lugares históricos, muchas veces preferimos alejar nuestra mirada de los folletos y las explicaciones de los guías para dejarnos llevar por las evocaciones que se suceden en nuestra memoria.
Es lo que nos pasa cuando llegamos a la pradera donde se encuentra el Monasterio Nuevo de San Juan de La Peña. Tras kilómetros de paisaje solitario a través pinares nos encontramos el complejo monástico de color rojizo en mitad del bosque.
A la memoria viene el monasterio perdido, también, en el bosque de la novela “Los Pilares de la Tierra” con todas sus evocaciones sobre la forma de vida en la edad media mezclándose la imaginación de lo leído con las imágenes de la película.
A partir de este momento, el silencio del lugar, el azul limpio del cielo, el sonido de los pájaros y el olor de las flores y los pinos facilitan este trasiego de recuerdos que transforman nuestras emociones en el contacto con la realidad.
Cuando llegamos al mirador de Santa Teresa, apenas unos cientos de metros de la pradera de San Indalecio donde se encuentra el monasterio, nos econtramos con el vasto paisaje de las sierras prepirenáicas.
En frente, nos encontramos la Sierra Caballera en cuya vertiente sur está situado el Castillo de Loarre del que nos separan unos cuarenta kilómetros de camino. El color ocre del fondo contrasta con el verde próximo. Indudablemente un camino de leyenda.
De nuevo los recuerdos. La imagen de los caballeros llegando en mitad de la nieve al Castillo de Loarre en la película “El reino de los cielos” mostrando en sus rostros el cansancio por la dureza del camino recorrido.
Un camino de leyenda que fue recorrido por el obispo de Huesca Acilso en el año 713, tras la invasión de los sarracenos, para trasladar el Santo Cáliz desde Huesca hasta el Monasterio de San Juan de la Peña.
Este Santo Cáliz de la Última Cena estaba en Huesca desde el siglo III envíado a su ciudad natal por San Lorenzo desde Roma, donde los discípulos Pedro y Marcos lo llevaron. Permaneció en el monasterio hasta el año 1399.
En Internet podemos consultar el sitio www.elcaminodelsantogrial.com, promovido por la Gestora Turística de San Juan de La Peña, donde podemos encontrar información sobre el camino recorrido por el Santo Grial.
El más reconocido camino de leyenda, el de Santiago, también atravesó este territorio en su ramal proveniente desde Cataluña a través de Monzón y Huesca encontrándose con el ramal del camino aragonés en Santa Cilia de Jaca.
Las nuevas tecnologías nos permiten obtener información y mapas sobre el recorrido de este tramo del camino de santiago en los sitios de Internet www.senderos.hoyadehuesca.es y www.gps.huescalamagia.es.
Pero, el camino de leyenda más unido a San Juan de la Peña es el de la reconquista. Si nos alojamos en la Hospedería del Monasterio Nuevo, el silencio de la noche nos trasladará en el tiempo para visitar a la mañana siguiente el Monasterio Viejo.
Es precisamente en este monasterio donde se enterró a Sancho Ramirez tras su muerte en el año 1094 en el sitio de Huesca. Este rey revitalizó el Castillo de Loarre y fundó el Castillo de Montearagón para facilitar la reconquista.
Encima del altar de la iglesia de monasterio se encuentra una copia del Santo Grial. La oscuridad y el entorno puede hacernos revenir a la memoria escenas de “En busca del arca perdida” sintiendo que lo hemos encontrado nosotros por primera vez.
Volviendo por el camino entre pinos a la hospedería el canto de los pájaros nos acompaña y el sol se tamiza con los colores de los árboles. Cuando hacemos las maletas para volver a casa, también nuestra memoria ha refabulado las nuevas vivencias.
Quizás hayamos subido una foto o un comentario para compartir con nuestros amigos en el facebook. Cuando los reencontremos los amigos nos preguntarán por la escapada y volveremos revivir las leyendas a nuestro modo.
Nuestra ilusión trasmitida mezclando el Santo Grial, el Camino de Santiago o la Reconquista, contagiará a los demás a revivir nuestra experiencia. Nuestros conocidos buscarán en Google estas palabras y será el comienzo de su leyenda.
Internet les ayudará a buscar información, a planificar el viaje y a hacer las reservas del hotel, pero será la evocación de las leyendas las que movilizarán todos estos medios hasta hacer realidad el deseo ya inoculado para viajar.
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