El próximo mes de octubre de este año 2011 se cumple el 150 aniversario del nacimiento del doctor barbastrense Andrés Martínez Vargas, considerado como uno de los pioneros fundamentales de la pediatría en España.
Este ilustre médico se graduó en medicina en el año 1881 en la Universidad de Zaragoza para posteriormente ir a Madrid donde estudió el doctorado compaginándolo con una plaza del Cuerpo de la Beneficencia General de Madrid.
En el año 1886 se trasladó a Estados Unidos y a México en viaje de estudios. En Nueva York asistió a las lecciones clínicas de enfermedades de los niños impartidas por el profesor pionero en la materia Abraham Jacobi. En México presentó varios trabajos científicos hasta su vuelta a España en 1888.
Sorprende esta movilidad para profundizar en estudios en aquellos años. Estos viajes de estudios comienzan a ser comunes en la segunda mitad del siglo XIX siguiendo la tradición de las universidades francesas.
En la misma época que Andŕes Vargas, otro altoaragonés adoptado, Ramón y Cajal tiene la misma inquietud universal, cuyo empeño es reconocido con el Premio Nobel en Medicina en 1906. Precisamente, un año después es el presidente de la Junta de Ampliación de Estudios.
Esta institución, que estuvo vigente entre 1907 y 1939, facilitó pensionados a profesores universitarios para que pudieran hacer ampliación de estudios con los mejores especialistas en su materia, posibilitando el desarrollo científico en España.
Durante el franquismo, muchos de estos profesores siguieron manteniendo las relaciones internacionales y asistiendo a los congresos de sus materias, a la vez que se iba creando una estructura universitaria con más cátedras.
Hay que esperar a 1976 a las becas Becas Fulbright para estudios de postgrados de estudiantes españoles, que fue el comienzo de un desarrollo continuo de nuevos programas que han facilitado el intercambio universitario hasta hacerse habitual con los actuales programas Erasmus.
Es necesario hacer esta aclaración histórica para poner en valor el esfuerzo y los resultados de aquellos científicos de hace 100 años que además de sabios fueron verdaderos emprendedores para poder llevar adelante sus proyectos.
En el caso de Andrés Martínez Vargas vamos a comentar tres aspectos donde tuvo un empeño emprendedor: la edición de publicaciones, la creación de nuevas instituciones y el establecimiento de centros para poner en práctica sus conocimientos.
En su papel divulgador, son numerosas sus publicaciones en revistas científicas de muchos países, pero es de resaltar la revista que fundó, titulada “La Medicina de los Niños”, en 1900 y que mantuvo hasta el comienzo de la guerra civil española en 1936.
Además de nunerosos folletos divulgativos, son de mención especial su libro de 1915 “Tratado de Pediatría” y su obra “Historia de la Pediatría en España” publicada en 1946, dos años antes de su fallecimiento.
Como pionero de la pediatría lideró la fundación de instituiciones que posibilitaron su desarrollo como fueron La Sociedad Española de Pediatría en 1912 y el primer Congreso Español de Pediatría en el año 1914.
En el afán de poner en práctica la utilidad de sus conocimientos, apoyó la puesta en marcha de servicios que facilitaran el cuidado de los niños para disminuir la gran mortandad habida, sobre todo ocasionada por enfermedades como la diarreas.
Uno de los centros más emblemáticos y más queridos por el científico barbastrense fue el Instituto Nipiológico de Barbastro creado en 1916 con el objetivo de disminuir la mortalidad infantil mediante consejos a las madres del modo de cuidar los niños, así como la ayuda en su alimentación.
Fue un centro pionero en España que estuvo abierto hasta 1936 en un piso del número 5 de la Calle Conde, enfrente de los Misioneros, que sirvió de referencia para la creación de otras instituciones similares dados los resultados sorprendentes de reducción de la mortalidad infantil en un 80%.
Fue un científico reconocido en vida con multitud de premios y homenajes con el que se le quiso agradecer la inmensa labor realizada en los ámbitos divulgativo, académico y médico en los que se implicó intensamente.
En un momento histórico, como el que nos ha tocado vivir, en el que la globalización cotidiana nos hacer parecer complejos tanto el análisis de los problemas como la puesta en marcha de las soluciones, es preciso valorar la perspectiva emprendedora de personas como Martínez Vargas.
La necesidad de intercambiar con la realidad para modificarla, evitando que la complejidad de los análisis y los miedos de las consecuencias nos paralicen antes incluso de enfrentarnos a las problemáticas.
Se hace necesario inspirarnos en ese espíritu pionero que simplifica la realidad para explorarla, en ese espíritu aventurero que evita que nuestros miedos nos paralicen en los momentos de dificultad, y en ese humanismo para hacer propias las necesidades de los demás.
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