lunes, 21 de noviembre de 2011

Emprender en simbiosis


En el último año han encontrado trabajo en Reino Unido casi 25 mil personas españolas, la mayoría de ellas universitarias, que apenas han tardado 6 meses en la búsqueda. Esta cifra ha supuesto un incremento del 85% sobre el año pasado.
Ciertamente es fácil encontrar trabajo, aunque no sea a tiempo completo ni con un buen salario, en Reino Unido. Los escaparates están llenos de carteles anunciando todo tipo de trabajo temporal dando una sensación de poder encontrar trabajo.
Reino Unido es una economía sólida que ha ido aceptando capital extranjero desde los años 80 de forma que el tejido empresarial ha podido invertir para afrontar los nuevos retos de cara a ser competitivo en un mercado global.
Igualmenente Alemania es una economía sólida que, debido a las exportaciones, ha podido capitalizar esta reconversión a las nuevas necesidades. Es debido al envejecimiento de la población que necesita de mano cualificada en los próximos años para mantener su tejido industrial.
Las cifras que se comentan de estas necesidades de Alemania son de 100 mil ingenieros actualmente y 5 millones en los próximos 15 años para reponer las perdidas de empleo cualificado en industrias intensivas en capital y de alta tecnología.
Esta emigración de trabajadores cualificados de nuestro país es una muestra del actual proceso de globalización de las personas que ya empieza a configurarse en una realidad. Es la Globalización 3.0. que comenta Thomas Friedman.
En los últimos 30 años en España hemos ido experimentando una globalización del país con la entrada en la Unión Europea, una globalización de las empresas y, finalmente, una globalización de las personas con los casi 5 millones de emigrantes que ha recibido nuestro país.
Esta triple globalización afecta plenamente a la capacidad de crear valor de cada país y su consecuente creación de empleo. Una primera consecuencia de esta situación es que la grandes empresas han dejado de ser los motores de creación de empleo.
Estas empresas se focalizan en su nucleo de negocio subcontratando procesos a otras empresas y, cada vez más, a profesionales autónomos dependientes, consiguiendo que los gastos de personal sean una partida variable en vez de fija, así como los requerimientos de inversión de puesta en marcha.
Este nuevo paradigma de concepto de trabajo supone un cambio de mentalidad muy importante para los españoles, no sólo por la pérdida de seguridad del empleo, sino por la necesidad de tener que crear valor añadido para mantener el trabajo.
Este cambio de mentalidad tiene una doble componente, el modo de vida y la cultura económica. Por una parte, el proceso de globalización supone la movilidad hacia los territorios que tienen capacidad financiera y necesidad de empleo.
Por otra parte es necesaria una mayor cultura económica de la sociedad para comprender como funcionan los modelos de negocio de cara a saber como aportar valor. Realmente no se encuentra mucha prensa salmón en los bares.
Respecto al modo de vida, en muchas ocasiones, el encontrar trabajo autónomo supone el tener que financiar la inversión inicial cambiando de vivienda y reduciendo los gastos habituales que se tenían hasta el momento, así como tener que dedicarnos a distintos clientes simultáneamente.
La nueva creación de empleo no proviene de empresas que necesitan decenas de puestos de trabajo para realizar tareas repetitivas de producción, sino de individuos que son capaces de encontrar nuevas oportunidades de mercado y hacerlas viables.
En esta tarea de búsqueda de nuevas oportunidades es necesaria tanto la actitud para emprender como la capacidad para entender en profundidad cómo funcionan los sectores en los que estamos explorando entrar.
Una herramienta que es útil para realizar esta exploración es pensar en “una ventaja competitiva completa”. Esto supone el realizar un análisis en términos de especialización en vez de abarcar un amplio abanico.
Este análisis de especialización nos permite comprender mejor como funciona ese mercado y así poder encontrar un hueco en el mismo. Esto supone una menor inversión de entrada que puede ayudarnos a tener reservas financieras para una posible reorientación.
En esta búsqueda de nuevas oportunidades del mercado no sólo se encuentran los emprendedores, sino también las empresas que ya están instaladas. En algunas ocasiones pueden encontrarse una simbiosis entre ambos, entre el nuevo conocimiento y la realidad empresarial.
Así, los nuevos emprendedores tienen una nueva perspectiva del mercado y las empresas ya tienen realizada una inversión que supone una barrera de entrada. La figura del intraemprendedor es la adecuada para estas situaciones. Es una manera de emprender en simbiosis.
Una forma de añadir valor a los activos que ya se disponen es la de posibilitar la entrada como socio a los propios trabajadores de la empresa, no únicamente con el fin de reducir costes, sino con el de poder lograr aumentar la competitividad de la empresa.

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