En el último año han encontrado trabajo en Reino Unido casi 25 mil
personas españolas, la mayoría de ellas universitarias, que apenas
han tardado 6 meses en la búsqueda. Esta cifra ha supuesto un
incremento del 85% sobre el año pasado.
Ciertamente es fácil encontrar trabajo, aunque no sea a tiempo
completo ni con un buen salario, en Reino Unido. Los escaparates
están llenos de carteles anunciando todo tipo de trabajo temporal
dando una sensación de poder encontrar trabajo.
Reino Unido es una economía sólida que ha ido aceptando capital
extranjero desde los años 80 de forma que el tejido empresarial ha
podido invertir para afrontar los nuevos retos de cara a ser
competitivo en un mercado global.
Igualmenente Alemania es una economía sólida que, debido a las
exportaciones, ha podido capitalizar esta reconversión a las nuevas
necesidades. Es debido al envejecimiento de la población que
necesita de mano cualificada en los próximos años para mantener su
tejido industrial.
Las cifras que se comentan de estas necesidades de Alemania son de
100 mil ingenieros actualmente y 5 millones en los próximos 15 años
para reponer las perdidas de empleo cualificado en industrias
intensivas en capital y de alta tecnología.
Esta emigración de trabajadores cualificados de nuestro país es una
muestra del actual proceso de globalización de las personas que ya
empieza a configurarse en una realidad. Es la Globalización 3.0. que
comenta Thomas Friedman.
En los últimos 30 años en España hemos ido experimentando una
globalización del país con la entrada en la Unión Europea, una
globalización de las empresas y, finalmente, una globalización de
las personas con los casi 5 millones de emigrantes que ha recibido
nuestro país.
Esta triple globalización afecta plenamente a la capacidad de crear
valor de cada país y su consecuente creación de empleo. Una primera
consecuencia de esta situación es que la grandes empresas han dejado
de ser los motores de creación de empleo.
Estas empresas se focalizan en su nucleo de negocio subcontratando
procesos a otras empresas y, cada vez más, a profesionales autónomos
dependientes, consiguiendo que los gastos de personal sean una
partida variable en vez de fija, así como los requerimientos de
inversión de puesta en marcha.
Este nuevo paradigma de concepto de trabajo supone un cambio de
mentalidad muy importante para los españoles, no sólo por la
pérdida de seguridad del empleo, sino por la necesidad de tener que
crear valor añadido para mantener el trabajo.
Este cambio de mentalidad tiene una doble componente, el modo de vida
y la cultura económica. Por una parte, el proceso de globalización
supone la movilidad hacia los territorios que tienen capacidad
financiera y necesidad de empleo.
Por otra parte es necesaria una mayor cultura económica de la
sociedad para comprender como funcionan los modelos de negocio de
cara a saber como aportar valor. Realmente no se encuentra mucha
prensa salmón en los bares.
Respecto al modo de vida, en muchas ocasiones, el encontrar trabajo
autónomo supone el tener que financiar la inversión inicial
cambiando de vivienda y reduciendo los gastos habituales que se
tenían hasta el momento, así como tener que dedicarnos a distintos
clientes simultáneamente.
La nueva creación de empleo no proviene de empresas que necesitan
decenas de puestos de trabajo para realizar tareas repetitivas de
producción, sino de individuos que son capaces de encontrar nuevas
oportunidades de mercado y hacerlas viables.
En esta tarea de búsqueda de nuevas oportunidades es necesaria tanto
la actitud para emprender como la capacidad para entender en
profundidad cómo funcionan los sectores en los que estamos
explorando entrar.
Una herramienta que es útil para realizar esta exploración es
pensar en “una ventaja competitiva completa”. Esto supone el
realizar un análisis en términos de especialización en vez de
abarcar un amplio abanico.
Este análisis de especialización nos permite comprender mejor como
funciona ese mercado y así poder encontrar un hueco en el mismo.
Esto supone una menor inversión de entrada que puede ayudarnos a
tener reservas financieras para una posible reorientación.
En esta búsqueda de nuevas oportunidades del mercado no sólo se
encuentran los emprendedores, sino también las empresas que ya están
instaladas. En algunas ocasiones pueden encontrarse una simbiosis
entre ambos, entre el nuevo conocimiento y la realidad empresarial.
Así, los nuevos emprendedores tienen una nueva perspectiva del
mercado y las empresas ya tienen realizada una inversión que supone
una barrera de entrada. La figura del intraemprendedor es la adecuada
para estas situaciones. Es una manera de emprender en simbiosis.
Una forma de añadir valor a los activos que ya se disponen es la de
posibilitar la entrada como socio a los propios trabajadores de la
empresa, no únicamente con el fin de reducir costes, sino con el de
poder lograr aumentar la competitividad de la empresa.
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