lunes, 21 de noviembre de 2011

100 años emprendiendo: 1911-1939


Hasta hace 100 años nuestros valles del Pirineo vivieron en una economía de subsistencia con intercambio de los productos con la tierra llana y con los valles franceses del norte.
En la segunda década del siglo XX comienzan grandes obras de infraestructura hidroeléctricas, mineras, industriales y ferrocarriles que supusieron el fin de un aislamiento centenario y el comienzo de nuevas oportunidades para emprender.
Suponen grandes inversiones públicas y de empresas privadas de Barcelona, Bilbao y París que dieron trabajo a miles de trabajadores posibilitando la inyección de dinero en la zona y, también, el comienzo de la emigración a las áreas industriales.
En el año 1911 el servicio de la valija de correos entre Barbastro y Benasque lo ejercían los hermanos López de Graus. Este servicio se hacía mediante caballerías, suponiendo unas 14 horas. Por ello se descansaba y hacía cambios de caballos en distintos lugares.
Un hermano regentaba la Posada Ducay de Graus donde se hacía el cambio de caballos para continuar hacia Campo. A las afueras de esta población se encontraba el Mesón de Argoné a cargo de otro hermano para facilitar la continuación hacia Benasque.
A ocho kilómetros, en la población de Seira se construye entre 1914 y 1918 la primera gran central hidroeléctrica de España. Es con el comienzo de estas obras que María, nacida en el cercano pueblo de Merli, trabaja en el mesón.
Fue aquí donde conoció a Antonio, de El Món de Perarrua, en sus viajes a trabajar en el valle de Benasque o al otro lado del Pirineo los inviernos, donde aprendió el oficio de barbero cortando el pelo a sus compañeros.
Antonio y María se casan en 1917. Van a trabajar las minas de plata de Parzán, alquilando una habitación en Bielsa donde los meses de invierno, que la mina estaba cerrada, él ejerce de barbero y ella se dedica a coser y vender.
En 1919 encuentran trabajo en el comienzo de la central eléctrica de Lafortunada que se termina en el año 1923. Muchos obreros se van, pero ellos deciden instalarse en un pueblo cercano a la espera del comienzo de las obras del sistema del río Ara.
Las obras no se realizan, pero el nacimiento del primer hijo hace que se asienten definitivamente. Tras el segundo hijo, acaban comprando una casa donde establecen la barbería y el comercio.
El comercio no sólo lo realizan en el establecimiento, sino que van a los pueblos del Sobrarbe. En muchos casos se realiza un trueque de productos, para luego venderlos por dinero en otro lugar.
Al principio utilizan un carro tirado por un caballo para los traslados hasta que el año 1930 compran un coche Ford. Es un momento donde conviven los carros y los primeros coches.
Sobrarbe está repleto de población. Los pueblos están llenos. Es habitual que las familias tengan siete hijos. Además, la mejora de la sanidad, ha disminuido la mortandad infantil. Comienza la emigración a las grandes ciudades.
A su vez, los colegios se llenan de alumnos. En los años 20 comienza la escolarización generalizada construyendo las escuelas en casi todos los pueblos. Es la primera generación que no será analfabeta.
En los años 30 no sólo está reactivada la población, sino que comienza a despegar el sector de servicios gracias a la mejora de las comunicaciones. Aunque se trate de productos de primera necesidad.
La Guerra Civil Española entre 1936 y 1939 congela el brote de desarrollo, volviendo al trueque. Muchas familias de los pueblos del Pirineo marchan a Francia, otras se quedan.
Antonio y María estuvieron a punto de emigrar, pero el parto de un familiar les hace quedarse. En el pueblo no se quemaron las casas, únicamente se destruyó el puente de la carretera.
El paso de los dos bandos no supuso ninguna venganza en el pueblo, al contrario que había sucedido en otros de comarcas cercanas, posibilitando que la vuelta a la normalidad fuera rápida.
Por la barbería de Antonio pasaron soldados de ambos bandos, ayudando a continuar con el negocio. Esperaban momentos difíciles, pero el carácter y austeridad de los montañeses ya estaban acostumbrados.

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