lunes, 21 de noviembre de 2011

100 años emprendiendo: 1940-1976


El escenario económico de la posguerra es desolador en la provincia de Huesca. Se han colectivizado las mercancías y parte de los medios de producción, además la moneda republicana no tiene valor. Se comienza de cero.
María coge el autobús a Barbastro para comprar género para la tienda y la venta ambulante. Pasa la noche en Casa Pico donde va dejando la mercancía. Los comercios vuelven a estar suministrados gracias al apoyo de los proveedores.
La reconstrucción de infraestructuras destruidas durante la guerra posibilita los primeros jornales. Antonio y el hijo segundo trabajan durante dos años en la reconstrucción de la central eléctrica de Lafortunada.
Son años de escasez y de autoabastecimiento a partir del cultivo de la huerta y la cría de animales a partir de lo cosechado. La gran riada del Cinca del verano de 1942 se lleva toda la huerta. Los hermanos tienen que salir a servir por la comida.
A Zaragoza van el segundo hermano, que se enrola en el ejército, y la hija mayor, que sirve en casa de los empresarios de una fábrica textil que tras la guerra se trasladó de Graus a Zaragoza.
María enferma rápidamente y muere en el año 1946, pero la segunda generación ya comienza a tomar el relevo. El primogénito ya ha aprendido el oficio de comerciante y el segundo hermano ya ha vuelto del servicio militar.
La primera lección comercial la tuvo comprando a las mujeres pieles de conejo a cambio de un ovillo La Dalia para bordar. El valor en la tienda era de una peseta, pero él ganaba 15 céntimos más con el descuento que tenía.
Los hermanos mayores deciden emprender el negocio de una panadería para apoyar los ingresos de la barbería, la tienda y la venta ambulante. Los hermanos pequeños también se involucran en el proyecto.
El segundo hermano deja la casa en 1947 para casarse en un pueblo de la comarca cercana de Ribagorza donde la familia de su mujer regenta una posada fundada por su padre en el año 1915.
En 1949 compra un camión de segunda mano, proveniente del ejército, con el que comienza a dedicarse al transporte en la comarca durante casi cuarenta años hasta su jubilación.
Durante estos años participa en el desarrollo de sus vecinos transportando pasajeros, carbón, leche, ganado y todo cuanto pudiera cargarse en el camión. Le gusta el oficio y no le falta faena.
Los comienzos no fueron fáciles. La primera vez que fue a comprar un Austin Rover nuevo tuvo miedo de su precio, 300 mil pesetas al no saber si podría pagarlo. Por ello decidió comprar el Dodge viejo de 80 mil pesetas, que resultó más caro por las averías.
En la década de los 50 los hijos de María y Antonio van dejando la casa para trasladarse a las zonas industriales, principalmente Barcelona, al igual que lo hicieron miles de altoaragoneses.
Muchas casas de los pueblos quedan cerradas y decenas de pueblos totalmente abandonados provocando el despoblamiento generalizado de las comarcas del Pirineo de Huesca.
En los 60 comienzan los planes de desarrollo que permiten vitalizar la economía con incipientes polígonos industriales, créditos al turismo y la construcción de infraestructuras hidráulicas.
La década de 1970 va recogiendo los frutos de los planes de desarrollo económico permitiendo la consolidación de los negocios emprendidos por la segunda generación, así como el comienzo de nuevos, como es la hostelería.
Antonio muere el año 1976, coincidiendo con el comienzo de la democracia. Sus hijos ya han consolidado sus proyectos empresariales y pronto tendrán el apoyo de la tercera generación.
Los que emigraron a las zonas industriales progresan económicamente comprando coches utilitarios a finales de los 60, permitiendo el desplazamiento en las vacaciones a sus pueblos de origen.
Así, en los veranos, los pueblos vuelven a poblarse con estas familias, dando trabajo a los hostales y a los comercios. Es el embrión del desarrollo turístico que tendrá lugar en el último cuarto del siglo XX.

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