martes, 24 de enero de 2012

Mercado digital pero ...



En estas navidades las operadoras de telefonía móvil han echado el resto para captar nuevos clientes y, también, no perder los que ya tienen. Todas quieren acabar el año con el mejor resultado.

La continuas innovaciones en los sofisticadas terminales de telefonía móvil y el progresivo consumo de los servicios de Internet hacen que los clientes estemos propensos a comparar precios en las distintas operadoras.

En un mercado nacional con más de 48 millones de teléfonos móviles, es de esperar que haya reclamaciones. Los medios de comunicación continuamente comentan las quejas más comunes de los usuarios.

Los motivos habituales son problemas con la facturación, con la dificultad de comunicarse con las operadoras, así como la burocracia necesaria para darse de baja de un servicio.

A pesar de esta sensación de déficit de algunos aspectos del servicio, las operadoras están realizando muchos cambios para rebajar el nivel de conflictividad en la relación con sus clientes. Si no fuera así, las quejas aún serían mayores.

La telefonía móvil es la punta de lanza de un mercado digital de libre competencia. Al tratarse de un servicio digital, el cambio de operador podría hacerse en muy pocas horas, asemejándose a los mercados financieros.

De hecho, Apple tenía como proyecto para su iPhone 5 que el terminal no dispusiera de la tarjeta SIM de un operador, sino que Apple fuera la intermediaria entre el usuario y las operadoras, simplificando la forma de contratar servicios.

Ante esta realidad del mercado, las operadoras intentan llevarse bien con los clientes que les dejan sabiendo que, tal vez, en unos meses puedan volver a ser de nuevo un usuario.

En una carta te agradecen el tiempo de permanencia, te aseguran que ya no generará más gastos la línea, y te recuerdan que te estarán esperando cuando desees regresar nuevamente.

También, nosotros nos gusta una carta con este ánimo, porque pensamos que puede que haya posibilidades en el futuro. Con un sencillo gesto hemos roto la dinámica de sentirnos culpables de cambiar de empresa.

Son precisamente este tipo de emociones, como la de culpabilidad por cambiar a un operador que nos da mejores prestaciones, las que mantienen la conflictividad en la relación con las operadoras.

El origen de parte de los problemas surge en el no valorar adecuadamente las necesidades que tenemos tanto en las comunicaciones como en la necesidad del tipo de terminal.

En ocasiones contratamos servicios más caros que el de nuestras necesidades, para conseguir una mayor subvención de la terminal, de forma que la insatisfacción ya comienza el primer mes de facturación.

Una vez definidas las necesidades, la comparación de precios es muy fácil tanto por Internet como a través de los folletos de las operadoras. Comprobaremos que las diferencias tampoco son tan grandes.

Respecto a la facturación de los servicios, actualmente tanto a través de la página de Internet de la operadora, como por medio de aplicaciones podemos comprobar casi instantáneamente el consumo.

Así vemos, que al igual que se trata de un servicio digital, la capacidad de tomar decisiones igualmente la podemos hacer de forma digital, en vez de dejarnos llevar por las emociones.

Conforme estos servicios de comunicaciones tienden a no poderse diferenciar, como ocurre con la electricidad o el agua, la toma de decisiones se hace de una forma más racional que emocional.

El mismo tipo de comportamiento nos sucede con la adopción de todas las nuevas tecnologías. En sus inicios el peso del comportamiento emocional es mayor que el  racional.

Parte de la explicación de esta situación se debe a la denominada resistencia al cambio que, dicho de una forma positiva, es el mecanismo psicológico para mantener nuestra consistencia cognitiva.

Sin embargo, conforme nos vamos acostumbrando a asumir las innovaciones, nuestra resistencia al cambio va siendo menor y somos más dinámicos en la asimilación de las nuevas tecnologías.

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