Con esta reflexión sobre las Políticas de Innovación y Empleo finalizamos una serie de artículos sobre las Tendencias de I+D, en la que hemos tratado sobre los cambios geoestratégicos de los próximos años con la relevancia de la economía asiática, la cooperación empresarial internacional en I+D y, finalmente, las tecnologías tractoras de la economía en el próximo decenio.
El aspecto que nos queda por tratar es el de las Políticas de Innovación y Empleo que los gobiernos están poniendo en práctica para adaptar el tejido económico de su territorio a la nueva realidad que hemos descrito.
Analizaremos dos herramientas que no son innovadoras en su concepto, los polos de innovación y la formación en nuevas tecnologías, pero que sí están siendo utilizadas en distintas regiones europeas para mejorar la competitividad empresarial y afrontar la problemática del desempleo.
El objetivo de ambas herramientas es lograr mejorar la competitividad de las empresas mediante la innovación a través de la asimilación de las nuevas tecnologías tanto en la gestión, los medios de producción, como en la formación de los trabajadores.
Respecto a los Polos de Innovación, en la reciente presentación de la Red Aragon 7PM de centros de investigación, se expuso la experiencia de la región de Piamonte en Italia para posibilitar el acceso de las empresas al I+D con la utilización de este tipo de herramienta de desarrollo.
Los Polos de Innovación son agrupaciones de empresas con centros de investigación como organismos de coordinación entorno a una especialización sectorial. Sus objetivos son ofrecer servicios e infraestructuras con alto valor añadido, e identificar la demanda tecnológica de las empresas para guiar las políticas regionales en favor deI+D.
En el caso del Piamonte se han establecido 12 áreas sectoriales de desarrollo: Agroalimentación, Nuevas energias y biocombustibles, Arquitectura sostenible e Hidrógeno, Biotecnologías y Biomedicina, Química sostenible, TIC, Mecatrónica, Nuevas energías y mini hydro, Nuevos Materiales
Equipos, Sistemas y componentes para nuevas energías, Textil, y Creatividad Digital y Multimedia.
Estos Polos de Innovación trabajan en coordinación mediante grupos de trabajo con asociaciones empresariales, universidades y organismos públicos en el ámbito regional; a la vez que están en relación a nivel nacional con la Agencia para la Promoción de la Investigación Europea, y, a nivel europeo, con la red Entreprise Europe Network.
Respecto a la formación de los trabajadores en Nuevas Tecnologías para posibilitar la competitividad de las empresas, se está hablando mucho del éxito del modelo Alemán que, con variantes, está siendo imitado por otros paises europeos.
Cuando comenzó la actual crisis económica, Alemania posibilitó que las empresas con dificultades pidieran subvenciones para que sus trabajadores hicieran menos horas, pero no perdieran su puesto de trabajo y mantuvieran la relación con el entorno laboral.
Durante las horas subsidiadas por el estado, los trabajadores asisten a programas de formación en nuevas tecnologías para que estén preparados cuando la empresa vuelva a incrementar su carga de trabajo.
Con el modelo Alemán se logra un beneficio mutuo tanto para la empresa como para el trabajador. La empresa consigue reducir costes adaptando las jornadas a las necesidades de la demanda, y el trabajador no pierde la vinculación con la empresa.
Además, mediante la formación del trabajador se posibilita la adaptación de la empresa a las nuevas tecnologías que necesita para mantener su competitividad en el mercado.
La puesta en marcha de ambas herrramientas, los polos de competitividad y la compaginación del trabajo y la formación en nuevas tecnologías, no son instrumentos fáciles de poner en práctica debido a las necesidades de financiación que requieren y el tiempo necesario para optimizar el sistema y lograr los resultados pretendidos.
Pero, previo a este requerimiento financiero es importante conseguir la creación de una ambiente colaborativo tanto en el ámbito organizativo como institucional que permita el adaptarse a las nuevas necesidades que estos cambios globales están requiriendo.
Así, en este clima colaborativo, aunque no se cuente previamente con este tipo de recursos, tanto las empresas como los trabajadores pueden acordar inversiones y formación en nuevas tecnologías que posibiliten la mejora de la competitividad.
Es precisamente esta actitud colaborativa la que favorece la adaptación al entorno cambiante, deviniendo las debilidades en fortalezas, y las amenazas en oportunidades, en vez de estar ocupados en afrontar las tensiones internas de las partes involucradas.
Igualmente, esta actitud colaborativa con una estrategia de “ganar-ganar”, es necesario asimilarla en un ámbito macroeconómico donde cada vez va ser más dificil incrementar la cuota de exportación, pretendida por todos los paises como motor de sus economías, y habrá que llegar a negociaciones bilaterales para equilibrar las balanzas comerciales.
El aspecto que nos queda por tratar es el de las Políticas de Innovación y Empleo que los gobiernos están poniendo en práctica para adaptar el tejido económico de su territorio a la nueva realidad que hemos descrito.
Analizaremos dos herramientas que no son innovadoras en su concepto, los polos de innovación y la formación en nuevas tecnologías, pero que sí están siendo utilizadas en distintas regiones europeas para mejorar la competitividad empresarial y afrontar la problemática del desempleo.
El objetivo de ambas herramientas es lograr mejorar la competitividad de las empresas mediante la innovación a través de la asimilación de las nuevas tecnologías tanto en la gestión, los medios de producción, como en la formación de los trabajadores.
Respecto a los Polos de Innovación, en la reciente presentación de la Red Aragon 7PM de centros de investigación, se expuso la experiencia de la región de Piamonte en Italia para posibilitar el acceso de las empresas al I+D con la utilización de este tipo de herramienta de desarrollo.
Los Polos de Innovación son agrupaciones de empresas con centros de investigación como organismos de coordinación entorno a una especialización sectorial. Sus objetivos son ofrecer servicios e infraestructuras con alto valor añadido, e identificar la demanda tecnológica de las empresas para guiar las políticas regionales en favor deI+D.
En el caso del Piamonte se han establecido 12 áreas sectoriales de desarrollo: Agroalimentación, Nuevas energias y biocombustibles, Arquitectura sostenible e Hidrógeno, Biotecnologías y Biomedicina, Química sostenible, TIC, Mecatrónica, Nuevas energías y mini hydro, Nuevos Materiales
Equipos, Sistemas y componentes para nuevas energías, Textil, y Creatividad Digital y Multimedia.
Estos Polos de Innovación trabajan en coordinación mediante grupos de trabajo con asociaciones empresariales, universidades y organismos públicos en el ámbito regional; a la vez que están en relación a nivel nacional con la Agencia para la Promoción de la Investigación Europea, y, a nivel europeo, con la red Entreprise Europe Network.
Respecto a la formación de los trabajadores en Nuevas Tecnologías para posibilitar la competitividad de las empresas, se está hablando mucho del éxito del modelo Alemán que, con variantes, está siendo imitado por otros paises europeos.
Cuando comenzó la actual crisis económica, Alemania posibilitó que las empresas con dificultades pidieran subvenciones para que sus trabajadores hicieran menos horas, pero no perdieran su puesto de trabajo y mantuvieran la relación con el entorno laboral.
Durante las horas subsidiadas por el estado, los trabajadores asisten a programas de formación en nuevas tecnologías para que estén preparados cuando la empresa vuelva a incrementar su carga de trabajo.
Con el modelo Alemán se logra un beneficio mutuo tanto para la empresa como para el trabajador. La empresa consigue reducir costes adaptando las jornadas a las necesidades de la demanda, y el trabajador no pierde la vinculación con la empresa.
Además, mediante la formación del trabajador se posibilita la adaptación de la empresa a las nuevas tecnologías que necesita para mantener su competitividad en el mercado.
La puesta en marcha de ambas herrramientas, los polos de competitividad y la compaginación del trabajo y la formación en nuevas tecnologías, no son instrumentos fáciles de poner en práctica debido a las necesidades de financiación que requieren y el tiempo necesario para optimizar el sistema y lograr los resultados pretendidos.
Pero, previo a este requerimiento financiero es importante conseguir la creación de una ambiente colaborativo tanto en el ámbito organizativo como institucional que permita el adaptarse a las nuevas necesidades que estos cambios globales están requiriendo.
Así, en este clima colaborativo, aunque no se cuente previamente con este tipo de recursos, tanto las empresas como los trabajadores pueden acordar inversiones y formación en nuevas tecnologías que posibiliten la mejora de la competitividad.
Es precisamente esta actitud colaborativa la que favorece la adaptación al entorno cambiante, deviniendo las debilidades en fortalezas, y las amenazas en oportunidades, en vez de estar ocupados en afrontar las tensiones internas de las partes involucradas.
Igualmente, esta actitud colaborativa con una estrategia de “ganar-ganar”, es necesario asimilarla en un ámbito macroeconómico donde cada vez va ser más dificil incrementar la cuota de exportación, pretendida por todos los paises como motor de sus economías, y habrá que llegar a negociaciones bilaterales para equilibrar las balanzas comerciales.
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