jueves, 8 de febrero de 2018

Relato económico

Relato económico

Mi madre me aconsejó que acudiera a los entierros. Gracias a la publicación de las esquelas en los tablones de anuncios es posible hacerlo. Es un último adiós a un vecino.
Además de acompañar a la familia en el duelo, es una manera de homenajear la vida del fallecido. Los vecinos comentan cómo era la persona y a qué se dedicaba, siempre con un carácter positivo.
Con cada vecino que se va, se va deshilando la historia de una generación cuyos superviviente van viendo como su mente se van hilando con los recuerdos de aquellos que se fueron.
Cada vez es más frecuente que algún amigo o familiar lea un texto al finalizar la ceremonia que habla sobre la vida del difunto. Es una tradición anglosajona para homenajear su legado.
En ocasiones se habla sobre su actividad económica. Esto hace que sirva de escusa para luego seguir comentando al acabar el entierro y, así, conocer mejor la historia económica de una población.
Vuelves a casa con otra capa de información sobre los comercios. Te hablan de tiendas que ya no existen pero las conociste y ya no recordabas y de otras que dejaron de funcionar antes que tu nacieras.
De esta forma, en la calles más comerciales las persianas se ha ido abriendo día a día durante siglos cambiando los que la regentaban, pero no así su actividad. La tradición gremial así lo encaminaba.
Nos encontramos con nombres de calles que recuerdan esta actividad. Así, “los hornos” o “la fustería”. No ha sido hasta el último cuarto del siglo XX (con la llegada de los supermercados) que se fue rompiendo este traspaso continuo de la actividad.
También ha sido con la generalización de la grandes superficies en las afueras de las ciudades como se han ido despoblando este tejido comercial que durante cientos de años se había creado en las calles del centro.
A la par, el Internet Móvil de los Smarphone ha posibilitado que se vaya acelerando la digitalización de la economía y se vaya perdiendo esa referencia contextual de la economía con un determinado lugar geográfico.
De esta manera se va disipando el “relato económico” de las poblaciones, aquello que las hacía diferentes y permitía compartir aquella identidad construida durante siglos por los artesanos y comerciantes.
Alguno se preguntara para qué puede servir el mantener ese “relato económico”. Su necesidad viene para mantener la idiosincrasia y la cohesión social necesaria para afrontar los retos futuros.
En un momento donde se ha ido cayendo las grandes cosmovisiones tras la caída del muro de Berlín, la importancia de la historia ya no es tanto como descripción objetiva, sino como relato estructurador de una sociedad.
Y en un ámbito cercano, como es una población, supone el mantener la cohesión social y el dinamismo asociativo y empresarial necesarios para mantener la ilusión y la supervivencia futuras.
No nos equivoquemos pensando que la tecnología lo soluciona todo. Este ha sido una percepción que se ha tenido en cada una de las grandes revoluciones industriales que han ocurrido.
Las actitudes emprendedoras no han cambiado significativamente desde nuestro bisabuelos hace tres generaciones. La forma de afrontar los problemas no ha sido tan distinta como nos pueda parecer.
El “relato económico” de una población tiene que ver más con la manera como su gente ha ido resolviendo las problemáticas que le ha tocado vivir que con una enciclopedia de la historia empresarial.
Tal vez, cuando se habla que una sociedad sea más emprendedora que otra, tenga que ver con la manera con la que se ha sabido transmitir ese legado a las nuevas generaciones.
Esta actitud sí que es resolutiva, la de tener la convicción que se va a ser capaz de salir adelante, y no sólo de forma individual, sino como sociedad. Y esta solución la han hecho posible todos los vecinos que nos dejan.
Mis padres ocupan un nicho en la parte antigua del cementerio. Cada año veo como son más los vecinos, con los que compartieron ocio y negocio, que se van uniendo a esta nueva vecindad.


Daniel VALLÉS TURMO
Noviembre 2016

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