Senderos
La
última encuesta de hábitos deportivos, elaborada por el Consejo
Superior de Deportes, revela que el senderismo y el montañismo
fueron el tercer deporte más practicado por los españoles en el año
2015. Es una realidad que podemos ver cada fin de semana por toda la
red de senderos que cuenta nuestra provincia. Cada vez más personas
realizan recorridos por la naturaleza.
Los
senderos es un legado que nos han ofrecido nuestros antepasados.
Durante siglos han servido para comunicarse las personas yendo
andando o con las caballerías de un sitio a otro.
Hoy
en día, este activo tan atractivo que es la naturaleza tiene que
regularse para dar cabida a todos los intereses. Así, el auge de las
bicicletas de montaña hace que en algunas ocasiones los senderistas
tengan que ir con cuidado.
El
problema no es que pase una bicicleta, sino que esté lleno de
bicicletas. En este caso, la experiencia del senderismo ya no es tan
apacible ni seguro como podría imaginarse en un principio.
Lo
mismo sucede con las motos, aunque en menor número, que circulan
igualmente por los senderos señalizados y van a una velocidad
todavía mayor. Aquí, el peligro se incrementa.
En
el periodo de caza es muy habitual encontrarte con una batida de
cazadores a mitad de la excursión en un sendero señalizado. Aquí,
tenemos un problema todavía más serio.
En
algunas comarcas, la caza mueve la economía atrayendo turismo en un
periodo de menor demanda, pero habría que intentar que no fuera
incompatible con la práctica del senderismo.
La
economía de la caza es muy antigua. Mi abuelo paterno ya era ojeador
de caza mayor antes de la guerra civil. Mi padre me contaba que ya
suponía una buena fuente de ingresos en el área de la Sierra de
Guara.
Hoy
en día, el pueblo de mis antepasados es parque natural y muchos de
los habitantes viven de los turistas que practican barranquismo,
senderismo, bicicleta de montaña y carreras de montaña.
Sin
embargo, en algunas zonas es muy difícil poder hacer senderismo sin
escuchar tiros o encontrarte cazadores. Ocurre hasta en las rutas
planificadas por los clubes de montaña.
No
se puede saber con antelación la zona donde se van a hacer las
batidas. Se deciden a última hora y únicamente está la obligación
de poner un aviso en un acceso a dicha área.
En
ocasiones ocurre que ese cartel te lo encuentras a mitad del
recorrido porque en el punto que comenzaba el sendero no había
ninguna información. La normativa dice que te tienes que dar la
vuelta.
Mucho
peor es cuando estás haciendo un sendero señalizado de gran
recorrido (GR) y a la vuelta de una colina te encuentras una batida
de caza mayor. Entonces, tienes que retroceder igualmente.
Para
evitar estas situaciones, cuando planeamos salidas en los clubes,
llamamos al ayuntamiento de la zona para que nos adviertan si va a
ver caza en el recorrido escogido. De esta forma no nos encontramos
las situaciones descritas.
Pero
esto no es factible que lo hagan la mayoría de las personas que van
a hacer senderismo. Al revés, muchas personas ya se disuaden de
hacer senderismo en el periodo de caza.
Ocurre
que, en muchas de las áreas donde esto sucede, el mejor momento para
hacer senderismo es el otoño y el invierno, que coincide con el
permiso para realizar la caza mayor.
Por
eso mismo, habría que pensar en soluciones que favorecieran la
práctica de los dos deporte (caza y senderismo) y que posibilitara
el desarrollo económico por ambas actividades.
Una
inmediata y sencilla es que se señalizaran el acceso a la zona de
batida desde los senderos que la recorren y en los paneles de
señalización desde donde suelen iniciarse las rutas.
Igualmente,
sería muy útil que se comunicara a la Federación Aragonesa de
Montaña con antelación los senderos que van a estar inutilizados
durante las batidas para poder consultarlo en Internet cuando se
planifican las salidas. De esta forma se evitarían las situaciones
descritas y se podría realizar senderismo en estas zonas,
aprovechándose del auge que está teniendo esta actividad deportiva.
Daniel
VALLÉS TURMO
Enero 2017
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