jueves, 8 de febrero de 2018

Hackeados

Hackeados

Una amiga me pasa una grabación de una conferencia que ha escuchado de Ignacio Hernández Medrano sobre “Big Data en el Sector Sanitario”. Le tengo que decir “qué me parece”.
Ignacio es neurólogo en el Hospital Ramón y Cajal y con una carrera en gestión sanitaria. Es aceptado por la Singularity University en Silicon Valley para desarrollar el proyecto “Savana” de transformación de la sanidad con Inteligencia Artificial.
Comienza su charla explicando un concepto “contraintuitivo”. Entender la diferencia entre una tecnología lineal y una exponencial, que sea disruptiva. Así, la tecnología de la ropa es lineal y la computación es exponencial.
Nos dice que nuestro cerebro no está preparado para comprender el concepto de exponencialidad porque en nuestra evolución no hemos tenido que enfrentarnos a esa aceleración de la evolución, siendo nuestra mente lineal.
Primer sesgo cognitivo. El “ver las tecnologías paradas”. El comentario habitual de que hace tiempo que lo vamos viendo en las películas pero no acaba de suceder en la realidad.
Lo mismo nos sucede con muchas tecnologías, como es el caso de la Inteligencia Artificial. Recuerdo haber asistido a uno de los primeros congresos en España en el año 1986 y no “sentir” que se ha evolucionado mucho.
Lo mismo con otro tipo de tecnologías. He sido un fan de los museos de la ciencia europeo recorriendo gran parte de ellos porque pensaba que su difusión era muy importante para la educación. Y cuando los vuelvo a visitar, no veo diferencias.
Segundo sesgo cognitivo. Cuando finalmente llegan estas tecnologías las asumimos tan rápidamente que “nos parece que no han llegado”. Olvidamos muy rápidamente cuando las comenzamos a usar.
Esto nos ha pasado a todos los que comenzamos con los primeros ordenadores de difícil uso y que teníamos que esperar a que el encargado del centro de cálculo nos pasara aquellos rollos continuos de papel pijama.
Y mucho más recientemente con los teléfonos. Mi primer teléfono móvil iba en una caja que medía 50 cm. por 30 cm. por 15 cm. de alto. El último era 15 cm. por 10 cm. por 5 cm. de alto
Tercer sesgo cognitivo. Pensar que “las cosas van despacio”, pero lo es en comparación con lo rápido que irán en adelante. Es la diferencia entre la velocidad y la aceleración.
Esto nos está ocurriendo con la nueva medicina personalizada basada en la genética, a la que se le atribuyen grandes expectativas que no acaban de llegar, pero si se están desarrollando grandes avances.
Cuarto sesgo cognitivo. Creer que eso “sí está sucediendo, pero no en nuestro caso”. Tenemos una resistencia al cambio que hace que tengamos que romper algunas barreras psicológicas.
Quinto sesgo cognitivo. Miramos a nuestro alrededor y vemos que hay cosas muy retrasadas (“mira como estamos”), que nos lleva a hacer creer que no puede ocurrir eso que se espera.
El autor le llama el “síndrome de la pared amarilla”. Se refiere al doctor que está en su consulta con unos medios escasos y no puede atribuir realidad a los avances que se preven.
Una de estas tecnologías exponenciales y disruptivas (porque cambian radicalmente la forma de hacer las cosas) es la inteligencia artificial proveniente del análisis de los datos.
Así, el impacto no es el Big Data, sino la inteligencia artificial que los analizará. El verdadero cerebro de una transformación digital que estamos viviendo y que hará que la realidad sea lo que haya detrás de una pantalla.
Ignacio finaliza la charla diciendo que el mundo digital no entra por la puerta de delante. No entra por las estrategias, ni por la política, sino que el mundo digital te “hackea”. Entra por la puerta de atrás, sin darte cuenta que ya ha entrado.
Como aquel “iPhone” tan bonito que nos enseñó Steve Jobs y que los ejecutivos de Nokia pensaron que no era un aparato serio y no merecía considerarlo como competencia.
Como Sol, un caniche que temporalmente dejó mi hermano a mi madre y que ya no volvió a abandonar la casa. De esta manera somos “hackeados” por las tecnologías disruptivas.


Daniel VALLÉS TURMO
Diciembre 2016

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