miércoles, 14 de febrero de 2018

Una buena pregunta

Conozco una persona que se ha comprado un sensor termostato inteligente “Nest Learning” que cuesta 249 euros. Es la tercera generación de este dispositivo que salió al mercado ya en el 2011. Aprende la temperatura que nos gusta, va conociendo nuestras rutinas y las predice.
Conectado a los teléfonos móviles de los que habitan la casa, baja la temperatura cuando no hay nadie y conoce cuando vamos a llegar. Sería una aplicación de lo que llamamos “Big Data”.

De vez en cuando le pregunto sobre el ritmo de aprendizaje del aparato, pero parece que no “progresa adecuadamente” y todavía tiene que hacer muchas modificaciones manualmente. Aunque, posiblemente, conforme tenga más datos irá haciendo predicciones mejoradas.
Aparentemente, el precio no es muy caro por el gasto que supone la calefacción en las viviendas y, sobre todo, en las casas de más de una altura. De forma que se supone puede ahorrarnos mucho dinero. Un termostato básico cuesta unos 30 euros y uno programable de calidad se sitúa en los 150 euros.

A los humanos nos encanta que nos digan “no piense, ya lo hacemos nosotros por usted”. Prueba de ello es que nos cuesta cambiar de compañía de suministros porque posponemos la búsqueda de información.
La televisión está repleta de anuncios que nos incitan a comparar el precio y las prestaciones de nuestros suministros, sobre todo el teléfono y lo seguros. Luego, si vamos a las páginas de Internet, nos ofrecen sistemas que nos asisten a buscar la tarifa que más se adapta a nuestras circunstancias.
Los que hemos vivido en comunidades con calefacción central conocemos de sobra esa despreocupación. “Sea cual sea tu conducta vas a pagar parecido”. Y esto lleva, muchas veces sin mala fe, a la ineficacia.
Así, es habitual ver que se ventilan las viviendas durante más tiempo del necesario y que se está a una temperatura elevada dentro de la casa. Acabamos por acostumbrarnos sin darle importancia.
Una nueva legislación está obligando a que haya contadores individuales en este tipo de calefacción comunitaria, aunque muchas comunidades han optado por la instalación de calderas individuales.

Cuando llega ese momento, cada factura que nos llega nos incita a preguntarnos sobre si estamos utilizando adecuadamente la calefacción. En Internet encontramos un montón de consejos para hacer un uso adecuado.
Pero, desgraciadamente, no podemos aplicar de forma automática la lista de cosas a tener en cuanta. Todas estas listas comienzan diciendo que debemos tener un buen aislamiento. De nada sirve producir energía si se nos va por las ventanas y puertas.
No voy a enumerar este listado que es fácil encontrar, sino incitar a hacernos algunas preguntas. Una de ellas es ¿A qué hora deberíamos ventilar la casa y durante cuánto tiempo?.
Preguntando a conocidos, muchos lo hacen a la hora de hacer las habitaciones, que suele ser por las mañanas. Es una costumbre que se ha ido manteniendo. Propongo que hagamos el ejercicio durante una semana de apuntar en un papel la temperatura exterior cada hora. Un alcorce es consultar la predicción por horas en nuestro municipio de la Agencia Española de Meteorología.
¿Cuál es el resultado? En el mes de enero, hay una diferencia de unos 8 grados entre las 9 de la mañana y las 3 de la tarde. De manera que la pérdida de temperatura de la vivienda es muy superior.
¿Durante cuanto tiempo debemos ventilar? Los expertos hablan de unos 10 minutos como máximo. Así, si ventilamos al mediodía y durante un máximo de ese tiempo, apenas perdemos unas décimas de temperatura en el interior, de manera que logramos un ahorro sustancial.
Algo parecido ocurre en el ámbito empresarial. Cada cierto tiempo se van escuchando “discursos perfumados” de metodologías, tecnologías y asesores que van a solucionarnos todos nuestros problemas.
Su publicidad dice “que lo dejemos en manos de expertos”. Yo estoy de acuerdo en una parte del enunciado, en la de quién debe implementar las soluciones, pero no en liberarnos de cuestionarnos hasta encontrar “una buena pregunta”.
Sobre todo existe una pregunta genérica que no deberíamos de hacernos cada día: “¿Qué tenemos que hacer muy bien para que sigamos teniendo éxito?”.

Publicado en Diario de Altoaragón el 14 de febrero de 2018



Daniel VALLÉS TURMO

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