jueves, 1 de febrero de 2018

Píldora azul o roja

Un emprendedor siempre me aludía al dilema que Morpheus le plantea a Neo en la película “Matrix” (1999) sobre la elección de tomar la píldora azul o la pastilla roja. Recordemos lo que le dice.
Esta es tu última oportunidad. Después de esto, no hay vuelta atrás. Toma la píldora azul: el cuento termina, despiertas en tu cama y creerás lo que quieras creer. Toma la píldora roja: permaneces en el país de las maravillas y te mostraré qué tan profundo llega la madriguera. Recuerda, todo lo que estoy ofreciendo es la verdad, nada más”.

Llevado este dilema a nuestra actualidad, la elección supone abrazar laboriosa verdad de la realidad (pastilla roja) o la ignorancia de la ilusión (pastilla azul). Por cierto, este emprendedor optó por la píldora roja.
En cualquier proyecto, personal o empresarial, hemos tomado una de estas píldoras, conscientes o no. En muchas ocasiones nos dejamos llevar por el entorno y, en pocas como le ocurre a Neo (el protagonista de Matrix), nos cuestionamos los que estamos viviendo.
También puede suceder que el día a día no nos deje hacer este planteamiento. Aquello que el árbol no nos deja ver el bosque. Es algo muy habitual que a todos nos ha sucedido.

Veamos un ejemplo. En cierta ocasión, me invitaron a colaborar en un capítulo para un libro. Era una persona muy entusiasta y muy preparada que me dijo llevaba 30 años con el proyecto. Nunca le parecía que estuviera acabado.
Le conté una experiencia personal reciente y le aconsejé que maquetara cuanto antes lo que tenía y lo mandara al corrector, pues siempre se podía hacer añadidos en ediciones posteriores. Parece que le convencí, pues al mes ya lo había enviado.
Tenía la publicación guardada, casualmente, en un “pendrive” azul que conservaba recelosamente con varias copias de seguridad. Gracias a Dios pronto veremos el libro, pero podría haberse quedado en ese “pendrive” azul sin llegar a ver la luz. La próxima vez que le vea, le regalaré uno de color rojo.

La película Matrix es una parábola contemporánea, pero esta forma de relatar las ideas es tan antigua como la historia de la humanidad cuando nuestros ancestros se sentaban entorno al calor del fuego. Podíamos decir que la llevamos en nuestros genes.
Jesús, como nos cuentan los evangelios, transmitía sus ideas con parábolas. Veamos un ejemplo de Mateo 25, 1-13 en el que se nos habla de un dilema, en cierta manera, similar al planteado en Matrix.
Por eso, el Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes. Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos.
Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas. Pero a medianoche se oyó un grito: ‘Ya viene el esposo, salgan a su encuentro’. Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas.
Las necias dijeron a las prudentes: ‘¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?’. Pero estas les respondieron: ‘No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado’.
Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta. Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: ‘Señor, señor, ábrenos’, pero él respondió: ‘Les aseguro que no las conozco’. Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.”

En esta ocasión no se nos plantea ningún dilema sino una actitud, el de estar atentos que, en definitiva, es optar por la pastilla roja, la de permanecer pegados a nuestra realidad.
San Ignacio de Loyola llamaba a esta actitud “mantener el discernimiento”, ser fieles al propósito que nos hemos fijado y no distraernos del mismo. Como se puede ver, tiene una clara aplicación en el ámbito empresarial. 
A pesar de la situación antigua que nos plantea la parábola, el uso de lámparas de aceite y rol femenino, entendemos perfectamente el mensaje. A no ser que mantengamos la actitud de fijarnos en el dedo en vez de la luna.
Así, podríamos decir que con las linterna de LED actuales no existe tal problema porque duran muchas horas, como es el caso de la bonita lámpara “FolowMe” diseñada por Inma Bermudez.

Daniel VALLÉS TURMO

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